“el rumor sobre la existencia del Dorado se extendía a través de los mares en los países más distantes” Orinoco, Enrique Bernardo Nuñez.
En estos tiempos de crisis internas y globales y en días conmemorativos nacionales y locales, es necesario abrir espacio al encuentro de reflexiones, ideas, diálogos y debates en torno a nuestra Guayana y su geo-historia, la cual guarda episodios de altísima significación para nuestra conformación como Patria-Matría pueblo, el territorio, el poblamiento, la bio-diversidad y la socio-diversidad, de mitificaciones, de ambiciones convertidas en aventuras, la consolidación de la lucha por la libertad y asentamiento de la República; de querencias, dolencias y sueños de proyectos de región y de nación con ámbito continental. De lugar para vivir hasta morir.
Conviene tener presente, -ahora cuando el gran río asciende en el acercamiento a las ciudades y pueblos ribereños y con su crecida amenaza desbordar en inundaciones-, que esa cíclica presencia trae suelos de la vastísima hoya orinoquense y los arrastra, de manera lenta y permanente para irlos dejando como tierra que alimenta la poblada selva; es así como el Orinoco le ha ganado al mar, durante el último millón de años, muchos kilómetros cuadrados con su delta como nuevo territorio para Venezuela. El malecón de Ciudad Bolívar es espectacular balcón, por la angostura del río, el paso de islotes flotantes con plantas de bora y otras que acompañan -como un cortejo-, a la inspiración de Manuel Yánez con su “viajera del río”; en esa fiesta de aguas se van inundando dormidas lagunas para despertar las alegrías de la sapoara. Los habitantes originarios disfrutaron estas aguas y tierras del precámbrico, como nos lo descubre el poeta Gustavo Pereira en sus “Memorias del paraíso perdido”.
Colón en su tercer viaje, tuvo en la fuerza de esa corriente de agua dulce, el asombro y la certeza de la “tierra firme” de nuestro continente que percibió como “tierra infinita”, y al desembarcar en Macuro, -ese encantador lugar de la costa de Paria-, la consagró como “tierra de gracia”, lo cual alimentó las fantasías de haber encontrado el paraíso terrenal del bíblico Edén. Junto al relato de otros seducidos viajeros, muchos vinieron a buscar la fuente de la eterna juventud; otros, enfebrecidos de codicias en el mito del “dorado”, armaron despliegue de sus avaricias por esta tierra de Guayana en la búsqueda de Manoas y de Parima, torres y aguas de oro. Antonio de Berrios lo recorrió desde el Meta y Diego de Ordás desde la desembocadura. El pirata Walter Raleigh penetró en la tierra de Guayana y quiso ofrecerla a su reina, por la que después suspiraba en el encierro de la Torre de Londres. Luego con encargo de la corona, jesuitas y capuchinos desplegaron su misión de evangelio y fundación de pueblos pastoriles y labriegos con notables relatos que dejó su acción; más tarde, con encargo republicano, otras misiones dejaron sus huellas en estas tierras y su gente.
En momentos difíciles de agonía republicana, luchando por sueños de libertad, la acertada mirada de Manuel Carlos Piar con la Campaña de Guayana, hizo desviar el obsesivo rumbo hacia Caracas de Simón Bolívar, para encontrar el mejor espacio al asiento definitivo de la República, para defenderla y desplegar la mayor ofensiva de la causa libertaria por el corazón de nuestramérica. La victoria de San Félix, hizo posible el paso de los Andes, Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín, Ayacucho; desde Angostura el discurso de la república virtuosa y la creación de Colombia la Grande, Perú, Bolivia y los planes hacia el sueño libertario del Caribe hispano.
Desde Guayana, surgió la inspiración de Rómulo Gallegos en “Canaima” con el “somos o no somos” de Marcos Vargas, la “Upata de los carreros”, el “Tumeremo de los caucheros”, “El Callao del oro y del calypso”, de Horacio Cabrera Sifontes y sus relatos de episodios heroicos en “la querencia de Guayana”; de Hector Guillermo Villalobos, Agosto Méndez, Jesús Sanoja Hernández y tantos otros en el canto de la serenata guayanesa, enriquecida con las migraciones cantoras de oriente y otras latitudes; el sur-este danza con el ritmo calypso, mientras Caicara baila el joropo zapateao de Apure, y en Amazonas, el alto Orinoco da refugio al canto limpio de pueblos originarios.
