“Exhorto a todas las personas con poder e influencia, a que colaboren y contraigan los compromisos necesarios para solucionar esta crisis. Mi oficina está lista para seguir apoyando”
Hace quince días escribí un artículo bajo el título de “Bachelet”. En ese artículo comentaba que me parecía positiva la visita de la Alta Comisionada para la Defensa de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. Los hechos posteriores nos han dado la razón.
Tal como lo había prometido, la señora Bachelet produjo su informe el cinco de julio. En el informe se expresan realidades inocultables. En Venezuela hay un problema de violación sistemática de derechos humanos. Presos políticos. Torturas. Muerte de ciudadanos en poder del estado. Partidos ilegalizados. Elecciones cuestionadas y un largo etcétera que no puede dejarnos indiferentes.
Por otro lado, se habla en el informe de violaciones a los derechos económicos y sociales. Hiperinflación, Recesión. Desabastecimiento. Alto costo de la vida. Hambre. Desempleo. Migraciones.
El informe es muy claro. La crisis económica la generó una política equivocada por parte del gobierno. Esa crisis ha sido agravada por las sanciones acordadas por el gobierno norteamericano. Pero, el origen de la crisis está en los errores del gobierno.
El informe no está hecho para tumbar al gobierno. Tampoco para que sirva de recurso fácil para la confrontación política. El informe pretende corregir la situación. Es oportuna la cita que hace la señora Bachelet de lo que le dijo en Caracas un sacerdote católico: “No se trata de política, sino del sufrimiento de la gente”. Este informe tampoco trata de política, relaciones internacionales, intervención armada extranjera. Trata de los derechos humanos a los que todos los ciudadanos tenemos derecho.
Tenemos derecho a contar con un gobierno que nos garantice servicios públicos fundamentales como el agua, la luz eléctrica, la seguridad, la gasolina, el transporte, elecciones libres y todo aquello que corresponde a una existencia civilizada.
En el informe se formula un conjunto de recomendaciones en relación con las principales violaciones de derechos humanos. Y concluye diciendo: “Exhorto a todas las personas con poder e influencia, a que colaboren y contraigan los compromisos necesarios para solucionar esta crisis. Mi oficina está lista para seguir apoyando”. Más claro, imposible.
Seguiremos conversando.