XIII Congreso de la Trujillanidad: La riqueza e identidad de Valera y sus constructores

EXPRESIÓN CULTURA

 

El pasado jueves 16 de mayo la Universidad Valle del Momboy fue de nuevo escenario para conversar y reflexionar sobre Trujillo, esto gracias a la realización del XIII Congreso sobre la Trujillanidad, actividad que se desarrolla cada año por esta fecha y organiza la institución de la mano de su Centro de Desarrollo Humano Sostenible.
En esta edición 2019 se ha presentado una novedad, es que el Congreso se desarrolla en tres fases.
El primero de eso tuvo como temas centrales: La identidad de Valera y los desafíos de la ciudad; para ello se contó con las ponencias de tres destacados conocedores de la materia como lo son: Eladio Muchacho Unda, La importancia de la identidad para la Valera posible, por su parte Juan Ignacio Montilla: Benemérito de Valera, bajo la responsabilidad de Gregorio Rivero. Cerró, Pedro Bracamonte Osuna con, Elementos fundamentales de la identidad valerana.
Dicho Congreso de la Trujillanidad se llevó a cabo en el aula 5 de la sede Ateneo de la UVM, y cuenta con el valioso apoyo en la organización de la Escuela de Liderazgo y Valores, Voces de Valera y la Comisión Bicentenario de Valera. Los profesores Domitila Peña y Pedro Frailán fueron los encargados de hacer de anfitriones en esta enriquecedora velada, la cual abrió el Rector Emérito de la UVM Francisco González Cruz quien realizó un bosquejo sobre la importancia del Congreso a lo largo de estos 13 años y de los temas que se han profundizado los cuales tienen como propósito enaltecer la identidad e historia local y regional.

 

Próximas fases

El profesor Pedro Frailán, dejó la invitación abierta para las dos próximas fases de esta XII edición previstas para el seis de junio: Los Tratados de Trujillo y los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Para el 26 de junio el tema será: José Gregorio Hernández, Modelo para la Venezuela Posible, en el marco de la conmemoración de los 100 años de su fallecimiento. Ambas jornadas serán, en el aula 5 de la UVM, sede Ateneo.

 

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Identidad para la Valera posible

Eladio Muchacho Unda

Muchas gracias a la Universidad Valle del Momboy, a su Centro de Desarrollo Humano Sustentable, a Voces de Valera, a la Comisión Bicentenario de Valera 2020 y a la Escuela de Liderazgo y Valores, por la invitación para participar en este XIII Congreso sobre la Trujillanidad. Muchas gracias a cada uno de ustedes por asistir, pero especialmente por estar. Gracias a todos. Dice Arianna Martínez Fico, mi esposa, que la gratitud es la antesala de los milagros.
Cuando hablamos de la importancia de la identidad para la Valera Posible nos referimos a la Valera que queremos, y ello implica que debemos tener muy claros los tres conceptos que la definen, esto es, visión, misión y valores.
Hay trabajo adelantado al respecto, lo realizó la Escuela de Liderazgo y Valores de la UVM en el año 2001. Hay que revisarlo y actualizarlo de forma participativa e incluyente.
Ahora bien, la Valera que tenemos es una realidad, Valera es una historia de vida y en consecuencia existe una identidad.
Al introducir el elemento «tiempo» nos encontramos frente a tres Valera: la Valera que tuvimos, la Valera que tenemos y la Valera que queremos. Tres dimensiones de la ciudad que debemos conectar y armonizar, en función del objetivo: la Valera Posible.
«Voces de Valera» y el periodista Elvins González por Diario de los Andes, han realizado un trabajo visionario al acentuar su interés en la Valera que tuvimos, porque ahí hay reservas y fortalezas, recursos fundamentales para el despliegue de la Valera Posible, que no es otra cosa que una potencialidad que está plegada sobre sí misma a la espera de una narrativa que desencadene su despliegue. David Bohm, un gran físico del siglo pasado, afirma: «El destino está implicado en el universo para buscarlo y desplegarlo»; y Francisco Varela, científico chileno, nos dice: «Desplegamos las posibilidades del universo implicado usando el lenguaje». La Valera Posible espera por esa narrativa. Es una tarea pendiente.
…Es hora de volver a pensar sobre el tema para lograr que Valera viva un luminoso bicentenario, que se proyecte por los próximos veinte años, tiempo suficiente para convertir sueños en realidades…

Muchas Gracias

 

Juan Ignacio Montilla, el padre de Valera

Gregorio Riveros

Otro de los personajes deslumbrantes de la historia valerana, aparece con su labor (a finales del Siglo XIX y principio del 20) es DON JUAN IGNACIO MONTILLA, quien marcó el ritmo de progreso en esta región que en lejanos tiempos, originariamente, estuvo ocupada por los indios escuqueyes (comunidad de Los Cuicas).
Juan Ignacio se constituyó, en una figura descollante entre un gran equipo de aguerridos constructores de un gran pueblo y de una gran ciudad. Ellos asumieron como objetivo primordial (impostergable) el desarrollo de la ciudad con un progreso firme, duradero, ordenado y desplegado hacia el futuro. Hoy, estas palabras conmemorativas, hacen referencia (especial) a este “Hijo Benemérito de Valera”: JUAN IGNACIO MONTILLA, como uno, entre los muchos personajes, que soñaron e hicieron posible a esta hermosa ciudad valerana.
Y en palabras de otro gran cronista, extraordinario pensador y excelentísimo baluarte de la trujillanidad, don Mario Briceño Iragorry, lo nombra como uno de los más importantes “Padres de Valera” (un hombre de superación, hacedor de pueblo, y también propulsor de la cultura). Es que Juan Ignacio Montilla se convirtió en uno de los más importantes padres de Valera. Hombre de progreso y constructor de pueblo. Don Mario, lo menciona, junto a una gran generación de hombres que constituían una de las generaciones más destacadas y valiosas de Valera.

 

Los constructores de Valera

Pedro Bracamonte

Con la intención de avivar la memoria, quiero afianzar que este llano fue siempre un lugar de paso en el que se caminaba entre matices y visiones. Lo ceñía el silencio, lo rodeaba la soledad, era vecino de la niebla y lo cruzaban tres espumantes ríos manados de nuestras montañas.
Los pueblos surgen de las necesidades sociales del hombre en su afán de mezclarse. Las ancestrales aldeas como Valera, eran lugares de encuentro, donde iban apareciendo nuevos modos de vida: los caminos trillados dejaron de ser privados; hombres y mujeres desconocidos formaron familias, intereses nuevos y dioses extranjeros crearon vecindad. Los marchantes, al detenerse en la aldea, traían un nuevo tinte para la lana, un nuevo esmalte para el plato del alfarero, un nuevo libro acerca del destino humano. Así creció la ciudad de Valera. Pero antes de ser ciudad estuvo el caserío, la aldea y el santuario; antes del santuario, el campamento, la cueva; y antes de todo esto ya existía la tendencia a la vida social que el hombre compartía con muchas otras especies animales.
La historia de Valera merece ser difundida y sus fidedignos constructores conocidos, porque no existe una sola Valera, como lo expresa el historiador Ramón Urdaneta Bocanegra, sino muchas Valera. Solo conocemos algunos detalles de la formación de la parroquia eclesiástica, pero también existió la parroquia civil como lo indica la legislación indiana…

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