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ALGUNAS CONCEPCIONES SOBRE EL HUMORISMO | Por: Ernesto Rodríguez

por Ernesto Rodríguez
25/07/2025
Reading Time: 8 mins read
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 Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)

 

Una de las características más peculiares de la especie humana es la capacidad de experimentar “humorismo”

¿Qué es el humorismo?…Los diccionarios asocian la palabra “humorismo” con diversión, comicidad, gracia, mordacidad, tratamiento ingenioso o jocoso de un tema, burla, ironía etc.

Frecuentemente el humorismo también se asocia con la risa, pero no debe ser confundido con ella. En efecto, una persona puede reírse por algún motivo humorístico, pero también se puede reír por motivos ajenos al humor: Una emoción histérica, cosquillas, exposición al óxido nitroso, etc.

Además, la risa no es exclusiva del humano. Por ejemplo, los chimpancés también se ríen cuando se hacen cosquillas unos a otros, pero su risa es distinta a la nuestra y suena como el serruchar de madera (1). Pero hasta donde se sabe, la única especie animal capaz de reírse por cuestiones humorísticas es el ‘Homo sapiens’.

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No obstante, aunque parezca increíble, uno de los temas relativamente menos estudiados ha sido el del humorismo (2). Eso llama poderosamente la atención, porque hay muchas evidencias de que el buen humor y la risa tienen  una influencia muy beneficiosa sobre la salud.

Las principales concepciones teóricas sobre el humorismo son: 1) la teoría de la incongruencia 2) la teoría de la superioridad  y 3) la teoría de la liberación de tensión.

La teoría de la incongruencia es quizás la más difundida entre los estudiosos del humor. Su origen se remonta al filósofo alemán I. Kant (1724-1804). Así, en su obra: ‘Crítica del Juicio’ (1790), dice que el humor y la risa se originan por: «la repentina transformación de una expectativa tensa en nada» (3).

Según diversos autores, esa interpretación de Kant se aplica sólo a ciertos tipos de humor, como por ejemplo los chistes. En efecto, los chistes nos conducen por una cierta línea de pensamiento, pero el desenlace repentinamente nos demuestra que habíamos seguido una vía equivocada que no nos llevaba a ninguna parte, o al menos, no nos llevaba al desenlace del chiste.

Kant ilustra su tesis con varios ejemplos, de los cuales veremos dos a continuación. «Un indio, viendo en la mesa de un inglés, abrir una botella ale y salir toda la cerveza transformada en espuma, mostró su admiración con muchas exclamaciones, y cuando el inglés le preguntó: «¿Qué es lo que aquí es tan de admirar?», el indio contestó: «No me admiro de que salga, sino de cómo la habréis podido meter».

Otro ejemplo referido por Kant es: «El heredero de un pariente rico, queriendo arreglar con gran solemnidad el entierro de éste, se queja de que no le sale bien, pues dice: «Cuanto más dinero doy a mis gentes del duelo para que parezcan afligidas, más alegres caras ponen».

Posteriormente, el filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) desarrolló mejor lo que se conoce como la concepción teórica de la incongruencia. Así, en su obra: ‘El Mundo como Representación y Voluntad’ (1818), dice: «La causa de la risa en cada caso es simplemente la percepción repentina de la incongruencia entre un concepto y los objetos reales que por medio de ese concepto se habían pensado en una cierta relación, y la risa es precisamente la expresión de tal incongruencia» (4).

Algunos autores explican esa incongruencia en términos del choque entre dos marcos de pensamiento lógico que resultan incompatibles. Cada marco es coherente dentro de sí mismo, pero al juntarse ambos marcos, entonces se produce una discordancia.

Veamos cuatro ejemplos escogidos: a) «Un masoquista es una persona que disfruta con una ducha de agua helada en la mañana, y por lo tanto se ducha con agua caliente».

 

  1. b) «Un médico consuela a uno de sus pacientes diciéndole: «Usted tiene una enfermedad muy grave. De cada diez personas que la contraen, solamente sobrevive una. Usted tiene mucha suerte al haberme consultado como médico, porque recientemente he tenido nueve pacientes con esa enfermedad y todos ellos fallecieron».

 

  1. c) «El novio de una muchacha se entrevista con el padre de ella y le dice: «Señor, yo quiero pedirle la mano de su hija». El padre le responde: ¿Por qué no?…Usted ya ha tenido todo lo demás».

