Caracas, 22 sep (EFE).- Cuando falta un mes para las primarias opositoras, que definirán al abanderado del antichavismo para las presidenciales de 2024, persisten las amenazas contra este proceso, que no ha logrado despertar un ambiente electoral en Venezuela, salvo en contados mítines sin demasiado eco, o a través de las redes sociales.
Aunque, luego de seis meses de precampaña, la campaña arrancó oficialmente el 20 de agosto, no hay pancartas con las caras de los competidores y los medios tradicionales de comunicación no transmiten propaganda con las propuestas de los 13 aspirantes.
Así, el poco proselitismo que hay se mueve en el espectro digital, donde se han dado a conocer las agresiones sufridas por algunos candidatos, sus mítines puntuales en casi todos las regiones y la persistencia, aún sin resolver, de una demanda ante el Tribunal Supremo de Justicia que pide suspender estas votaciones.
Las primarias «se mantienen»
Pese a todas las críticas, algunas hechas desde la propia oposición, la Comisión Nacional de Primaria (CNP) asegura que los comicios se harán el 22 de octubre -fecha anunciada en febrero pasado- en unos 3.010 centros dispuestos en todo el país y en otros 87 lugares distribuidos en 30 naciones en el extranjero, en los que podrán votar 397.168 migrantes venezolanos.
Aunque el chavismo insiste en que las internas no se celebrarán, mientras promueve investigaciones legislativas sobre el financiamiento de este proceso, la CNP ha avanzado en la publicación de la boleta electoral y de la ubicación de los centros de votación, entre ellas iglesias, plazas, avenidas, almacenes de ventas y viviendas particulares.
La ubicación exacta de estos lugares, que en muchos casos no queda clara para los electores, es uno de los desafíos a enfrentar por los organizadores que, según explicaron a EFE, se apoyarán en activistas y voluntarios que «estarán en el exterior de los centros informando y facilitando el proceso para el votante».
La opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que auspicia el proceso, optó por celebrar sus internas sin el apoyo del Consejo Nacional Electoral (CNE), por lo que no podrán utilizar los puntos tradicionales de votación y los sistemas automatizados, ni contarán con el apoyo del habitual plan de vigilancia de la Fuerza Armada.
«Se solicitará el apoyo a los cuerpos de seguridad en las instancias nacionales, estatales y municipales», indicó la CNP, que contempla la suspensión de las votaciones en algún centro, en caso de que se produzcan altercados violentos, hasta que estos sean subsanados, pero siempre «se asegurará la integridad de las personas y el material electoral».
Un resultado previsible
Todas las encuestas dan como ganadora a la exdiputada María Corina Machado por márgenes que van desde el 30 hasta el 60 % sobre su más cercano competidor, el exgobernador Henrique Capriles.
Por dictamen de la Contraloría, ambos están inhabilitados para ejercer cargos públicos de elección popular, por lo que si alguno gana, no podrá inscribirse ante el CNE para las presidenciales de 2024, lo que ha dividido a los contendientes sobre la posibilidad de establecer o no una sucesión de la candidatura hasta conseguir algún político que no esté vetado por las instituciones.
En este contexto, si las inhabilitaciones no son levantadas, la victoria en las primarias de alguno de los afectados quedará en un hecho simbólico o, simplemente, como una prueba de su fuerza política sobre los demás, puesto que no tendrán opción de llegar a Presidencia, a la que todos aspira, a la espera de un milagro.
Tanto Capriles como Machado han sufrido agresiones durante actos de campaña por los que responsabilizan a simpatizantes del chavismo, hechos que ambos intentan capitalizar llamando a votar a los 20 millones de electores habilitados para hacerlo (opositores y chavistas), si bien se estima que participe cerca del 20 % del padrón.
Mientras tanto, persisten algunos cuestionamientos sobre la transparencia de las primarias, por tratarse de un proceso completamente manual -en un país que lleva años usando captahuellas y sistemas computarizados-, en el que se «verificará visualmente» a cada elector, para cuidar que cada ciudadano pueda votar una sola vez.
Asimismo, debido a las inhabilitaciones, los partidos opositores mantienen reuniones privadas para estudiar alternativas al resultado de las primarias, un proceso que, según analistas, dejó de ser visto como efectivo por la baja probabilidad de cumplir su propósito: arrojar un candidato presidencial de coalición.
Sin embargo, nada detiene a Machado, quien no cede en su promesa de llegar «hasta el final» para ganar el 22 de octubre y presionar, de una forma que todavía no está clara, para que le permitan competir en 2024, un escenario negado rotundamente por el chavismo y las instituciones.
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