Todos recordamos que, en el primer período del presidente Carlos Andrés Pérez, Venezuela amplió su política de acogida y solidaridad hacia todas aquellas personas que escapaban de los regímenes de facto o tiranías que habían tomado el poder en el cono sur.
Venezuela, como ya lo había hecho con los migrantes europeos que, huyendo de los feroces dictadores (Franco, Hitler, Mussolini y otros sanguinarios y siniestros personajes enemigos de la libertad), siguió atendiendo de manera humanitaria a millones de refugiados.
Fue de esa forma cómo Venezuela creció mucho, intelectualmente con el arribo de científicos, de investigadores en el campo de la cultura, caso de Ángel Rosenblat, Juan David García Baca, Eduardo Crema, Arturo Croce, Agustín Millares Carlo, y tantos ilustres migrantes que abandonaron sus países en la búsqueda de ese preciado bien, la libertad. Hoy debemos tributar un merecido reconocimiento a estos notables ciudadanos migrantes que hicieron de Venezuela su nueva patria.
Volviendo a lo expuesto al comienzo, el presidente Pérez, lo que hizo en su primer gobierno, fue darle continuidad a la política de apertura, de puertas abiertas que ha sido las señas de identidad de Venezuela, su política de estado; incluso, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el país siguió acogiendo a muchos refugiados españoles, italianos, portugueses y otros lugares que venían a trabajar.
CAP en su quinquenio abrió aún más las fronteras venezolanas e ingresaron meritorios ciudadanos que huían de los Pinochet, Juan Carlos Ongania, Jorge Pacheco Areco, Alfredo Stroessner, y tantos otros tiranos que se habían apoderado de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, respectivamente.
A ese contingente de migrantes, el presidente Pérez lo atendió con prioridad e inmenso respeto; pronto estas personas comenzaron a brillar en sus áreas, constituyó una inversión para Venezuela; nuestra nación dio un ejemplo de acogida y solidaridad como pocos países lo pueden mostrar.
Es más, a nivel cinematográfico, existe una película La hora 25, que protagoniza Anthony Quinn, ambientada en la Alemania de postguerra de 1946, donde en una estación de tren de Munich, aparece un afiche en el que Venezuela da la bienvenida a los refugiados. Textualmente dice «Homeless Venezuela welcomes you».
Por todo lo relatado causa indignación que, desafortunadamente, hoy presenciamos u observamos terribles escenas xenofobas contra millones de venezolanos que, obligados por las infelices circunstancias que vivimos, sufran atropellos y vejámenes en países vecinos, cuyos habitantes acogimos recientemente.
Pensamos que el hermoso valor de la solidaridad, se ha esfumado en aquellos lares, donde la amnesia y desmemoria hace estragos. Es penosa y vergonzante la actuación de los gobernantes de estas naciones. Hoy es necesario reivindicar a CAP por su ejemplo de estadista.
Si Pérez estuviese vivo habría acogido a los afganos que buscan una patria. Es la verdad; un demócrata a tiempo completo.