Por: Eduardo II Zambrano*
Hablemos de Betijoque
La meseta de Betishope, se ubica en la estribación nororiental de la Sierra “La Culata”, en Trujillo; al pie de dos de sus filos, la Mesa del Loro y el Cerro del Alto (cuyo filo desciende abruptamente desde la punta de Pobipón hasta el cerro Ponemesa); ambos promedian los 1.550 m.s.n.m.; al pie de ella con un promedio de 580 m.s.n.m. se ubica una mesa de 3,6 km de largo en su dirección norte-sur, y con 1,8 km en su parte más ancha (este-oeste) y un promedio de 750 metros de ancho en su parte media. Dicha meseta de Betishope, tiene acceso desde los Valles de Escuque por las correnteras de El Boquerón, que separan ambos filos de El Loro y El Alto. Allí cae a la planicie de Carambú – Isnotú; esta planicie supera los 13 km este-oeste y un ancho medio de 2,0 km.
Este poblamiento íncola sobre la meseta de Betishope comenzó tempranamente, cerca del 1200 d.C. aunque no se descarta, conforme los hallazgos arqueológicos, una temprana ocupación entre el 400 y el 800 d.C.; un primer momento que sustentó las bases para la sociedad cultural propia de la meseta junto a la planicie de Carambú y de Isnotú. Se sabe, por el bagaje cultural que, inclusive los timotes y mucus, de la gran nación Tatuy, llegaron hasta la meseta.
A la fecha la crónica tradicional señala al cacique Pitijoc como aquel insigne guerrero que entre 1565 a 1575 protagonizó la defensa del territorio íncola de los valles y planicies del Monay hasta las tierras del Escuquey. Pero al día de hoy ya se sabe con certeza que Pitijoc y Pitisay son solo leyendas locales y a la fecha no se han localizado a dichos cacique en las fuentes históricas.
El origen de la palabra “Betijoque”: Proviene del dialecto Mucuy, parcialidad Timoto. Pero con reconocimiento Kuika. Hay varias versiones sobre su significado
Primera versión (Versión José Segundo Salas): Donde están los fuegos (donde están las candelas) =
Segunda versión (Versión Zambrano Rivero): Donde están los cortezas = it a bé ti-kishöpa (ita betikishopa)
Pero según el mismo vocabulario “donde están los cortezas” (ita betikishopa) pareciera no tener un sentido de contexto claro; sin embargo, se podría dar una nueva interpretación, también válida: esta es la gente que vive con la corteza (de árboles); esto es, la gente que desaparece, la gente que se mimetiza con los árboles; es la meseta donde están los invisibles; aquellos que cuando los enemigos llegan a buscarlos, no los encuentran, porque saben esconderse; allí es donde están los cortezas, ita betikisjopa.
Aun, más, la frase “Ir donde no veo a hombres” seria así: téuk an be i-tiyí Kiai (ir yo hacia no ver hombre); se lee: “tíukan beitijekie” (“Beitijeke”). En conclusión, mi investigación afirma que el origen cuica de la palabra Betijoque proviene de dicha frase: “tiukan beitijekie”; ir donde no veo a hombres”.
Origen castellano de Betijoque:
Primer Momento de poblamiento:
Entre los asentamientos estables, castellanos, de El Tocuyo, Trujillo, Mérida y Maracaibo, han transcurrido 29 años (estamos hablando entre 1545 a 1574) y, en el transcurrir de esos años han sido de exploración y conquista, muy poca pacificación, sobre todo aquellos íncolas de las estribaciones andinas llamados “cuicas”, y otros que por la rivera de la Laguna de Maracaibo impiden el transito libre de los castellanos, como los “zaparas”, “aliles”, “misoas”, “quiriquires”, entre muchos más.
Entre Trujillo y Mérida, los Tatuy, con sus etnias mucui, timotos, duri, jajoes, esnujaque, que, de una u otra forma terminarán integrados a la sangre castellana. Más pacíficos los bobures, arabuey, pocoes, moporos, caus, betishope, mosqueyes, isnotues… algo más belicosos los kibaos, jirajara, monayes y skukes. Todos terminaron sucumbiendo a la pacificación y exterminio, no sin antes procurar la conservación de sus culturas sobre el conquistador.
Temprano en el siglo XVII, el 13 de abril de 1606, el Capitán Pedro de Segovia, quien serviría junto a Juan Pacheco Maldonado en la pacificación de indígenas de la Laguna de Maracaibo, solicitó ante el recién Gobernador de la provincia de Venezuela, el Capitán Sancho de Alquiza, encomienda para las tierras de Betijoque, con la convicción de que construya casas de piedra, habite con su familia y cumpla con las normas de un cura y un preceptor con la misión de educar a los niños. Sin embargo, por circunstancias no muy claras en la historia, Pedro de Segovia no ejerció esta primera encomienda, otorgada para el poblamiento y fundación de casas de piedra en Betijoque, al punto que, cinco años más tarde es despojado de esos derechos.
