El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la delegación estadal, tiene mucho trabajo por hacer. En el caso de Alirio Vásquez, un agricultor de Miranda, apenas comienzan las averiguaciones y los responsables no han sido identificados. La comunidad, pese a su temor, clama justicia
Las autoridades del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) tienen trabajo por hacer, en especial en el Eje Panamericano, donde el pasado viernes, un agricultor fue asesinado cruelmente por presuntos miembros de una banda organizada. Hasta los momentos, ninguno de los responsables ha sido identificado o capturado. Aparentemente por falta de denuncias de los familiares de las víctimas y de la comunidad, quienes por miedo callan datos de interés para la resolución de los casos. En ese sentido, los funcionarios deben indagar por otras vías y el proceso de justicia se demora.
Presunto cobro de vacuna
De acuerdo a la información publicada, Alirio Enrique Vásquez, de 60 años, fue asediado en su casa por varios sujetos, quienes lo mataron de varios disparos y posteriormente le quitaron la cabeza con un arma blanca. Esta clase de práctica salvaje, es cada vez más frecuente en la Zona Baja, donde coexisten grupos de irregulares que viven de la extorsión, el robo, además del tráfico de drogas y armas. Por tal motivo, los detectives podrían manejar como móvil una venganza, ante la negativa del trabajador a ser cómplice de estos delitos.
La finca del hoy difunto se encuentra en el sector Aguas Calientes, parroquia Valerita, del municipio Miranda, donde en los últimos días ha habido otros homicidios sin resolver. Se conoció que la víctima también tenía familia y residencia en Pampanito. Sin embargo, con sus ahorros compró esas tierras en Aguas Calientes.
Fincas a merced del hampa
Este es uno de los pocos casos que salen a la luz, por sus saldos lamentables. Sin embargo, en la Zona Baja de Trujillo, una tierra propicia para la agricultura y la ganadería, se ha vuelto costumbre la conviviencia con grupos criminales, que se dedican al cobro de vacuna, robo, además del tráfico de drogas y armas. El miedo a estos bandoleros ha causado el abandono del campo y por ende, causado inproductividad. Las comunidades de esas áreas, piden a las autoridades avocarse a su trabajo y desmantelar estos focos negativos.