En el marco de la severa crisis económica que padece el país la escasez de alimentos se acentúa. Los consultados aseguraron que no consiguen alimentos en los supermercados, carnicerías y demás, “esto es la locura, no hay comida por ningún lado, lo que nos quedan son las verduras y los que venden cada día aumentan más”
En el marco de una severa crisis económica que atraviesa la nación, en la que además de registrar la inflación más alta del mundo, donde según pronósticos del Fondo Monetario Internacional pudiera estar alcanzándose en 2300%, la escasez de alimentos y medicamentos se acentúa y el estado Trujillo no escapa de esa realidad.
“Yuca y auyama parejo es lo que comemos para sobrevivir”, expresaron una decena de ciudadanos consultados en pleno corazón comercial de la ciudad de Valera, mientras vagaban entre las cestas de los verduleros -que cada día aumentan más en la avenida Bolívar- en busca de los precios más bajos para poder comprar.
Los consultados argumentaron que no consiguen alimentos en los establecimientos comerciales de venta de alimentos, carnicerías y demás, “esto es la locura, no hay comida por ningún lado, lo que nos quedan son las verduras y los que venden cada día aumentan más. Ya uno no sabe qué hacer, eso está como para ponerse a llorar”, compartió angustiada una señora de cerca de 60 años.
“Mata ruido”
Ante dificultad para adquirir la harina precocida que antes no faltaba en el plato de los hogares venezolanos, la venta de yuca en cada esquina de la ciudad ha proliferado. El tubérculo que, junto a los cambures verdes, es llamado por los vendedores “mata ruido” o “mata hambre” se cotiza en 6 mil bolívares el kilo. La auyama, otro de los productos que mencionaron los consumidores en la urbe para calmar el apetito del día se consigue entre 2 mil 500 y 3 mil bolívares en dependencia del tamaño.
Ellos opinan
María Guillén: “pura yuca, sino auyama, no hay comida, 50 mil bolívares cuesta un kilo de harina, ¿quién come así? La carne ni se diga, es impensable, muy cara. En los supermercados no hay nada, estamos sobreviviendo”.
Bernardo Briceño: “comemos lo que sea que se consiga, principalmente yuca y cambures verdes, también auyama y ocumo. La carne y el pollo cero, eso no lo podemos comprar. La plata no alcanza para nada. Esto está feo”.
Yoleida Palencia: “yuca y plátano, eso es lo que hay. Uno entra al supermercado y dan ganas de llorar, están pelados los anaqueles y lo que medio se consigue tiene el precio por las nubes. La carne carísima. El país está mal”.
Anyel Briceño: “vegetales, ahora somos vegetarianos obligados y hasta eso se está poniendo caro. La carne está demasiado cara, el queso no se puede comprar y adquirir huevos es un milagro. Ya uno no sabe qué hacer”.
Come de la basura
Ante la crisis que atraviesa Venezuela cada vez es más normal ver en Valera a ciudadanos aventurarse a los basureros de restaurantes, ventas de comida rápida, panaderías, mercados y supermercados en busca de un pedazo de pan, el borde de un pastelito, fruta o verdura semipodrida o simplemente residuos de comida. La escena se agrava cuando se observa a perros y gatos callejeros peleando por los desperdicios con los humanos por igual entre la basura.
Absorto en su cometido y como si el resto de humanidad que transitaba por su lado nunca hubiese existido, la persona en la gráfica se inclinó sobre una bolsa que contenía residuos de alimentos. Tras espantar brevemente las moscas a su alrededor, no dudó un segundo en llevarla consigo hasta su boca con desasosiego.
Gas Comunal sólo para “prioridades”
Desde el mes de agosto la empresa Pdvsa Gas Comunal tiene el despacho paralizado para sectores circunvecinos del municipio Valera y otros lugares. Según informantes de la oficina local, la empresa sólo está dando atención inmediata a las comunidades organizadas a través de los Clap o consejos comunales, además de las zonas donde se han registrado protestas.
Habitantes de las calles, urbanizaciones y sectores que dependen de este servicio y que no cuentan con respuesta oportuna de su consejo comunal, deberán aguardar a que Gas Comunal termine de atender a los sectores priorizados para ver si les despachan el servicio, ante la escasez del licuado que se torna difícil.
En esa situación se encuentran los habitantes de las calles 14, 12 y 13 de la parroquia Mercedes Díaz, a quienes representantes de la empresa estadal les indicaron que tienen personas esperando pedido desde el mes de agosto. Los afectados instaron a las autoridades de la empresa a que atienda a todas las personas que necesitan el servicio.
Anaqueles vacíos
Una vuelta por los principales establecimientos comerciales de expendio de alimentos de la “ciudad de las Siete Colinas” permitió constatar que en efecto los anaqueles cada vez se muestran más vacíos. En algunos supermercados los anaqueles han sido movidos desde sus lugares habituales y colocados de forma tal para obstaculizar e inutilizar espacio dentro del recinto a fin de contrarrestar la dramática imagen que representa la escasez en la región.