Que complejo y difícil es el ejercicio de la Política. Con mayúscula. Hablamos de la política seria. La que relaciona al ser social con el poder.
No todo el mundo es político.
Como se recordará, la palabra político se utilizaba y se sigue utilizando, aunque en menos medida, como un adjetivo para cualificar a una persona en quien poco se podía creer. “Este si es político”, se decía de quien pensábamos nos quería engañar, a quien no podíamos creerle.
El cuestionamiento a la política y al político no fue casual. El mismo se extendió a las organizaciones políticas, a los partidos. Produciéndose, de tal manera, el derrumbe del régimen partidocrático que se había instalado, como forma de gobierno, a partir del “Pacto de Punto Fijo”.
Los dirigentes políticos de aquellos años de la IV República no lograban entender que Venezuela, los venezolanos y venezolanas, éramos otros. Que ya no se nos podía engañar con “espejitos”. Mucho menos con falsas promesas repetidas una y otra vez. Los venezolanos y venezolanas nos cansamos de tanta mentira.
Y, como dice el dicho popular, la mentira tiene patas cortas. Nada es más anti ético en el ejercicio político que la mentira.
Por mentirosos se les derrumbó el imperio a los dirigentes cuartorepublicanos. Y la historia que, al decir de Fernand Braudel, es el juez más inclemente, no perdona. La dirigencia de la oposición ha incurrido en el mismo error. Ha hecho de la mentira su conducta preferida, hace cosas y después dice: yo no fui.
Su última gran mentira esta referida a su participación en la Mesa de Diálogo en Santo Domingo. Asumieron el Acuerdo elaborado por el Presidente dominicano, el ex Presidente Zapatero y los representantes de los gobiernos invitados por ambas partes. Y, después de la llamada-orden que les hicieron de Colombia, para que no firmaran, balbuceando, con la lengua toda enredada, con el rostro pálido por el susto, dijeron no firmamos.
Ante el anuncio del Consejo Nacional Electoral de convocar las elecciones presidenciales para el próximo 22 de abril, después de largas jornadas de reunión, mucho tiempo después, dijeron que no participarían en el mismo. El argumento: no hay garantías. Nadie les creyó. Ni ellos mismos se lo creyeron.
Y los venezolanos, que no son pendejos, ante tal decisión se preguntaban: ¿Si no hay garantías electorales, por qué esperaron tanto tiempo para tomar la decisión?
Las razones eran otras.
Saben que no tienen con qué, ni con quién, ganarle al Presidente Maduro. Lorenzo Mendoza, no les aceptó. Entre ellos no lograron ponerse de acuerdo para elegir quien los representará.
Presiones, chantajes, ofrecimientos, dinero, de todo hubo detrás de la decisión. Se mintieron al pensar que el pueblo les creyó.
Mienten y se mienten.
Perdieron la oportunidad de avanzar en la recuperación de credibilidad. Como dice el dicho popular: botaron el agua de la bañera con todo y bebé.
Los venezolanos nos preparamos para las elecciones del 22 de abril. Los dirigentes de la oposición, seguramente, seguirán a la espera de una nueva llamada como la de Santo Domingo.
Aunque, el nuevo Encargado de Negocios del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), Todd Robinson, ya les leyó la cartilla: Ahora soy yo quien dirige el plan para tumbar a Maduro les dijo. La nueva estrategia para ello comienza con instrumentar el embargo petrolero y la preparación de un golpe militar.
Después de regañarlos, les dijo: ustedes hagan lo que yo les ordene. Bajaron la cerviz. Mande amo, dijeron al unísono.
Perdieron la dignidad.
Volvieron a pifiar.
@hugocabezas78