ADRIANO GONZÁLEZ LEÓN Y LA DESCENTRALIZACIÓN | Por: Francisco González Cruz

El viernes 22 y el sábado 23 de febrero de 1991 se reunieron en el Alto de Escuque un grupo de escritores y académicos para analizar el proceso de reforma del Estado, a los dos años de Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público, y a uno de haber entrado en ejercicio los primeros alcaldes y gobernadores electos en elecciones directas y secretas.

Se tenía mucha fe en el inicio de un proceso de descentralización, pero se sentía la resistencia de las cúpulas partidistas y de otros factores asociados al mantenimiento de las viejas formas. Los intelectuales reunidos allí convocados por la recién creada “Comisión para la Reforma del Estado Trujillo” analizó el proceso y publicó una “Declaración del Alto de Escuque, en donde exigían un mayor compromiso con darle poder a los estados y municipios para que orientaran su propio proceso de desarrollo, en particular la lucha contra la pobreza y los temas de educación, salud, vivienda y la promoción de la agricultura, el turismo, la artesanía y la pequeña y mediana industria.

Adriano González León, quizás inspirado por estar en la tierra de sus ascendientes maternos,  y esa pasión que sentía por la transformación de Venezuela, era uno de los mayores animadores del grato y memorable encuentro, donde además estaban, entre otros, Arturo Cardozo, Lourdes Dubuc de Isea, Hernán Méndez Castellano, María Cristina de Méndez,  Oscar Sambrano Urdaneta, Marlene Briceño, Héctor Negretti, Mireya Mendoza de Alvarado, Luis González, Carmen de Kaz, Aura Salas Pizani, Alirio Rangel, Félix Alvarado, Rubén Darío Albornoz, Nelly de Cestary, Mariana Espinoza, Milagros Abreu, Juan Ramírez y el que esto suscribe, en ese entonces presidente de la COPRET Trujillo.

Los intereses literarios de Adriano González León estaban comprometidos con la realidad de su país Venezuela y la lucha por su transformación. Así los testimonia su lucha contra la dictadura militar de Pérez Jiménez con la creación del Grupo Sardio y luego su continuación en la democracia con la revista Sardio y su incorporación a varias iniciativas en los años de la democracia. Además de Adriano estaban allí Guillermo Sucre, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre, Luis García Morales, Gonzalo Castellanos, Elisa Lerner, Salvador Garmendia, Ramón Palomares, Francisco Pérez Perdomo, Carlos Contramaestre, Edmundo Aray, Pedro Duno, Efraín Hurtado, Caupolicán Ovalles, Manuel Quintana Castillo, Perán Erminy, Mateo Manaure, Marcos Miliani, Omar Carreño y otros, que se van disolver por las derivas de la revolución cubana. Algunos se incorporan a las famosas barras de la “República del Este”.

Igualmente, por vía de su famosa novela “País Portátil”, que irrumpe en la literatura iberoamericana con una magistral narración de la historia remota del caudillismo trujillano, articulada a la lucha armada de los años 60 y a las demandas de una juventud impaciente por lograr las viejas reivindicaciones.

La trinchera literaria fue la constante en el valerano universal, sea en sus numerosas publicaciones, en la cátedra de la Universidad Central de Venezuela, en sus artículos en el diario El Nacional, su cátedra oral itinerante por todo el país, su programa Contratema que quince años mantuvo en la Televisora Nacional, en sus funciones diplomáticas y en las charlas de la bohemia donde era la chispa que animaba a todos.

 


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