Luis Huz Ojeda
luishuzojeda@hotmail.com y luishuzojeda2656@gmail.com
Adiós
(Poema)
Ramón Palomares.
Llovió y ha vuelto a llover
y cayeron las hojas y el sol las abrazó y el viento vino y arrastro las hojas
y sonó la hojarasca y otra vez cayeron las hojas y el sol las abrazo
y vino el viento y el roció se hizo en la yerba y se fue
abrieron los capullos y el insecto rompió la húmeda cáscara
y otra vez el pájaro que cantaba en la cuerda bajo a jugar bajo el rosal
y volvió a su cielo y canto
y la mariposa estuvo dormida al amanecer
y con el sol caliente subía dando ligeros golpes
y la lluvia la helo y otra mariposa voló por el jardín
y el jardín de ayer enrojeció y volvió a quedar yerto y pálido
y las ramitas secas chasquearon y cayeron al césped…
El canto del gallo junto al trino del turpial surgen entre la neblina que brota de las riveras del rio Jiménez acompañando el silbo de la brisa que desciende de la cordillera del Alto de La Cruz cuando a cada amanecer acaricia el poblado de San Genaro, lugar de nacimiento de María Benedicta el 17 de julio de 1933, en este mismo ambiente recreo sus sueños infantiles.
Su infancia transcurrió de manera similar a la de otras chiquillas de su tiempo, junto a sus padres en la morada materna ayudando a las labores domésticas que podía desarrollar de acuerdo a su edad, la no existencia de escuelas públicas en ese lugar o sitios cercanos de su hábitat le impidieron acceso al conocimiento de las letras y los números…
Sus juegos eran con barro
De mediana estatura, piel morena, rasgos indígenas, cabello corto de un negro intenso, alegre sonrisa, corta palabra, celosa de su trabajo creador, sus manos eran del barro y con él creaban arte… así era Benedicta Paredes -La Alfarera de Carvajal- quien ya entrada en confianza luego de varias conversas, con el temple y sabiduría que dan los años nos relató: “Desde muy niña cada vez que había una oportunidad, dejaba a un lado la muñeca de trapo para ir a jugar con barro, tratando de imitar a mama moldeaba algunos trastes y pequeñas figuras que nunca concluía… Mamá era muy cuidadosa y celosa de su trabajo y siempre me decía. –Los niños que juegan con tierra viven jipatos, con barriguera, lombrices, parásitos-. Hasta ahí llegaban mis aventuras con la greda, pero una vez cumplidos los 12 años de edad toleró dejarme ayudarla a cargar los tiestos que ella fabricaba una vez cocidos hasta la sala de la casa, pero más nada».
Aprendió sola
Nadie la enseño a preparar, modelar o cocer el barro, aprendió sola, viendo trabajar a María Del Carmen Paredes, -su madre- una nativa del Alto de La Cruz que había heredado de sus ancestros el oficio hacer trastos utilitarios de tierra o barro rojo, como llamaban entonces la arcilla. “Sin que ella se diera cuenta de tanto observarla… Un buen día ya tenía aprendido los pasos demandados en la recolección, molida, cernida, amasado de la arcilla, al igual que las múltiples formas del modelado, pulimiento, acabado, asimismo las cantidades de paja, leña y tiempos requeridos en su cocedura…”
Primeras piezas
Durante el ejercicio de este oficio Benedicta Paredes, tal como ella misma lo expresa se convirtió en una experimentada locera: «Mis piezas de cerámica siempre gustaron a propios y extraños, los primeros trabajos los comencé a concebir ya cumplidos los 15 años de edad, como no era experta en el modelado de la arcilla, poco a poco fui adiestrando mis manos, dedique mi tiempo a asimilarlo casi a la perfección, tanto que cada loza terminada es como dicen los que saben de esto -una obra de arte-.
Me dedique a producir cazuelas, pimpinas, pocillos donde beber café, bastantes tinajas para almacenar agua fresca y ollas soperas con distinta capacidad, formas, tamaños y provecho, floreros, jarrones de gran dimensión, vajillas completas de variada cantidad de piezas y diversa utilidad… Los anafres igual que los budares no eran de mi preferencia pero ponía el mismo amor y cariño en su manufactura. -Hasta la fecha nadie ha dicho jamás que un traste hecho por Benedicta Paredes se ha deshecho-, esto se debe cuidado puesto en la preparación del barro, yo misma lo molía, cernía, mojaba, amasaba… Deje de hacerlo por razones de salud”.
Reconocimientos
Su trabajo artístico fue reconocido por la crítica nacional especializada que llego a calificarla la mejor hacedora de cerámica artístico decorativa e utilitaria del estado Trujillo, y todavía después de pasar a retiro involuntario de este arte, se le considera la máxima exponente de este género en el Municipio San Rafael de Carvajal, sus piezas fueron exhibidas en Salones reservados a las artes de Barro y Fuego a nivel local, regional, nacional e internacional, Galerías públicas y privadas, Ferias y otros lugares existentes en el país con tal finalidad, su buen ganado prestigio artístico fue sustentado en la calidad de sus trabajos y consintió que buena parte de su producción hoy se atesore en salas públicas y colecciones privadas dentro y fuera del país.
Despedida
María Benedicta Paredes consagro en vida más de medio siglo a convertir la arcilla en obras de arte utilitario, actividad que dejo de desarrollar involuntariamente porque así lo demandó su salud.
Murió el pasado jueves santo en su casa situada en La Cabecera de Carvajal tenia 86 años de edad.
Ante tan irreparable pérdida, hacemos llegar nuestras sentidas condolencias a sus hijos y demás familiares.
“Hacia los 350 años de la fundación de Carvajal”.