TEXTO Y FOTOS: YANARA VIVAS
Ser Bombero en Venezuela es sin duda vocación de servicio, por encima incluso del pago, pero ser Bombero Universitario va más allá, al mezclar esa vocación con el sentido de pertenencia y el orgullo institucional, convirtiendo a los “Bomberos Universitarios” del país en una gran familia; esa familia, tan propia como la de sangre, siendo reconocidos como héroes no solo por quienes rescatan, sino por sus propios hijos, en quienes han sembrado ese compromiso social.
Los Bomberos de la Universidad de Los Andes, institución creada en 1976, con un equipo de jóvenes voluntarios, institución remunerada a partir de 1993, y recientemente convertida en Dirección, dependencia adscrita al Rectorado, cuenta con casi 46 años de historias, compartidas entre padres e hijos.
El Comandante de los Bomberos ULA, Svante Durand, si bien, tiene algunos primos bomberos en la capital del país, descubrió su vocación de servicio, incluso contrariando a su padre, profesor universitario, quien le repetía constantemente “ser Bombero no da dinero” sin embargo, tras sufrir un accidente fuera del estado y rescatado por bomberos, este pidió avisarle a su hijo “el comandante de los bomberos universitarios” dejando claro, que a pesar de no ganar mucho, su padre sentía orgullo de tener un hijo bombero.
Entre las varias anécdotas que recuerda el Comandante Svante Durand, cuenta sobre una oferta de trabajo muy bien remunerada, que tuvo que rechazar ante la solicitud de su hijo mayor, pues el pequeño temía perder a su padre. Hoy día, el joven, estudiante de ingeniería, comparte con su padre la vocación de servicio en el mismo comando.
O como un sobrino, actualmente migrante, comentaba a sus compañeros del colegio con orgullo, “él es mi tío” mientras daba charlas o lo buscaba en el colegio donde el pequeño estudiaba.
El Capitán Manuel Suarez, fue criticado por su familia, todos profesionales, al dejar su carrera de aula por el cuartel de bomberos universitarios, asumiendo un reto ante la proximidad de la llegada de su primer hijo. Situación que perduró hasta que, durante unas vacaciones su hijo acompañado por su abuelo, sufrió un colapso en una fiesta, siendo atendido por un señor desconocido, quien le salvo la vida. Al preguntar su papá ¿quién era aquel héroe? para agradecerle, se trataba de un bombero, cambiando el concepto familiar, llegando incluso su progenitor a ofrecer disculpas por no haberlo entendido hasta entonces.
No hay mayor orgullo que los hijos quieran seguir sus pasos, ello demuestra su identificación y admiración a éstos héroes comprometidos con el servicio a la ciudadanía. En la ULA, son varios los hijos que están formando o desean formarse como bomberos.
Tal es caso de la pequeña Mariángeles Suarez, hija del Capitán Bombero ULA, Manuel Suarez, de doce años, para quien su papá es su propio superhéroe, aunque a veces se angustia cuando sabe que están atendiendo alguna dificultad, como la pasada tragedia de Tovar, donde la telefonía fue afectada, tardando en comunicarse. “Cuando papá llega con uniforme al colegio, mis compañeros lo identifican rápidamente, y quieren hacerse fotos con él, lo admiran, lo ven como un héroe” cuenta Mariángeles, llena de orgullo, al contar como su padre ha tenido que enfrentar situaciones difíciles y de alto riesgo, para ayudar a personas en peligro, por ello a diferencia de sus compañeros, ella no lo ve como un héroe, está segura de que su papá ¡es un Héroe!
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