 

  1. d) «Un marqués de la corte francesa de Luis XV, estaba viajando y regresó de manera imprevista a su casa, y se encontró a su esposa en los brazos de un obispo. Después de unos instantes de duda, el marqués fue a la ventana, la abrió y se puso a bendecir a la gente que pasaba por la calle. La esposa angustiada y sorprendida le preguntó: ¿Qué estás haciendo?… El marqués le respondió: «El monseñor está cumpliendo mis funciones y por lo tanto yo estoy cumpliendo las funciones de él» (5).

 

Sobre la «Teoría de la Incongruencia», los estudiosos del humorismo consideran que hay cuatro tipos de incongruencia (6). Veamos:

«Incompatibilidad lógica». Por ejemplo: «Lincoln fue un gran Kentuckiano. Nació en una cabaña de troncos que él construyó con sus propias manos».

«Ambigüedad». Por ejemplo: «Yo me desperté una mañana y mi amiga me preguntó si dormí bien. Yo le respondí: ‘No, porque cometí algunos errores’”.

«Irrelevancia». Por ejemplo, el conocido actor Woody Allen (Nac. 1935), en una ocasión dijo: «¿Cómo es posible encontrar sentido en un mundo finito dados los tamaños que uso para cintura y camisa?».

«Relacionar expresiones absolutamente dispares». Como ejemplo de esta categoría podemos referir un aforismo del genial autor rumano-francés Emil Cioran (1911-1995): «Esta mañana, tras haber oído a un astrónomo hablar de «miles de millones de soles», he renunciado a asearme: ¿Para qué seguir lavándose?» (7).

La segunda concepción más conocida sobre el humorismo es la de la «Superioridad». La formulación clásica fue hecha por el filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679). En su ensayo: ‘Naturaleza Humana’ (1650) en el que dice: «La risa no es sino la gloria repentina que surge de alguna concepción súbita de alguna eminencia en nosotros mismos, en comparación con la endeblez de otros, o la endeblez que nosotros teníamos anteriormente» (8).

Es decir, según Hobbes, nos reímos cuando súbitamente percibimos que nuestra situación es superior en algún sentido respecto a lo que es objeto de nuestra risa. Según esta concepción, por eso las personas tienden a reírse de la que es muy avara, o muy glotona, o está muy ebria, o manifiesta defectos de pronunciación, etc., etc. En todos esos casos percibimos nuestra situación como superior a la de ellos. Según Hobbes, también puede suceder que nos riamos de las tonterías que hemos cometido en el pasado siempre que estemos conscientes de que las hemos superado. Según Hobbes, también nos sucede cuando tenemos un éxito inesperado y nos sentimos superiores a lo que éramos.

Muchos estudiosos del humorismo reconocen que este tipo de humor se puede basar en una supuesta «inferioridad» de otras personas, por ejemplo los chistes racistas o sexistas, o sobre ciertas nacionalidades, etc. No es necesario decir que este tipo de humor puede tener connotaciones sumamente injustas desde un punto de vista humanístico.

Por otra parte, los estudiosos del humorismo incluyen al autor francés Henri Bergson (1859-1941) en esta concepción teórica de la superioridad. Según este autor, la función de la risa es actuar como correctivo social. Así, los elementos claves en la comicidad son lo mecánico y la inflexibilidad. En su obra titulada: «La Risa» (1900), dice que lo cómico es: «algo mecánico incrustado en lo viviente».

Bergson plantea que cada miembro de la sociedad debe poner atención permanente a su entorno social, y aquellas personas que no lo hacen, demuestran inflexibilidad, incapacidad de adecuarse a la sociedad, lo cual les confiere un carácter cómico. Nadie quiere ser objeto de burla, y entonces toda persona se siente coaccionada para comportarse de acuerdo a las exigencias sociales. En efecto, según Bergson, los personajes cómicos en las comedias tienen una obsesión (la avaricia, la fanfarronería, los celos, etc.), que les induce a comportarse de manera inadecuada y por eso son motivo de burla (9).

La tercera gran concepción teórica sobre el humorismo es la de la: «Liberación de la Tensión». La idea central de esta concepción es que la risa proporciona una liberación de la tensión; es decir, la energía nerviosa o psíquica que se forma en el sistema nervioso, se puede descargar por medio de la risa.