La Guayana de múltiples fronteras convocó, con su cinturón de hierro, a enclaves extractivos en sus campamentos (Puerto Ordaz, Piar, Palúa y El Pao) a la manera como el petróleo había hecho en otros espacios de la nación; el Caroní inspiró al maestro Soto con sus aguas cinéticas y abrió proyectos de generación eléctrica con la intención de fundir el acero y procesarlo “aguas abajo”, para lo cual se realizaron decisiones de políticas públicas, se invitaron inversionistas financieros, también a pioneros dispuestos a invertir esfuerzos con sus proyectos de vida; todo lo cual se constituyó en un inmenso atractor de migraciones desde zonas oprimidas de nuestro país y de más allá de las fronteras. El afán constructivo fue agregando campamentos y organización segregada de los nuevos pobladores que crecían cada semana, cada mes, cada año.
De la Corporación Venezolana de Fomento, al Instituto Venezolano del Hierro y del Acero y de éste a la Siderúrgica del Orinoco; fue creada la Corporación Venezolana de Guayana al final de 1960 para atender, el estudio de la potencialidad regional, la creación de un parque industrial de transformación básica en deseos del aguas abajo y el impulso de una ciudad que le sirviera de soporte, con una cuestionable concepción del crecimiento económico como polo de desarrollo. El 2 de Julio de 1961, se decretó impulsar la conurbación de San Félix, Chirica, Puerto Ordaz, Cambalache y Caruachi, (sumaban 20.000 habitantes), con la denominación de Santo Tomé de Guayana, que tres lustros después cambió por Ciudad Guayana. La historia de la Urbe está cargada con la lucha de sus moradores por llegar a ella y encontrar un sitio donde alojarse, un modo de trabajar y de expandir el conocimiento y capacidad de acción, propiciar encuentros para el afecto y hacer familia; hubo gente que vino y se fue, otros quedaron procurando transformar el campamento en un espacio sostenible de compartida convivencia para hacer caminos hacia el alma de la ciudad. Este mes de Julio se cumplen 60 años de aquel evento fundador.
La conformación del proceso urbano en estrecho vínculo con la actividad de la industria le dio a Ciudad Guayana un sesgo marcado por la presencia de los trabajadores, con especial referente en los de las grandes empresas mineras y de transformación básica ubicadas mayormente en la zona de Matanzas. Los trabajadores animaban con su juventud y salarios la vida urbana y con sus luchas fabriles el compromiso de exigencia por los servicios urbanos que movilizaba a otros sectores de la población. Eso produjo -en nuestra observación-, importantes encuentros y estrechos vínculos entre diversos sectores y actores sociales y políticos.
Dentro de esos procesos, quiero destacar el evento llamado generalmente “la huelga del 71 con los 514 despidos” de la cual se cumplirán 50 años el próximo septiembre; también “la intervención del sindicato SUTISS” en el año 1981, hace 40 años; los destaco, sin restar importancia a otros, por el significado que en el imaginario urbano ha tenido SIDOR, cuya privatización durante el año 97 representó un importante impacto en la vida urbana.
Durante los años transcurridos de este siglo XXI, las acciones realizadas: en la región Guayana, en las empresas básicas, en la Ciudad, y en la institucionalidad pública que corresponden a diversos niveles de gobierno ejecutivo, parlamentario y otros, por los plurales actores económicos y políticos internos e internacionales, nos han llevado a unas condiciones que imponen la necesidad de replantear el rumbo ¿para dónde vamos?, ¿adónde nos lleva el modelo adoptado, antes y ahora?, ¿cuáles acciones nos han traído a la situación actual?, ¿cuáles actores intervienen en su ejecución?, ¿cuáles responsabilidades derivan de esas acciones?, ¿qué hemos hecho para contribuir a mejorar o empeorar la situación?, ¿qué elegimos cuando votamos?, ¿qué significa la intención del “buen vivir” para quienes vivimos en este país y en cada región de él?, ¿a qué nos comprometemos?.
“Un pueblo ignorante de su propia historia es presa fácil de su dominación”; ¿recuerdan quién lo dijo ?.
La política democrática para el servicio con respeto al pueblo, debe contribuir al discernimiento público en la sociedad para que hombres y mujeres libres puedan elegir antes de votar. Es necesario desarrollar políticas hacia la construcción de “una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural”, así lo dicta el propósito constitucional. Eso nos impone pensar, reflexionar para hacer consciencia y actuar consistentemente en un camino de responsabilidad y dirección coherente; y también, rendir cuentas públicas al pueblo, para el hoy y para la historia.
Postular es “pedir, pretender”, también “pedir por la calle en una colecta pública”; antes que “proponer un candidato para un cargo”; yo postulo… repensar Guayana !
Casatalaya, caracas 27 junio 2021