La decisión de la Unión Europea de ser un territorio neutro de emisiones en 2050 afecta de lleno a la aviación, un sector en continuo crecimiento y que emite hasta 20 veces más dióxido de carbono por kilómetro y pasajero que el tren, una contaminación que llevado a algunos países, como Holanda, Francia o Bélgica, a crear un impuesto ambiental sobre los billetes de avión para conseguir una menor utilización de este medio de transporte, contra la que se ha alzado el sector aéreo argumentando un descenso de la actividad y un mayor encarecimiento, según informa El Español.
La aviación, por su parte, apuesta por implementar el Cielo Único Europeo, una iniciativa que se puso en marcha hace 15 años y que persigue una gestión integrada del tráfico aéreo que se traduciría en desplazamientos más baratos, eficientes y sostenibles, de forma que la clave no es otra que apostar por rutas aéreas más directas que las actuales.
En la actualidad son los países los que marcan las rutas de los aviones una vez cruzadas sus fronteras, por lo que en lugar de seguir una línea recta sufren desvíos que suman kilómetros innecesarios. Así, según la asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta), se eliminarían al año más de ocho millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono.