A juicio de Walter Márquez, en una confusa operación comando en la que se evidencia que hubo uso desproporcional de la fuerza por parte del Estado, masacraron a Oscar Pérez, exfuncionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas quien se había revelado en contra de las malas políticas del régimen de Nicolás Maduro, cuando en la práctica él había manifestado su intención de entregarse a las autoridades.
De acuerdo al parlamentario nacional emérito y defensor de los derechos humanos, , la manera como ejecutaron esa operación forma parte de lo que son los comandos del crimen o escuadrones de la muerte, que en este caso usa el régimen para darle un mensaje a la oposición de que todo aquel que trate de enfrentarse al sistema va a correr la misma suerte de Oscar Pérez.
En esa confusa operación comando –expresó Márquez- y la poca información que ha salido, quienes tenemos experiencia de analizar esas actuaciones podemos llegar a la conclusión de que allí ocurrió la masacre de El Junquito. Oscar Pérez era un objetivo político, militar y policial del régimen. Se habían desplegado en todos los cuarteles, en los sitios públicos, en el Saime de la frontera, en la aduana de San Antonio del Táchira donde se sellan los pasaportes de entradas y salidas del país, una agran cantidad de carteles en los que estaba la foto de Oscar Pérez y se ofrecía recompensa por su captura. Eso indica que el gobierno lo estaba buscando y persiguiendo por todos lados y él cometió el error de quedarse en el país, en una Nación en la que no se respetan los derechos humanos ni se garantiza el derecho a la vida.
«Como demócratas entendemos las acciones de los gobiernos de detener a cualquier persona que considere que ha cometido un delito, pero rechazamos de manera contundente el que mediante operaciones comando y escuadrones de la muerte se haya ajusticiado a Oscar Pérez, quien ejercía su derecho de enfrentar a un régimen que se ha convertido en un verdugo para el pueblo venezolano», manifestó el parlamentario emérito.