Logroño (España), 29 dic (EFE).- Los contenidos difundidos por ‘youtubers’ infantiles fomentan un consumo excesivo de juguetes, perpetúan estereotipos de género y generan niños con tendencia acumulativa y poca tolerancia a la frustración, asegura a EFE la experta en mercadotecnia Alba López Bolás.
La coordinadora del Máster en Marketing Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (España) ha analizado los contenidos publicados en Vlad y Niki, uno de los canales de ‘youtubers’ infantiles más populares, dirigido a un público de entre 3 y 6 años.
Con casi 28 millones de suscriptores en su canal en español, los vídeos se centran en la promoción de juguetes, pero están editados con efectos especiales y música, lo que puede confundir a los espectadores sobre las características reales de esos artículos, puntualiza.
Esa posproducción audiovisual con recursos «muy impactantes» hace pensar a los pequeños espectadores que esos contenidos son «más entretenidos» que su vida real.
En este sentido, López Bolás alerta de que los consumidores de estos vídeos son niños muy pequeños, por lo que son «muy influenciables» por los contenidos de estos canales de YouTube.
En todos los episodios, los protagonistas de Vlad y Niki viven las rutinas diarias rodeados de juguetes nuevos, pero «no se aprecia ni se muestra cómo han conseguido los padres esos juguetes y el esfuerzo que hay detrás para comprarlos», indica.
Publicidad no comunicada
La especialista agrega que, en algunos vídeos, los chicos rechazan juguetes como muñecas Barbie, lo que contribuye a reforzar los estereotipos de género.
Además, subraya que en este canal no se detalla cuándo se trata de una colaboración publicitaria.
Por ello, los niños de entre 3 y 6 años que ven estos vídeos consideran «algo normal» que los protagonistas de los vídeos vivan «totalmente rodeados de juguetes».
Estos canales les causan «frustración», pues comprueban que «su día a día» no es tan «emocionante» como el de los niños de la pantalla, ya que a esa edad «no saben diferenciar entre realidad y ficción».
Tampoco aprenden a valorar las cosas importantes de la vida y se pierden la relación social con otros menores, ya que, en estos vídeos, por derechos de imagen, solo salen dos niños, que suelen ser hermanos.
«Los espectadores piensan que lo normal es estar en casa jugando con juguetes nuevos, sin interacción social con otros niños, y tampoco realizan otro tipo de actividades más reposadas, como manualidades», explica.
Niños que no saben aburrirse
Todo ello ha provocado que algunos niños no sepan aburrirse y crean que no es algo habitual, porque en este tipo de vídeos hay una actividad frenética en la que los niños no paran ni un segundo.
El consumo de estos vídeos en la infancia puede provocar que haya adolescentes con «mayor dependencia de las pantallas» y tendencia a acumular objetos materiales, precisa.
Esta experta recomienda a los padres «acompañar» siempre a los hijos en el visionado de cualquier contenido, ya que, erróneamente, se cree que son aptos para el público infantil porque aparecen niños en ellos.
«La realidad es todo lo contrario, porque las marcas se aprovechan de los niños, ya que saben que tienen un mayor impacto publicitario y consiguen una mayor interacción», alerta López Bolás.
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