“A quienes se marcharon en busca de horizontes más auspiciosos deseémosles éxito, que sean ejemplo de persistencia, exigencia y buena voluntad, que brillen con luz propia operarios en el avance de otras latitudes geográficas”, palabras de la cronista del municipio Boconó
Lourdes Dubuc de Isea
Cronista Oficial del Municipio Boconó
En un momento duro para las familias venezolanas cumplo con enviar palabras de aliento para quienes, a pesar de vivir con y entre angustias, conservan el hálito de la esperanza, el emblema de la fraternidad y los valores que subsisten en medio de tantas penurias. Hoy, debo referirme en particular a Boconó, nuestro amado Jardín de Venezuela, y a su población que habita lugares urbanos, caseríos, lomas y montañas. Quiero hablar de la esperanza, y no del desaliento. Quiero referirme a la virtud, a la solidaridad y al reconocimiento mutuo. Venimos de una raíz indígena que habitó estas comarcas. Eran trabajadores, laboriosos, esforzados y dignos. El contacto con otras culturas nos permitió diversificar cultivos, adquirir nuevas experiencias y fortalecer virtudes. Al pasar de los siglos, y en el fragor de luchas fratricidas Boconó llegó a ser lugar de encuentro, fortaleza en los momentos oscuros y puerto acogedor y restaurador de espíritus y cuerpos afligidos.
Hoy, en su 455° aniversario. Boconó, una vez más, debe exhibir virtudes que enriquezcan el espíritu y proyecten esperanza. Nada mejor que el trabajo, el encuentro y la cordialidad para convivir fraternalmente unos y otros. Estimulándonos, exhibiendo conductas ejemplares, entre ellas la solidaridad, cuyas banderas ondean en diversas instituciones locales y generan confianza, esperanza y compromiso. El trabajo, fuente de múltiples satisfacciones, sigue siendo el estandarte que se enarbola en el municipio: el trabajo de la tierra, el amor a la naturaleza, la jovialidad en el trato mutuo, la hospitalidad, el tender la mano abierta al vecino y al amigo y aún a quien no comparte con nosotros los mismos sueños, sigue siendo una arteria viva por donde fluyen la paz y la alegría. El reconocimiento de los valores institucionales que hacen vida activa en el municipio, el ser ciudadanos activos y comprometidos con el presente y el futuro del municipio, la entidad y el país, el aportar ideas nobles y constructivas, en fin, el ejercer la virtud en todas sus facetas, debe ser compromiso de futuro.
La negación, el rechazo, la hostilidad y el encono no caben en los límites de un lugar geográfico donde han nacido, crecido, invertido y aportado tantos hombres y mujeres, quienes comprometieron sus esfuerzos personales por perfilar el Boconó firme, creativo y responsable. En cada escuela, en cada lugar de trabajo, en cada espacio próximo o distante, debiéramos todos, ya, comenzar por enumerar, describir y admirar a quienes nos precedieron en el camino.
Igualmente, es trabajo a futuro conocer y reconocer la evolución de cada uno de nuestros pueblos y personajes. Que cada niño y niña investigue en sus respectivos entornos geográficos quiénes fueron las personas y quiénes precedieron en el camino y aportaron sus ideales, sueños y esfuerzos a cada rincón urbano o periurbano. Igualmente en el futuro inmediato todos debemos esforzarnos en conocer mucho más sobre la naturaleza que nos rodea. Conocer los nombres y propiedades de los árboles, los pájaros, las fuentes de agua, los bosques, y así como hicimos con los musgos, hacer que cada niño estudie su entorno inmediato a cabalidad. Que se aproxime a la flor o al ave o a la naciente con humildad, gratitud y respeto, y aprenda e igualmente difunda la belleza, utilidad y valor de lo cercano. Niños, niñas y docentes en esta tarea hermosa de aproximarnos a lo nuestro como aprendices que admiran cuanto existe a su alrededor y lo magnifiquen mucho más que a lo que en otras latitudes se comenta o promociona. Cuanto se refiera al uso y manejo de las plantas medicinales, los juegos tradicionales, la confección de juguetes, las canciones de cuna que cantaban madres y abuelas, el sentirnos tierra viva, estimulante y poderosa. Es pues a la educación a la que debemos incorporar con lámparas de luz que irradien a las familias y les enseñen que en lo próximo está lo más gratificante.
¡Arriba entonces Boconó! A aspirar a lo bueno, lo útil, lo bello y lo necesario. A profundizar nuestras raíces, a ser fuertes en momentos de prueba, a irradiar y proyectar solidaridad en todos los caminos. A ser orgullosamente hijos de una tierra adentro que palpita en nuestras venas y nos satura de fuerza, rectitud y conciencia fraterna. A respetar al otro. La patria exige hijos lúcidos, reflexivos y audaces para enderezar caminos y proyectar la alegría, la fe y la confianza en un país excepcional donde cabemos todos, y donde el momento exige valor, confianza y solidaridad… A quienes se marcharon en busca de horizontes más auspiciosos deseémosles éxito, que sean ejemplo de persistencia, exigencia y buena voluntad, que brillen con luz propia operarios en el avance de otras latitudes geográficas… a quienes decidimos permanecer en estos lares, que más allá del comentario o juicio crítico exploremos de qué somos capaces y exhibamos lo que siempre ha sido bandera esgrimida por las familias de antes y de ahora: fraternidad, modestia, ánimo…
¡Arriba Boconó! ¡Arriba Trujillo! ¡Arriba Venezuela!
Boconó, 30 de mayo 2018