En la entrega de ayer, hablamos de la avenida Bolívar, esta tuvo otra fase, la cual se complementó con el proyecto denominado Boulevard, una obra complementaria, que, entre cuyos objetivos figuraba, conservar y arraigar tradiciones y donde el espacio lo permitiera construir edificaciones que agrupara servicios, para facilitar el diario trajín de la ciudadanía. Hoy entregaremos la primera parte de este trabajo. Mañana en la segunda entrega estará enfocado en lo social, cultural, humanización y sentido de pertenencia de estas cuadras emblemáticas enclavadas en el corazón de la ciudad de Valera.
La obra se proyectó en 1976, su primera etapa se inauguró en 1979 y para 1986 se logró completar las ocho cuadras del proyecto original, el cual sufrió muchos cambios y modificaciones del que había presentado el arquitecto merideño, J. Alberto Albornoz.
“La zona adyacente de la avenida era con el fin de arborizar y se construyeron caminerías y las dos primeras manzanas ubicadas entre las calles 12 y 14 fueron destinadas para una serie de espacios verdes denominados Plaza de las Flores, de los Pintores, de los Turistas y Artesanía, ubicación de cafetines, etc.”, explicaba José Muchacho Bertoni, hombre orquesta de ese proyecto.
“Todo eso requirió de esfuerzos conjuntos y continuos, en razón de ello la Empresa de Desarrollo Urbano (Emdutruca) se dirigió al Concejo Municipal a objeto que se realizara una reunión para intercambiar ideas sobre la realización del boulevard y junto a otros entes competentes se constituyó una compañía que llevó adelante el proyecto y se mantuviera vigilancia, mantenimiento y uniformidad. Fue un acuerdo integrador entre todos los sectores en pro de darle a Valera los espacios requeridos y merecidos.”
Un gran equipo de trabajo
Muchacho Bertoni, ex gobernador, artífice y propulsor de este gran proyecto en su periodo al frente del gobierno regional, nos decía que para lograr todas esas cosas buenas en favor del desarrollo de Trujillo y en el caso de Valera, tuvo la fortuna de contar con un excelentísimo equipo humano de trabajo, quienes se esmeraban en hacer las cosas bien: “Teníamos un equipo de trabajo maravilloso, entre ellos estaban dos de mis más grandes colaboradores, el ingeniero Ernesto Rosales y el arquitecto Gilberto Cañizales, dos excelentes amigos que intervinieron para la materialización de este proyecto, que lastimosamente ya no están con nosotros. Quedamos pocos.”
Reconoce Muchacho Bertoni que, el apoyo, respaldo, dedicación, entrega y compromiso de aquel equipo humano, fue factor fundamental en la cristalización de muchos proyectos y de todas esas obras de envergadura que pensaron, organizaron y se lograron trasformar en realidad.
Por su parte, el geógrafo Francisco González Cruz también resalta ese esmero por parte del equipo de trabajo que estuvo al frente de la realización de la avenida Bolívar y del Boulevard. “Eso fue maravilloso. Mucho talento y entrega como la de Ernesto Rosales quien se entregó de corazón a esa magnífica obra, emblemática para el desarrollo de la ciudad. El boulevard hacia el oeste, a todo lo largo fue una maravillosa idea”, sostiene el rector emérito de la Universidad Valle del Momboy.
Otra de las personas que mucho tuvo que ver con estas grandes ideas para la ciudad, fue el ingeniero Reinaldo Parilli, quien desde su residencia en la ciudad de Barinas nos dijo lo siguiente: “Fueron dos obras que se entrelazaron entre ellas, la ampliación de la avenida Bolívar era una necesidad impostergable, en eso trabajó mucho Chuchi Muchacho, él dedicó mucho empeño en lograrlo, sobre todo en esa segunda etapa, la más importante. La idea era darle a Valera una arteria vial más funcional y moderna, la cual permitió un mejor desarrollo de la ciudad en todos sus aspectos.
Recuerdo que la ampliación de la avenida se complementa con la construcción del llamado boulevard, ahí estuvimos junto a todo el Grupo Muchacho Hermanos, con Chuchi Muchacho al frente, él sería quien comenzó todo y se culminó en el gobierno de Eleazar González. Esos trabajos se relanzaron entre la calle 15 y la calle 6, para logar eso, se debió expropiar varias casas y sobre todo establecimientos comerciales, hoteles, pero todos entendieron que era con el fin y propósito de brindarle a Valera lo que requería, y que además era necesario”, nos apuntó el ingeniero Parilli.
Interés por mejorar, pero falta más
En los últimos meses hemos visto el interés por parte de las autoridades municipales, Alcaldía de Valera, en mejorar la situación de estos lugares, el primer logro fue haber sacado todos los tarantines de la “economía informal” del lugar, lo han saneado por esa parte, se han hecho algunos arreglos, una limpieza general, pintura, pero aun así, creemos que el esfuerzo y disposiciones debe continuar, es decir, que sean constantes, deben ir más allá, profundizar más en las soluciones, multiplicarlas, hacer correctivos más firmes, ampliar la vigilancia, entre otras cosas, arborizarlo donde se requiera, iluminación, concretar acuerdos organizados y planificados para darle una verdadera utilidad a cada sector, a través de actividades y veladas que en verdad se enfoque en la colectividad y ciudadanía, que todo se canalice a través de un fluido y eficaz mantenimiento, planificación y orden. Hay mucho por hacer.
Para que esta alameda tenga un buen funcionamiento y siempre esté bien presentable, necesita darle continuidad en las mejoras del ornato y limpieza como prioridad.
Compromiso y ciudadanía
Las autoridades municipales, como gerentes de la ciudad, tienen la entera responsabilidad de buscar los mecanismos apropiados y certeros para mantener sanas y atractivas estas áreas, así como muchas otras de esta Valera adolorida y triste por la falta de amor de quienes la han regentado por años y de quienes la habitamos. Cuando hablamos de quienes la habitamos, es un llamado de atención para los valeranos, porque si las autoridades tienen responsabilidad, nosotros sus habitantes también somos corresponsables de la situación al permitir tanta desidia y anarquía, muchas veces hasta contribuimos con ello. La ciudadanía también tiene su cuota de aportar para el bien del lugar.
Lo espléndido se
convirtió en un caos
Con el tiempo, aquel bello boulevard, su esplendor, su ornato, limpieza, cuido y el fin para el cual fue creado, se convirtió en epicentro del comercio informal, donde se observan a diario todo tipo de vendedores, entre “otras cosas”, fue tomado como espacio únicamente para ello, donde el caos se hace presente todos los días, donde la delincuencia hace sus desmanes en contra de la colectividad. En pocas palabras, un lugar que fue proyectado para fines culturales, de embellecimiento, esparcimiento, encuentro familiar, etc.; se convirtió en uno de los peores lugares de la ciudad. Vivimos en un lar donde las cosas parecen marchar de cabeza.
Repensar a
Valera es…
SABER que, los valeranos requerimos, necesitamos y exigimos de un boulevard por el cual el ciudadano de a pie, aquel valerano que le gusta caminar su ciudad pueda hacerlo sin temores, sin tener que preocuparse. El boulevard es parte del corazón de la ciudad, de su trajinar diario, por lo tanto nos debe mover a todos y todos debemos ocuparnos sano y en las mejores condiciones. Ahí les dejamos eso. EHG