Betijoque y sus 403 años de vida castellana | Por: Eduardo II Zambrano*

El pasado 10 de enero se conmemoró en la ciudad de Betijoque, la certificación de los 405 años de su fundación castellana. Tal hecho hoy día lo sabemos por haberse localizado en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España, el documento oficial que así lo acreditan Sancho de Alquiza, Gobernador y Capitán general de Venezuela, quien otorga el 20 de mayo de 1611, en derecho de encomienda, en las tierras llamadas Betijoque, al capitán Francisco Cano V, que, a partir de dicha fecha, comienza a desarrollar, conforme a la “Ordenanza de nuevo poblamiento de Indias occidentales”, un desarrollo simiente, de lo que será Betijoque; atendiendo a la organización urbanística de nuevos poblados castellanos.

El encomendero Francisco Cano deberá, en un lapso de nueve años cumplir con los pasos legales exigidos con el Consejo de Indias, para acreditar la fundación. Al respecto deberá:

Primero, construir casas de piedra; segundo, vivir dentro de su encomienda; tercero, dar doctrina (conversión y bautismo) a los naturales (indígenas) mediante la contratación de un “vicario de la iglesia” y, cuarto, pagar los aranceles e impuestos establecidos dentro de la administración de la encomienda otorgada. Se deja notar que el poblado habitado por los españoles no estaba mezclado con las casas de los naturales. Para este caso en particular, los indígenas de Betijoque se ubicaron en el sector poniente de la Quebrada “El Caño”. En más de cuatrocientos años dicho lugar ha permanecido casi inalterable.

Aunque Francisco Cano, encomendero de Betijoque para 1611, recibió el visto bueno del gobernador Sancho de Alquiza, no fue el primer encomendero de estas tierras; en 1606 se le había otorgado derecho de encomienda al capitán Pedro de Segovia, sin embargo, este no cumplió con las normas de poblamiento y fue despojado – “por dejación” – dicha encomienda, para ser entregada “por diez pesos de oro fino” a Cano.

El documento de encomienda reconoce y describe a los caciques de estas tierras a “Bucaque” y “Toñeque”, como los principales señores cuicas que habitan la meseta de los “Beitijokie”, para esos tiempos. Así mismo, dicho documento señala la extensión de la encomienda que dio origen a la actual ciudad de Betijoque, ubicando su límite norte pasando el actual río “Motatán Negro” y el Sur el actual Cerro el Alto; límites que perduraron hasta finales del siglo XX, con la geografía del entonces Distrito Betijoque.

Para lograr la certificación de la fundación y cumplimiento de las ordenanzas y cédulas reales, el “visitador real” o Fiscal del Consejo de Indias, llamado Duarte Navarro, hubo de visitar las posesiones otorgadas en encomienda con anterioridad al año de 1620 y, luego, en la comodidad de su despacho en Madrid, otorga certificación a Francisco Cano el 10 de enero de 1620.

El seguimiento histórico a esta primera fundación, la podemos seguir hasta finales de 1680 y luego hay un vacío histórico de casi cien años, hasta 1777 con la visita del Obispo Martí, quien para dicho año encuentra 19 casas de naturales, con la presencia 274 indígenas y 167 españoles viviendo en 46 casas.

*Arquitecto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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