Bodas de plata del Padre Argenis Torres “Doy gracias a Dios por mi vida cristiana”

Desciende de una familia de Árbol Redondo (Burbusay) donde cursó sus primeros años de estudio y el bachillerato en el Seminario de Trujillo. Se ordenó de sacerdote en la Catedral (Trujillo) el 12-D 95

Padre Argenis Torres fue acompañado por los sacerdotes: Luís Felipe Torres, Humberto Villegas, Endeer Zapata, Willams Rojas, Reinaldo Pacheco y el Diacono Aref Akrache Samaan

Héctor Rafael Briceño (CNP 14.130)

dlahectorb@gmail.com

El padre Argenis Torres al celebrar 25 años, en sus bodas de plata sacerdotales, le da gracias a Dios por el llamado a la vida cristiana. Expresa que desciende de una humilde familia, oriunda de Árbol Redondo (Burbusay), donde cursó estudios (NER. 279).

El sacerdote italiano Jorge Reginnato llega a San Miguel y atiende San Rafael y Burbusay. Allí hizo buena amistad con su Papá y pidió que enviara a su hijo Argenis para estudiar en la escuela Armando Madrid. Luego el padre Reginnato  se fue de la parroquia, pero había sembrado la semillita.

En ese momento del Seminario Diocesano pasaban por las escuelas promoviendo la campaña vocacional. A San Miguel llegó el seminarista Pedro Montilla.

“Yo me estaba preparando para irme a la escuela militar del Táchira, llene la encuesta que nos entregaron. Después cuando me hicieron la encuesta final vocacional, opte por el Seminario”

 

Dios proveerá

Mons. Vicente Hernández Peña fue mi gran pilar, un padre, pastor y amigo.

Me llegó un momento difícil, porque al entrar al seminario, el padre Reginnato, se va de San Miguel y él me ayudó los primeros 3 meses. Mi familia es de escasos recursos y no podría continuar el primer año, porque al hablar con mi Papá, el me dice con lagrimas en sus ojos que no podía costearme los estudios que ascendían a 300 bolívares. Como siempre he leído, hay 2 frases que me gustaron mucho una bíblica ¿De dónde sacaras el cordero? y Abraham: respondió a Isaac: Dios Proveerá (Génesis 22:8). Otro pensador, se refiere a la voluntad de poder: El que quiere, puede (F. Nietzsche). Con esas frases muy respetuosamente respondí a mi Papá.

Luego cuando llegue a Trujillo en vez de irme directo al seminario, fui a la curia y hable con el obispo Mons. Hernández Peña. Me recibió aquel hombre humilde y sencillo, que me pregunto ¿Qué hace por aquí muchacho? Ya voy para el seminario Mons. pero necesito decirle “Yo creo que no voy a poder seguir en el seminario” y le comente la conversación con mi Papá. Su respuesta fue: Usted se va para el seminario, siga estudiando, yo veré como proveo, eso sí, estudie. Por falta de dinero no se va una vocación y culmine el bachillerato.

 

Me botaron del Seminario

Entre mis anécdotas les cuento que me botaron del seminario porque no asistía a clase de dibujo. En mi caso, es que yo pedía todo el pensum, porque por mi apego y aplicación al dibujo, en una semana tenía listos mis trabajos, que los enviaba con mis compañeros y por esa razón no asistía a esta clase. Esa hora la utilizaba para estudiar o en labores que me permitían ayudarme, pero, nunca perder tiempo.

Para ese momento en el tercer año de bachillerato, llega un rector (Hoy día un buen amigo mío) y gran sacerdote, como lo es Mons. Jorge Villasmil. Al ver esas inasistencias a clase personalmente lee una lista y expresa estas palabras: fulano, zutano y Argenis, se me van inmediatamente, me buscan a su papá y si no llegan aquí a las 6:00 pm, están botados.

Llegue a mi casa (Árbol Redondo) que estaban recogiendo café y al quedarme solo con mi papá le comento lo sucedido y su respuesta fue. “Pues lo botarán, pero yo hoy no voy” Bueno al día siguiente nos fuimos y aclarando lo sucedido, pude continuar mis estudios.

Anualmente respondía las preguntas relacionadas con mi decisión siempre ligada a la semilla cristiana del hogar; dándose el caso que a mi papá le preguntaban ¿su hijo va ser sacerdote? y él respondía lacónicamente ¡él está en el Seminario, pero, no sé si va a ser sacerdote¡ Igual eran las respuestas de mi mamá. Luego al salir del bachillerato y con el prospecto de irme al Seminario Interdiocesano Santa Rosa de Lima en Caracas y en mi  casa mi papá ahora agregaba a su respuesta: ese es mi mejor deseo.

