Alcabalas vs agricultores | Por: Ramón Rivasaez 

 

Gremios de productores, sobre todo de los andes venezolanos, han protestado enérgicamente por lo que han considerado un atropello institucionalizado, que les despoja en gran parte de sus esfuerzos e inversiones en el campo; la vieja práctica de las alcabalas en las carreteras en el país los están dejando en la ruina.

Saúl López Molina, presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos de Venezuela, expresó que las alcabalas que instalan la GNB y las policías estatales, afectan el 65%de la producción nacional, por su parte,  Fedeagro, a través de su presidente Celso Fantinel, mostró su inquietud porque los agricultores pierden 80 mil toneladas de alimentos mensuales, como consecuencia de esas acciones irregulares de que son víctimas los transportistas de los rubros agrícolas en cada una de estas alcabalas.

Por su parte, Juan Carlos Montesinos, presidente de la Asociación Venezolana de Agricultura Familiar, (AVAF), condenó que en el sector que representa las pérdidas son millonarias debido a la escasez de combustible que ha impedido el transporte de alimentos, entre ellos, hortalizas y verduras.

A aquellas dificultades se suman las restricciones que rodean la producción de rubros agrícolas, básicamente, la  obtención de créditos;  además de combustibles, gasoil, en especial, la retención de hasta por tres horas de la mercancía en las alcabalas, y el cobro de dinero en efectivo, lo que configura todo un cuadro de obstáculos que va en detrimento de la actividad económica.

La dirigencia del sector agrícola ha exigido el cese del acoso que sufren los agricultores, más cuando escasean otros incentivos como el financiamiento, fertilizantes y los caminos vecinales son tortuosos en la mayoría de  las carreteras que conducen a los centros de consumo.

Lo peor de todo lo expuesto es  que de este estado de cosas tienen conocimiento las autoridades superiores de la GNB, pero todo sigue igual; no hay una instancia en que la ley se haga respetar, porque, sin duda, se trata de delitos flagrantes que se cometen a la vista de todos.   Un país donde el delito es amparado por la complicidad de los mandos superiores debe llamar la atención de la justicia internacional, porque resulta de perogrullo, que en Venezuela desapareció el estado de derecho, la ley brilla por su ausencia. La justicia se exilió.

A lo señalado se debe agregar, la vida, la existencia de los grupos y comunidades familiares que giran en torno al trabajo agrícola; en cuáles condiciones subsisten a la penuria de cohabitar en lugares donde los servicios han dejado de ser operativos, sin salud, transporte, electricidad, agua , gas, educación; cómo puede funcionar un país en estado tan ruinoso. Hay que ver nuestros agricultores son unos seres abnegados, fervorosos amantes de su terruño, de su noble oficio.

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