Luego, el 20 de mayo de 1611: Francisco Cano Valera, hace la primera fundación de Betijoque, Carambú y tierras al pie del Pobipón (hoy Sabana Libre), en territorio de los caciques Toñeque y Bucaque; tierras otorgadas a Francisco Cano por dejación o desposo que hiciera Sancho de Alquiza al Capitán Pedro de Segovia, previamente otorgadas aquel 13 de abril de 1606.
No confundamos fechas:
Primero: el 13 de abril de 1606, Pedro de Segovia obtiene derechos para fundar en tierra de Betijoque, no lo hace y es despojado de su título por el Gobernador de Venezuela, Sancho de Alquiza. Una década más tarde, Pedro de Segovia, si logra su dación de tierras de la Corona española en Niquitao, ergo, él es el Fundador de Niquitao.
Segundo: el 20 de mayo de 1611, el Gobernador Sancho de Alquiza otorga derecho sobre las tierras de Betijoque a Francisco Cano, quien si cumple con los 4 requerimientos legales, antes nombrados, para obtener aprobación de la corona española; esos 4 requerimientos son:
- Poseer familia y ocupar junto a ella las tierras dadas
- Construir casas de piedra, conforme las ordenanzas de nuevas fundaciones del Rey Felipe II.
- Convertir a la doctrina a los naturales vacos y bautizarlos en la fe.
- Hacer de la tierra productiva y rentable
Tercero: cumplido estos requisitos, el visitador del Real Consejo de Indias, visita nueve años después, los repartimientos, encomiendas, estancias y haciendas otorgadas por el Gobernador y en nombre del rey, otorga certificación de los derechos sobre las tierras de Botijoque y sus naturales el 10 de enero de 1620.
El documento de dación de tierras de Botijoque, certificado por el Consejo de Indias ese 10 de enero de 1620 – hace exactamente 403 años – se encuentra indexado en el Archivo general de Indias, unidad: «Gobierno». Área de identificación con Código de Referencia Nº. ES.41091.AGI/22, localizado entre las Fecha de Formación 1492 a 1870; contentiva de 15 subsecciones y que albergan 18.717 documentos. Para tener una visión general, el Archivo de Indias posee más de 43.000 legajos, distribuidos en ocho kilómetros lineales de estanterías y más de 80 millones de páginas (folios) que abarcan 3 siglos de historia de todos los continentes. Dentro de esos 80 millones de folios, solo 4 páginas corresponden al documento de nuevo poblamiento de “Botijoque”.
De las cuatro páginas del documento de nuevo poblamiento de “Botijoque” les cito parte de sus líneas en su lenguaje paleográfico:
El capitán Sancho de Alquiça gobernador y capitán general de esta provincia y gobernación de veneçuela y su distrito por su magestad por quanto en conformidad y ejecución y cunplimiento de una su real cedula y capitular de carta de veinte y tres de mayo de seiscientos y siete años declare porvacos todos los yndios y principales que viven en términos de la ciudad de tru-xillo en las tierras llamadas botijoque y carambun y escuque con el preçipal toybucaque y otro bucaque y toñeque y otro toñeque y viven con los demas yndios y sucesores a ellos anexo y pertenecientes que[s]taban encomendados por mí en Francisco Cano vecino de la dicha ciudad de truxillo por dexación que de ello hizo el capitan pedro de Segovia como consta por el dicho título y encomienda por mi despachado ante fran de la carrera escribano de gobernación en la dicha ciudad de truxillo en trece días del mes de abril de mil y seis y seis años…
Continúa el documento:
Y aquí la certificación, nueve años mas tarde:
En 20 de maio de 611 años [del] Salvador Sancho de Alquiça compuso la Encomienda de indios que poseía el suplicante por título que dellos le avia dado el mismo q por el año 606 Por dejación que de ello hizo el Capitan Pedro de Segovia i a atento a la pobreza de la tierra y poca suftancia i calidad de la Encomienda la modere y regulo en 10 pesos de oro fino i se la confirmo i dio titulo… Désele confirmación que pide en madrid a 10 de enero de 620 años
Duarte Navarro
De los documentos encontrados en el Archivo General de Indias a la fecha, referente a nuevos poblamientos de estas tierras trujillanas, todos ellos quedaron establecidos entre el 15 de agosto de 1606 al 8 de octubre de 1689. En poco más de 80 años se pobló de castellanos, en detrimento y extinción del aborigen. De esta cronología se pudieron rescatar algunos nombres de estos primeros moradores; algunos ya repetidos por la historia, otros a la fecha desconocidos. Aún hay cien años de historia anterior a 1600, los cuales no fueron abordados por esta investigación pero que ya están adelantados los trabajos y nuevos descubrimientos. Aunque a la fecha ya hay publicados nuevos documentos que van desde 1545 a 1598 sobre Truxillo y otros encomenderos. Seguramente en un futuro no muy lejano irán apareciendo más nombres, más principales, más Caciques de los que, seguramente, podremos contar su historia de vida. Entre los nombres rescatados de la historia olvidada tenemos los “Caciques” tanto de las etnias cuica y timotes.