La versión más conocida sobre esta concepción fue hecha por el médico  austríaco Sigmund Freud (1856-1939), fundador del llamado ‘Psicoanálisis’.

En su ensayo: ‘Los chistes y su relación con el inconsciente’ (1905), Freud plantea que la civilización reprime las tendencias agresivas y sexuales en los humanos. Entonces, muchos chistes son «tendenciosos», y pueden ser «chistes hostiles» cuando cumplen un papel agresivo, de sátira, o de defensa, contra alguien que ostenta una posición de poder, o pueden ser «chistes obscenos», referentes a lo sexual que es tan reprimido.

Por otro lado, es importante señalar que el humorismo puede convertirse en un arma de crítica política muy poderosa. Por ejemplo, podemos recordar al eminente comediógrafo francés Moliere (1622-1673). Una de sus obras más mordaces es: ‘El Tartufo’ (1664), en la cual retrata a un hipócrita que aparenta ser un santurrón virtuoso, pero en realidad es todo lo contrario. La obra se estrenó en París en 1664 y dio lugar a una ruidosa controversia. Fue prohibida y no se pudo representar durante cinco años.

En el ‘Prefacio’ de la reedición de la obra, en 1669,  Moliere se defendió diciendo: “…nada corrige mejor a la mayoría de los hombres como la pintura de sus defectos. Constituye un gran ataque a los vicios exponerlos a la burla de todo el mundo. Se soporta bastante bien las críticas, pero no se soporta la mofa. Las personas pueden aceptar que son perversas, pero nadie acepta quedar en ridículo” (10).

El humorismo ha servido como eficaz crítica política. Por ejemplo, es bien conocido que en los países autodenominados «socialistas» había una gran escasez de productos y eso fue motivo de chistes en esos países. Así, en la República Democrática Alemana, corría el siguiente chiste: «Un hombre entra en el departamento de ropa de caballeros, en una tienda oficial del gobierno y pide unas camisetas. Lo siento – dice la vendedora – se ha equivocado de piso. Tiene que subir a la otra planta. Allí no tienen camisetas. Nosotros no tenemos camisas» (11).

 

NOTAS (1) Sobre la risa en chimpancés y otras especies de monos, y sobre el origen evolutivo de la risa en la especie humana, el lector puede ver pag. 546 en Steven Pinker (1997) ‘How the he Mind Works’. W.W. Norton & Co., New York. USA. (2) Véase pag. 17 en Peter L. Berger (1998) ‘Risa Redentora. La dimensión cómica de la experiencia humana’. Editorial Kairós. Barcelona. España. (Edición original en inglés: 1997). (3) Las citas de Kant se pueden ver en su obra ‘Crítica del Juicio’ (1790), Parte I, División I, sección 54. También en Pags. 47-48 en John Morreall (Editor) ‘The Philosophy of Laughter and Humor’. State University of New York Press (1987).  (4) La cita de Schopenhauer se puede ver en su obra: ‘El Mundo como Voluntad y Representación’ (primera edición 1818, segunda edición revisada 1844). Vol. I, Libro I, Sección 13. También en Pag. 52 en John Morreall, Op.Cit. (5) Estas cuatro citas se pueden ver en la sección ‘Humour and Wit’ en la Enciclopedia Británica (6) Los cuatro tipos de incongruencia se pueden ver en Pag. 200, en la obra de David E. Cooper ‘A Companion to Aesthetics’. Blackwell Publishers, U.K. (7) Pag. 21 en Emil Cioran (1987) ‘Ese Maldito Yo’. Tusquet Editores. España. (8) Sobre la concepción de Hobbes se puede ver su ensayo ‘Naturaleza Humana’ (1650), Capítulo 8, Sección 13. También en Pags. 19-20 en John Morreall, Op.Cit. (9) La concepción de Bergson se puede ver en el Capítulo II de su mencionada obra y en Pags. 124-125 en John Morreall, Op.Cit. (10)  Cita tomada de Pag. 101 del ‘Prefacio’ a ‘Tartufo’ en ‘Moliere. The Misanthrope and Other Plays’. Penguin Books. England (1959). (11) Pag. 67 en Peter Berger, Op.Cit.

 

 


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