Omar Sánchez Delfín
Escuchaba en estos días hablar por radio a la eficiente jefa de la Zona Educativa del estado Trujillo, cuando una usuaria, antes llamada oyente, le preguntó vía telefónica el por qué de las escuálidas comidas que estaban dando a los escolares en las escuelas públicas de nuestro estado, la funcionaria entre otras cosas comentó como respuesta a la expectante mujer, que seguramente también era madre y representante a la vez, que debemos darle gracias a Dios y al gobierno de Maduro por estos alimentos recibidos, al oír esta frase dicha por la empleada en cuestión, inmediatamente estuve de acuerdo con ella, y me dije a mí mismo, desde luego que hay darle gracias a Dios cada vez que recibimos el sustento alimenticio, tanto, que estimo que este agradecimiento al Todopoderoso debe estar por sobre todas las cosas, peero ¿también se puede estar agradecido a la vez con este Gobierno por proveer esta insignificante porción de comida que consta generalmente de un puñito de arroz cocido con sopita de caraotas insípidas o en su defecto lentejita, o es que debe ser tal el agradecimiento al Gobierno que los escolares brinquen en un pie cuando reciben como desayuno un bollito cocinado, con absolutamente nada o en el mejor de los casos aceptar una arepita con rebanadita de aires. Me pregunto: ¿Se puede estar agradecido con este Gobierno por estas provisiones, estas pequeñas porciones de comida con muy pocos nutrientes, pueden satisfacer las necesidades energéticas requeridas por estos estudiantes que están en constante desarrollo físico y mental? Porque vamos a estar claros, la mayoría de los estudiantes de nuestras escuelas públicas son de escasos recursos, por consiguiente dado lo poco que comen nos podemos imaginar el desempeño académico de estos párvulos. No obstante y aunque usted no lo crea, mientras aguantamos el hambre pareja en todo el país, paradójicamente se dice que tenemos “petrólio” hasta pa´ regalar, y vaya que lo regalamos, si no que le pregunten a los cubanos que son los padretos del chuleo y “memes” del hemisferio y más allá. Compatriotas y camaradas no pretendo con esta crónica que abran los ojos a la realidad, todo lo contrario, ciérrenlos bien fuerte y pongan la mente en blanco y traigan a sus recuerdos cuando los muchachos comían en los comedores de las escuelas públicas y les servían aquellos barcos de comida burriada, donde no faltaba jamás en el menú alimentario el pollo, la carne, el cochino, la ensalada y el respectivo juguito de fruta, siga con los ojos bien cerrados y recuerde cuando le hacíamos a nuestros hijos las loncheritas con bastantes fritas, queso y el infaltable juguito Huesitos. Camarada, póngase la mano en el corazón y pregúntese, ¿lo que estamos viviendo es patria?, compatriota conectémonos con el futuro posible, ese donde éramos felices y no lo sabíamos, peero tranquilos, después de la tormenta viene la calma, después de la oscuridad viene la luz y después de la pobreza en que vivimos por culpa de este gobierno les juro viene la prosperidad, de eso no tengamos dudas… Y no olviden, el único camino es Dios.