Bebidas que alumbran y deslumbran

Entre tragos alicorados y otros refrescos bien sustanciosos, el recetario de bebidas trujillanas es deliciosamente amplio.  

POR EVER GARCÉS

Fotos: Oswaldo Vergara/ Getty Images

Los trujillanos son tan amantes de la buena comida, como de buenos tragos para compartir entre amigos, y desde tiempos remotos, con esa naturaleza sociable y festiva tan propia de nuestro gentilicio, surgieron recetas de esas que alegran la vida.

EL MICHE QUITA FRÍO Y PESARES

 

Entre los habitantes de la montaña, el miche es equivalente al vino para los europeos, muchos consumen a diario una copita y otros más acostumbrados  a sentir lo caliente de la bebida, lo ingieren en mayores cantidades. En cualquier ocasión en estas tierras fraternas, se ofrece el miche, que es una bebida espirituosa que se consigue en dos versiones: la comercial que es un aguardiente hinojado, fabricado en destilerías industriales; y el llamado zanjonero, que se extrae de manera artesanal en los alambiques caseros, en años recientes estuvo muy popularizado el consumo de este licor obtenido en los alambiques clandestinos.  El miche tradicional proviene de la caña o papelón fermentado y se aliña con una gran variedad de hierbas aromáticas, siendo el hinojo la más utilizada.

CREMOSA COMO LECHE DE BURRA

 

Con este licor se prepara la popular “leche de burra”, cuya receta es similar al ponche crema, pero lleva miche en lugar de ron. Su consumo es muy popular en fiestas decembrinas, en la búsqueda o paraduras del niño. Para prepararla se baten ocho huevos en la licuadora uno a uno, se le echa una lata de leche condensada y por último medio litro de aguardiente. Se bate bien y se embotella.

UNA MISTELA QUE DEJA ESTELA

 

Otra bebida derivada de este licor es la mistela, es común ofrecerlo a los asistentes a rezos y velorios, también para celebrar  el nacimiento de un niño, o simplemente una reunión de familia en los parajes más fríos.  Se prepara hirviendo un guarapo con panela, se le agregan clavos de olor, nuez moscada o jengibre  y canela, se mezcla con un melado que se hace aparte, fuerte, melcochudo. Luego se le agrega el aguardiente. Debe ser esta mezcla a partes iguales entre los guarapos y el licor. Estas mistelas se han hibridado, agregándoles jugos de frutas como piña, melocotón, durazno, fresa, parchitas; lo que le cambia un poco las características. Si se toma caliente, a este licor le denominan “calentaÍto”, resulta una tradición dársela a la nueva mamá porque permitirá una limpieza interna de sus órganos.

DEMORA EL AÑEJO CON MORA

 

Por ser productor de moras en grandes cantidades, los Andes venezolanos se han convertido en exportadores de excelentes vinos de mora. Los hay en distintas variedades y son catalogados de excelentes por los conocedores.

Uno de los vinos de mora de mayor reputación y demanda se fabrica en Trujillo, en ese bello pueblo llamado Niquitao. Allí, por más de cien años, la familia Batoni se ha dedicado a la fabricación de vino, el cual es elaborado de manera artesanal. Su producción es completamente natural pues no lleva nada de químicos, de allí que el resultado sea un caldo claro, transparente y sin ningún tipo de residuos. Además es una bebida bien trabajada porque se reposa ocho meses en barricas de roble, traídas de Portugal.

 

LE SACARON LA CHICHA

 

Una de las delicias más representativas de la región es la famosa chicha andina, una bebida espesa elaborada a base de arroz, guarapo de cáscaras y pulpa de piña que se endulza con un almíbar de papelón, canela, clavos de olor y guayabita dulce. El toque de la piña le aporta la fermentación a la preparación, lo cual le da un toque muy especial.

Curiosamente existe otra versión de la receta, la chicha criolla que no contiene alcohol y se elabora a base de arroz, leche, canela y se endulza con azúcar y leche condensada. Es una bebida deliciosa que evoca los gratos recuerdos de la niñez y la juventud, y que hoy día aún puede disfrutar en las plazas, calles o parques donde seguramente encontrará un típico carrito de chichero.

ALGUNAS SIN ALCOHOL, Y OTRAS COMO UN ATOL

 

En los pueblos de clima frío no falta el Mosato bebida producto de la fermentación del apio. Para subir la temperatura no falta el chocolate caliente, también se toma Aguamiel, bebida caliente que  se hace colocando a hervir el agua con la panela, se mezcla en ocasiones con leche. La Caspiroleta  es una  bebida caliente a base de leche y canela que en antaño se tomaba antes de ir a la cama.  En tanto que el Carato de Arroz es una bebida espesa elaborado a partir de crema de arroz, especias y agua de azahar. Con la cebada igualmente se hace una variante de chicha muy buena.

En materia de atoles, de las recetas de las abuelas sobresale la Mazamorra, para su preparación se emplean jojotos, leche, papelón o azúcar y un punto de sal. Luego de desgranar, moler, licuar y colar los  jojotos, se mezclan con leche y se cocinan con papelón  o el azúcar y un punto de sal. Se hierve hasta que la mezcla espese, se vuelve a mezclar con más leche y se coloca a hervir por segunda vez para que el maíz quede bien cocido, luego de hervirla, la mazamorra está lista para ser servida.

Entre esas bebidas espesas y sustanciosas, hay una que ha sido favorita por siempre de las familias trujillanas, el fororo, un alimento elaborado a base de maíz tostado y se prepara con leche.  Bien sea frío o caliente, es una rica bebida para el desayuno o la cena, ideal para los días fríos o nublados, cuando solo provoca quedarse en casa

 

SI NO ES MALTEADA, NO QUIERO NADA

 

No se puede ir a Boconó sin tomarse una malteada. Esta es una bebida a base de leche y otros ingredientes celosamente guardados. Se sirve fría, es deliciosa, de muy buena textura, porque a pesar de ser espesa es muy ligera. La venden justo al frente de la plaza Bolívar, en el ya legendario negocio La Paz. La tradicional es blanca pero con el tiempo fueron experimentando con otros sabores hasta tener una gran variedad hoy en día.

 


 

 


TESTIMONIO

En una ocasión entrevisté a Gonzalo Yepes (QEPD), él fue un ícono de Carache por crear una famosa bebida a base de díctamo real, poderosa planta  que los Cuicas usaban para fortalecerse, y ligado con aguardiente y otras hierbas es un afrodisíaco especial para la fertilidad.  Así lo decía Don Gonzalo, quien se jactaba de haber procreado quince hijos.

“El Díctamo Real es el secreto de la eterna juventud”, me decía este gran personaje siempre orgulloso de haber creado esta especie de viagra natural, que se sigue haciendo y comercializando, ahora en manos de su hijo Roberto.

 

 

 

 



 

 

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