Ahora es mentira la verdad

Heisy Mejías

 

“Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras /…/ Ésta era la más refinada sutileza del sistema: inducir conscientemente a la inconsciencia”. George Orwell
Si algo nos ha trastocado como venezolanos, es la carencia de certeza a la que hemos estado sometidos durante tanto tiempo. Incluso, a estas alturas, determinar en qué momento comenzaron las mentiras es imposible ¿Fue Chávez el primero que mintió o ya habíamos estado acostumbrados como sociedad, a los constantes engaños de nuestros gobernantes? ¿Chávez no mintió pero Maduro si, como argumentan los del chavismo crítico? O ¿La oposición es tan mentirosa como el chavismo y por lo tanto tenemos 20 años de embustes que han traído como consecuencia, la perpetuación del régimen en el poder y el enriquecimiento ilícito de ambos bandos políticos? En fin, qué pasó con nuestros criterios para determinar qué es mentira y qué es verdad.
Más grande es la inquietud que se tiene ante estas interrogantes cuando sucede un apagón de magnitudes inimaginables en otros años, como el que ocurrió recientemente y lo más importante, las explicaciones ante el fenómeno. Ya sabíamos que el sistema presentaba fallas, que el racionamiento eléctrico en el interior del país ha dañado más de una nevera, que el Zulia tiene importantes fallas y que más de un enfermo falleció en algún hospital por no contar con plantas eléctricas, y qué dicen las autoridades encargadas de dar cuentas sobre lo sucedido: sabotaje, electromagnéticamente controlaron un sistema que es analógico aun, rayos gama fueron puestos sobre el Guri, una iguana mutante, unos jóvenes enemigos del partido, el imperio, fue Goldstein, 40 ladrones que asaltaron nuestro sistema eléctrico y pare usted de contar cualquier excusa con el fin de mantener a oscuras la realidad.
Entiéndase que el fin último de esta estrategia no es ni siquiera mentir en el sentido estricto, sino desvirtuar nuestro sentido de la realidad. Cómo se comprende que la Operación de Liberación y Protección del Pueblo (OLP) en realidad era un grupo de exterminio y que luego de tantas denuncias sólo haya cambiado de nombre y que aparte de eso, hagan un comando en pleno corazón de Petare con las carabelas como símbolo de “protección y liberación”; que en Venezuela “son garantizados plenamente los DDHH” y al mismo tiempo, desaparezcan periodistas en circunstancias tan sombrías y que luego de horas de tensión aparezcan presos o asesinados como el caso del colega periodista Alí Domínguez; en los hospitales no haya ni una jeringa, que muchos no podamos sacar el pasaporte y que el desastre económico sea casi tan difícil de cuantificar como de explicar.
En conclusión, me pregunto sobre la posibilidad de dar cuenta de esta surrealista Venezuela y comprenderla en el sentido Hannah Arendt, a decir, confrontándola y soportándola, no ya desde la emoción, sino a partir del razonamiento de lo que nos acontece y esto me parece viable en tanto tengamos disposición para desprendernos del dolor, el odio, el resentimiento y el miedo.

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