El municipio Boconó crece poblacionalmente muy rápido, incluso varios nacidos aquí pero residenciados en otros estados han vuelto ante la crisis económica que vive el país; esto ha hecho que servicios básicos estén colapsados y los bancos del Estado también; aunque el que actualmente presenta más inconvenientes es el Banco Bicentenario del Pueblo.
Exigen reubicación
Durante más de cuatro semanas esta entidad financiera tuvo sus puertas cerradas, pero el cajero automático está dañado desde diciembre del 2016 y el aire acondicionado no funciona con normalidad. Sin embargo, estos problemas son secundarios para los usuarios, en especial para los adultos mayores, pues desde su óptica es apremiante la reubicación de la sede, ubicada en la avenida Miranda entre calles Páez y Vargas.
Más de 600 personas sólo el pasado viernes 20 pernotaron en la acera desde las 5 de la mañana y bajo un fuerte aguacero. Pasadas las 8 de la mañana cuando abrieron, sólo unas 40 pudieron ingresar porque los espacios internos son limitados.
Hacen sacrificios
Un señor contó que llegó de Tirandá a las 7 de la mañana. Bajó a pie y agarró buseta en El Plan hasta el centro para ir al banco. Allí aguantó hambre, se mojó y pasó horas en cola sin lograr que le pagaran todo el dinero que le correspondía. “Esto le sucede a la mayoría”, aseguró.
Otros usuarios también se quejaron por pasar tantas necesidades en la institución bancaria. Coinciden en que el Concejo Municipal de Boconó debe abocarse a esta situación y exigirle a la gerencia que reubique la sede a un lugar más espacioso, por lo menos donde la mayoría puede esperar seguro y bajo un techo.
Llegan de lejos
La mayoría de los usuarios llegan de parroquias periféricas como San Miguel, San Rafael, Tostós, Burbusay y Las Mesitas, donde escasamente hay transporte público.
Testimonios
Mancimiana Perdomo: “Para poder retirar la pensión hay que llegar a las 6 am, así esté lloviendo. A veces no pagan completo por eso uno espera que así uno venga de Burbusay y pase las de Caín con frío y hambre algún día sea dentro del banco no afuera”.
Benito José Calderón: “Yo viajo de Tomón a Boconó siempre para retirar dinero. El sacrificio que hago es pasar horas esperando carro porque queda lejos y casi no hay unidades. Aquí en el banco me mojo y debo estar mucho tiempo parado y sufro de la piernas y la cintura”.