Cuando culminé la filosofía, me di cuenta que había un parte aguas: O es, o no es, porque en Teología hay que decidir y ya había todo un proceso de formación, además que la vocación se va descubriendo progresivamente.

En Caracas me correspondió lo que era mi sueño en la escuela militar y siendo seminarista fui ayudante del obispo castrense Mons. Marcial Ponce y hasta hice estudios militares, pero me mantuve en la línea sacerdotal. Al culminar la filosofía, me hacen  la pregunta final por el hecho de pasar a Teología y era lo que me hacía decidir el quedarme en Caracas, irme a Méjico o Roma. Fue el caso de varios compañeros entre ellos el padre, Rubén Delgado, actual Rector de El Seminario y otros que también son padres excelentes. Había más gente con otras cualidades que emigraron. Recuerdo que aquí en Trujillo entramos 41 (1979) y nos graduamos 5 en bachillerato, que pasamos al seminario de Caracas de los cuales solo quede yo como diacono y sacerdote.

Feligresía y mariachis presentes para celebrar Bodas de Plata sacerdotales con el padre Argenis Torres

Camino de formación

Llegado el momento en Caracas es cuando se toma la decisión de emprender el camino de formación sacerdotal. 4 años en Teología y me fui a Méjico. Regreso el 8- J del 95 y el 15-A me ordenaron de Diácono en La Catedral de Trujillo junto con Ricardo Villareal. El obispo nos puso a elegir la fecha  por lo que yo propuse el día de La Virgen de Guadalupe (12-D). Esto no puede ser, fue su respuesta, porque es un año de Diaconado; mientras Villareal le dijo que quería ordenarse el 13-D, porque siendo de Timotes y su patrona es Santa Lucía. Acto seguido el mismo Obispo se respondió: Pues yo soy el obispo y nos otorgó la Dispensa Canónica, por lo que La Virgen me concedió ese milagro.

Siempre he tenido una gran devoción por la Virgen de Guadalupe, quizá obedece al tiempo que permanecí en Méjico donde palpe el fervor que le profesan los mejicanos. Labore 4 años en esas fiestas, porque el trabajo empieza con una feria en el seminario, lo que me sembró más amor y devoción a La Santísima Virgen que me acompaña, desde antes y así sigue bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, porque mi Mamá es Carmelitana.

Me ordené el 12-D y como cosa curiosa, mi ornamento no es el de La Virgen de Guadalupe, es el de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela. Hay como una simbiosis de estas 2 apariciones, por ser las 2 únicas Mariofanías de América Latina.

 

Roma y Venezuela

Me ofrecieron varias parroquias y me designan párroco en Burbusay. Allí ayude en la organización de los 400 años. También atendía: San Miguel y San Rafael. En el 97 fui designado Vicerrector Académico del Seminario Santa Rosa de Lima. Trabajaba con: Mons. Velazco y Mons. Padilla. Transcurrido un año, aunque Mons. Velazco quería que me quedara allá; Mons. Hernández Peña, me trajo a Sabana de Mendoza, del 99 al 2001. Hay un cambio y me ofrecen La Catedral, pero decline y voy para La Puerta. El párroco era el ahora Mons. Carlos Cabezas que pasa a Catedral.

En 2003 viaje a Roma a estudiar la especialidad de Ecumenismo.

En 2008 regreso al país y vuelvo a San Miguel. Estando en ejecución la remodelación de los templos, hicimos las gestiones y logramos la ayuda necesaria. Luego de 8 meses, me envían para la parroquia Chiquinquira en Trujillo hasta 2012, cuando vine a San Alejo de Boconó el 05-N al 6-N del 2019, que paso a La Coromoto en La Sabanita.

Esta es una parroquia acogedora llena del afecto y cariño que se respira sin formalidades, muy familiar, con respeto, atención y me siento muy bien.

Hasta ahora he recorrido 13 parroquias: 9 en Venezuela y 4 en Italia. De todas conservo experiencia y amistades. Si cometí errores propios de la juventud y del devenir del tiempo, son cosas que ahora digo al Señor: Benditos errores, porque crecí en el campo pastoral y espiritual. Realmente en 25 años se pasa por etapas, pero aquí, creo que Dios me ha tomado de su mano y La Santísima Virgen María me ha cubierto con su manto; me han protegido, junto a la oración de la comunidad.

Me siento bastante bien, pido perdón a Dios por mis fidelidades que le he tenido, pero le pido la gracia de seguir adelante, por mi interés, porque creo que todavía me faltan muchas cosas.

Había pensado y así decía que en mis 25 años ya voy a presentar mi renuncia, no para dejar de ser sacerdote pero sí el ejerció pastoral, pero creo que todavía, si El Señor me da la fuerza y la gracia, pues aquí estaremos para seguir sirviendo a la comunidad, a los sectores con el mismo cariño y amor de siempre.

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