Matej Mohoric cruzó vencedor la meta de Cuenca. Igual que hizo en Valkenburg cuando se proclamó campeón mundial juvenil en 2012, o un año después cuando logró el mismo oro en Florencia ya en categoría sub-23.
Pawel Poljanski acabó segundo por segundo día consecutivo. Y José Joaquín Rojas, tercero. El Movistar tiró otra vez al poste. El grupo principal llegó muy roto, pero con los favoritos integrados. Las batallas quedaron aplazadas para el Xorret de Catí (sábado) y la Cumbre del Sol (domingo).
El esloveno todavía está en esa edad, cumplirá 23 años el 19 de octubre, pero como tiene tanta clase y es un alumno aventajado, ya ha podido inscribir su nombre en una grande, la Vuelta a España, con un efectivo ataque en el Alto del Castillo.
Una de las expresiones que más detestan los ciclistas es la de “etapa de transición”, muchas veces utilizada para describir aquellas jornadas intermedias entre los combates de montaña. La detestan porque en días como esos suelen toparse con vientos endemoniados, carreteras deterioradas o glorietas traicioneras. Hay etapas de calma, claro, pero un pelotón no sabe con qué puede encontrarse a la vuelta de una curva. O incluso antes del kilómetro cero.
Este viernes era uno de esos presuntos días tranquilos, apropiado para la formación de una escapada, que efectivamente se hizo con 14 corredores. El Alto del Castillo de Cuenca, a 12 kilómetros de la meta, brotaba en el perfil como el punto caliente para el desenlace de la etapa o para un tanteo entre gallos. O para ambas cosas. No se esperaba mucho más, pero no hay transiciones en el ciclismo. Ya en la neutralizada (¿puede haber un momento más sosegado que la neutralizada?) hubo dos caídas que mandaron a casa a Van Genechten, ganador el año pasado en Puebla de Sanabria, y al coche médico a Rui Costa.
Los accidentados marcaron el trayecto a Cuenca, aderezado con amagos de abanicos. Nada de dormirse. La subida no defraudó. Belleza y gentío. Mohoric fue el más fuerte. De repente, un fugado rodó por el suelo: Reis. Una moto del jurado le adelantó muy cerca, el portugués cambió de dirección y chocaron. Otra moto. Un problema que afecta demasiadas veces al ciclismo, no es exclusividad de la Vuelta. En plena fuga, Reis había visitado al médico para pedir un protector solar. Contra las motos no se encuentra ningún antídoto. No hubo ni castigo. Los jueces decidieron no sancionarse a sí mismos.