Simón Rodríguez fue uno de los hombres eruditos de la enseñanza y precursor del pensamiento libre y justiciero. Emisario de las buenas costumbres y promotor cultural. Un día como hoy, pero el 28 de octubre de 1.771 para convertirse en un valiente creyente de la democracia, siendo un ejemplo a seguir en las ideas revolucionarias del libertador Simón Bolívar.
Cabe destacar que no existe grandes registros históricos sobre su infancia pero se puede deducir un carácter recio luego de que decidiera quitarse el apellido paterno para quedarse sólo con el de su madre tras una discusión con su hermano.
Desde temprana edad sintió una inclinación especial por la educación, pues Rodríguez fue uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacándose con un gran conocimiento de las sociedades hispanoamericanas. Sabiduría que luego inculcó a Simón Bolívar de quien fue maestro y mentor de sus primeras letras.
«Expósito de esta feligresía»
En el mes de junio del año 1.793, Simón Rodríguez contrae matrimonio con María de los Santos Ronco, acto que se declaró «expósito de esta feligresía», terminología empleada para designar a aquellas personas que son abandonadas por sus progenitores.
Vida en Europa
Rodríguez hace vida en Bayona, (Francia) para posteriormente viajar a París en donde se encuentra con Simón Bolívar en el año de 1.804, siendo partícipe y figura que infunde decisión en quien sería el libertador de América.
Los notables e ilustres pensadores deciden partir juntos a Lyon y Chambery para luego atravesar los Alpes y entrar a Italia. En Milán presencian la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia para posteriormente culminar su gira en Roma el 15 de agosto de 1.805.
Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Fernando Toro quien fue General de División del Ejército Libertador de Venezuela, firmante del Acta de Independencia de Venezuela, miembro del Segundo Triunvirato que rigió los destinos de la Primera República y como tal Presidente de Venezuela, juran dedicarse por completo a la liberación de un pueblo sometido por el despotismo que se evidenciaba en la época.
El juramento quedó intermitente en el pensamiento de Rodríguez y pudo ser recabado para las futuras generaciones:
«Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español».
Paulatinamente, luego de la visita de Bolívar a Nápoles retornan a París en el año de 1805, tomando caminos diferentes después. En 1806 inicia un largo peregrinar por Europa, viviendo en Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia; que culmina en 1823 cuando llega a Londres donde se encuentra con Andrés Bello, emprendiendo ese mismo año el retorno a América.
De regreso al continente americano
Simón Rodríguez retorna al continente americano por Cartagena de Indias, esto fue motivo de gran emoción para el libertador Simón Bolívar, quien escribió el 19 de enero de 1824 desde Pativilca (Perú), un conmovedor mensaje a su maestro:
«Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló […] No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Ud. me ha dado, no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado».
Por otro lado, Francisco Paula Santander quien fue militar y político colombiano, célebre por su participación en la emancipación americana frente al Imperio español, ayudó a Simón Rodríguez a unirse a Bolívar para emprender a través de Cartagena el viaje a Perú por medio de Panamá y Guayaquil, llegando a este último puerto a fines de 1824 o principios de 1825.
A su paso por Ecuador realizó diversas obras importantes , en La Catunga dicta clases de agricultura y botánica en el Colegio Nacional; en Quito presenta al Gobierno un Plan de colonización para el Oriente de Ecuador y en Ibarra, funda una «sociedad de socorros mutuos».
Para el año de 1825 Bolívar lo recibe en Lima para que sea parte de su grupo de colaboradores directos. En noviembre de ese mismo año, Bolívar lo nombra «director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana». El 7 de enero de 1826 Bolívar regresa a Lima y Rodríguez permanece en Bolivia, siendo ésta la última vez que se ven.
Posteriormente a estos eventos mencionados Simón Rodríguez continúa en sintonía con sus ideales y los plasma en textos de gran envergadura que al igual que otros escritos realizados por él, insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica.
Su fallecimiento
En los años finales de su vida Rodríguez va a Guayaquil, donde se pierde parte de su obra en un incendio ocurrido en dicha ciudad. En 1853 emprende de nuevo un viaje a Perú, lo acompañan su hijo José y Camilo Gómez, compañero de éste; será Gómez quien lo asistirá en el momento de su muerte ocurrida en el pueblo de Amotape.
Setenta años después de su deceso, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, y desde allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos a su Caracas natal, donde reposan en el Panteón Nacional desde el 28 de febrero de 1954.