En cierre técnico se encuentra desde hace año y medio la biblioteca de la Universidad de Los Andes (ULA) núcleo “Dr. Pedro Rincón Gutiérrez”, por una serie de filtraciones en techos y ventanales, además de la falta de personal que no ha permitido hacerle mantenimiento a la colección de 30 mil libros desde hace unos tres años.
El olor a humedad desde que se cruza la puerta para ingresar al área de libros, ya da una impresión de lo que está ocurriendo. Revisar los estantes y observar bolsas negras tapándolos, así como subir al segundo piso y ver los techos cayendo sobre las mesas, dan cuenta de los estragos que las filtraciones han hecho.
La situación de los baños no es distinta. Los sanitarios están manchados por la falta de insumos de limpieza, y el personal pone envases plásticos en el piso para que caigan las gotas de las filtraciones y así evitar accidentes.
La coordinadora de los Servicios Bibliotecarios de la Universidad de los Andes, Serviula, Olga Soto, informó al Diario de Los Andes que las inundaciones han generado que la mayoría de las colecciones presenten daños y pérdida parcial de colecciones completas de diccionarios.
“Hemos tratado hasta donde se ha podido de tapar con bolsas, pero la situación es grave, ya se ha desbordado el agua a través de los ventanales, por lo tanto, ya más no podemos, no podemos proteger la colección”, indicó Soto.
Precisó que hace año y medio las autoridades informaron a los estudiantes que, debido a la falta de personal especializado para hacer mantenimiento, no pueden hacer préstamo de libros, por lo que ese servicio no se está cumpliendo, tan solo se llevan a cabo labores administrativas.
Anteriormente la biblioteca tenía 12 trabajadores, ahora sólo quedan dos. “Se mantiene abierta solamente para la parte administrativa, entregando las solvencias de grado, la solvencia de retiro o también recibiendo el material que está prestado de hace años ya, tenemos ya tres, dos años que tienen material por fuera, hasta ahora nos están entregando material… Ya el préstamo del libro no tenemos porque no se ha limpiado estantería de hace tres años. Eso está que no se puede ya del polvo, ya es una contaminación para nosotros, y por lo tanto pues se suspendió el préstamo”, explicó.
Olga Soto destacó que la urgencia es la limpieza e impermeabilización del techo, cambio de canales y bajantes, además del mantenimiento total de la estantería, que se realiza en al menos mes y medio. “Para limpiar la estantería, empezando con cuatro personas que limpian a través de paño seco, que llamamos nosotros, que es con la aspiradora y trapos con vinagre se lleva al menos mes y medio”, dijo.
Aunque arquitectos han levantado presupuestos de lo que se requiere para cumplir con estos arreglos, las lentas respuestas en los análisis de costos no han permitido avanzar, ante la situación presupuestaria que enfrenta la universidad.