De la región de Siquisay (19 de mayo de 1610): Caciques Botoy, Bombas, Bubuyte y Toñeque. Del sitio del Valle de Boconó (25 de mayo de 1611): Cacique Juan Bohote. Del Valle de Momboy (19 de mayo de 1611): Caciques Cuicas: Juan Virandox, Tonequi, Tantan y Diego Tococo. Caciques Timotes: Bombas (en documento aparece Vonbas), Jasepe, Guara. Del sitio de Betijoque y Carambú (20 de mayo de 1611): Caciques Bucaque, Toibucaque, Toñeque padre y Toñeque (hijo). Del sitio de Miquia y Niquitao (20 de mayo de 1611): Caciques Bombas, Toñeque, Busis y Borachimbu. Del Valle de Escuque (20 de mayo de 1611): Cacique Juan de Hacambu. Del páramo de Tonojó (20 de mayo de 1611): Cacique Carandi. Del sitio de Trujillo, en encomienda otorgada a Miguel Meriño de Lobera (21 de mayo de 1611). Cacique Tayta. Del sitio de Conboco (en cuica: Kombok, Boconó); (21 de mayo de 1611): Caciques Bibo (o Cubibo), Buequi y Tarao
Del sitio de Quebrada de Micambo (26 de mayo de 1611): Caciques Narigueta y Tocino. Del sitio de Trujillo, en encomienda otorgada a Mateo Ruiz de Godoy (11 de marzo de 1619): Caciques Cachem Capa (o Chaqeme capa). Del Valle de Santana (8 de marzo de 1628): Cacique Cueme (o Cahemes). Del sitio de Trujillo encomendado en Juan Mejía de Narváez (3 de enero de 1629): Cacique Ca Sen. Del sitio de San Antonio de Gibraltar (16 de diciembre de 1631): Caciques Capaz y Galgas.
Poco más de treinta y cuatro nombres de los caciques principales indígenas, que de una y otra forma aparecen censados y registrados dentro de esas primeras cuatro décadas del siglo XVII de historia desconocida y que tempranamente fueron reducidos a Encomiendas, como súbditos de la Corona española, para ser explotados y poco a poco diezmados de sus tierras. Treinta y cuatro nombres sustraídos de más de 2.350 folios documentados e indexados dentro del Archivo General de Indias. Tarde o temprano se deberá contar el contenido exacto de esos folios llenos de la historia trujillana temprana.
Segundo Momento de poblamiento:
Si sabemos, a la llegada del Obispo Mariano Martí en 1777, 160 años luego de estas encomiendas, que en Betijoque se empadronaron 21 familias indígenas y 46 familias españolas; de ellos 274 eran indígenas y 253 eran españoles; en el sitio de Carambú y el Borbollón (actual Sara Linda) 79 españoles y, en el sitio de “Isnotud”, 108 españoles; en total 527 habitantes para Betijoque y 187 españoles entre Carambú, El Borbollón e Isnotú.
Ya en 1873, dentro del primer censo nacional de la República, ordenado por Guzmán Blanco el 3 de junio de ese año y ejecutado los días 7, 8 y 9 de noviembre del mismo año; Betijoque contabilizó 15 sitios con una población de 950 habitantes. Para entonces Trujillo poseía el 6,09% de la población, con 108.672 habitantes y el territorio venezolano llegaba a 1.784.191.
En la actualidad, de los 1.069 pobladores declarados indígenas, en el Censo 2011, para el estado Trujillo, el Municipio Rafael Rangel declaró 13 mujeres y 4 hombres, ubicados en la población de La Gira (sur de Betijoque); La población total de Betijoque en el censo 2011, correspondiente a sus tres parroquias urbanas, arrojó una población de 15.950 habitantes; para la parroquia José Gregorio Hernández, referida a Isnotú, San Pedro, San Juan y Sara Linda, la población era de 6.203 habitantes (INE, 2017). La meseta de los Betishope, hoy por hoy está totalmente desarrollada; sin embargo el crecimiento es sostenido, aunque no va a la par de los servicios públicos.
Al sur, la Gira, en todo el paso del antiguo camino real, permaneció estancado con sus 37 casas por más de 200 años, hoy existen pequeños urbanismos y su crecimiento no pasa de 100 viviendas; su camino es transitable con rústicos hasta La Amarilla y luego un angosto sendero lleva al sitio de Canelones, para salir a Las Pavas y Monte Carmelo. El sendero de La Pueblita ya está urbanizado e integrado a la trama urbana de Betijoque y el sitio de La Trinchera (antigua Alcabala cuando el Cantón de Escuque) aún se detecta su trama original y una vivienda de posta, habitada, en estado ya prolongado en su deterioro, pero cuyo retrato sigue siendo fiel en sus más de 300 años de vida.
Esta es la historia de Betijoque, y sus primeros moradores de principio de siglo XVII, aun con muchas lagunas, pero también con muchas respuestas, tocantes todas al poblamiento temprano de la provincia Trujillana, fue escrita por mi persona, usando todos los métodos de investigación académicas comprobables, no hay mitos ni leyendas, solo historia verdadera.
*Arquitecto.