Jerusalén, 18 jul (EFE).- La tensión volvió hoy a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén por la entrada de más de 1.500 judíos por la festividad judía de Tishá Beav, que los palestinos consideraron una provocación y generó choques entre Policía y fieles musulmanes.
Durante la noche, la clausura de la Puerta de Damasco por el paso en una calle colindante de una marcha ultranacionalista israelí generó altercados y escaramuzas en la Ciudad Vieja de Jerusalén y alrededores.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el partido islamista Raam -socio de la coalición de Gobierno israelí- condenaron el acceso (los judíos tienen permitida la entrada pero no rezar en el recinto que es para ellos su lugar más sagrado y denominan Monte del Templo) y advirtieron a Israel de la escalada que esto podía suponer.
«Los ataques de las fuerzas de ocupación israelíes y los colonos contra la mezquita de Al Aqsa y los fieles son un grave peligro para la estabilidad y seguridad de la región», declaró el presidente palestino, Mahmud Abás, que tachó lo sucedido de «provocación».
La visita desde primera hora de la mañana de al menos 1.600 judíos religiosos, que según medios locales rezaron en su interior, derivó en pequeños altercados entre agentes israelíes y fieles palestinos.
Esta madrugada, tras la primera oración matutina, «varios jóvenes comenzaron a arrojar piedras» en el recinto de Al Aqsa y «las fuerzas policiales» actuaron para «detener el incidente», informó un portavoz de la Policía. Según concretó a Efe, «30 personas fueron arrestadas para ser interrogadas» durante las últimas 24 horas.
La Policía aumentó también la seguridad en la zona y «sigue trabajando para mantener el orden y la libertad de culto».
Ante los hechos, el primer ministro israelí, Naftali Benet, se reunió hoy con el titular de Seguridad Pública, Omer Bar-Lev, y el jefe de la Policía, Koby Shabtai, para tratar el asunto.
Según enfatizó, su Gobierno seguirá preservando «la libertad de culto» en el lugar, también «para los musulmanes», que a partir de mañana al anochecer comienzan a celebrar la festividad de Eid al-Adha, o Fiesta del Sacrificio, una de las más sagradas de su calendario religioso.
El monte de la Explanada de las Mezquitas es el tercer lugar más sagrado del islam y el primero del judaísmo, está entre los muros de la Ciudad Vieja de Jerusalén -en su parte oriental ocupada- y es epicentro del conflicto palestino-israelí.
En mayo, las protestas e incidentes entre palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes durante el mes sagrado de Ramadán en el mismo recinto de Aqsa y los alrededores de la Ciudad Vieja -sobre todo en la Puerta de Damasco- fueron el principal detonante que derivaron en la escalada bélica entre las milicias palestinas de Gaza e Israel.
Esta se saldó con 255 palestinos fallecidos en la franja y 13 muertos en Israel, tras 11 días de incesante intercambio de fuego.
Los judíos pueden entrar durante la hora de visitas a la Explanada pero no orar, aunque en los últimos años ha aumentado el número de quienes piden cambiar este statu quo.
Durante Tisha Beav, los judíos practicantes se reúnen para leer la Torá (Pentateuco) y llorar en la fecha (noveno día del mes de Av) en que, según su tradición, se destruyeron los dos templos sagrados (el primero en 586 a.C. por los babilonios y el segundo en 70 d.C por los romanos), que sitúan en la actual Explanada de las Mezquitas.
Hace dos años, la festividad de Tishá Beav coincidió con el Eid Al Adha, y más de 60 palestinos y varios israelíes resultaron heridos en violentos enfrentamientos en el complejo de Al Aqsa.