Norisbeth Agudo (25) y Gabriela Brito (24) no volverán a Mariara. No hasta que las cosas cambien. La dupla venezolana viene de caer en el partido por el bronce ante la pareja colombiana conformada por Yuly Ayala y Diana Ríos en la tercera fecha del Circuito Sudamericano de Vóleibol Playan en Coquimbo, Chile. Pero las deportistas tienen otras preocupaciones. Y es que ahora que la competencia concluyó, toca empezar una nueva vida.
“Si hoy estamos compitiendo es gracias al aporte de familiares y costeándolo todo con nuestros propios recursos”, explica Norisbeth a La Tercera. Y Gabriela, su otra mitad, complementa: “La situación es muy difícil en Venezuela, los sueldos no alcanzan para nada, hasta que no cambie el gobierno no vemos ninguna esperanza”.
Una desesperanza que las voleibolistas han decidido combatir apostando por la huida. O, más bien, por la permanencia, de forma indefinida, en el país organizador del certamen. “Mi plan es quedarme acá y después irme a Bolivia a trabajar y entrenar. En Cochabamba me ofrecen apoyo en todos los sentidos, hospedaje, comida y un trabajo con el vóleibol”, relata Agudo, para más tarde añadir: “Pensar que el día de mañana se puede acabar nuestra carrera por no tener apoyo para competir es duro”.
Gabriela Brito no se irá tan lejos. Antofagasta, la ciudad en la que vive y trabaja su novio, el centrocampista de los Pumas Eduard Bello, será su nuevo hogar. “Gracias a Dios se están abriendo otras puertas, pero yo todavía no me veo representando a otro país. Tengo la esperanza de que un día Venezuela va a cambiar y nos va a devolver ese apoyo que todo deportista se merece”, reflexiona, en relación a la posibilidad de defender algún día los colores de Chile. Una alternativa que hoy no se plantean las integrantes de la dupla, segundas clasificadas del ranking continental hasta el año pasado, medallistas de oro en los Bolivarianos de Santa Marta, de plata en el Sudamericano, de bronce en el Centroamericano y presentes en los Juegos Olímpicos de Río. Dos promesas en firme del deporte venezolano condenadas al ostracismo.
La misma situación que atraviesan sus compatriotas Rolando “Peter” Hernández (21) y José Gregorio “Tigrito” Gómez (22), medallistas de bronce en el Mundial Sub 19, de plata en los Juegos Olímpicos Juveniles y de oro en los Bolivarianos. “Estamos viviendo momentos críticos en Venezuela en lo político, económico y social que nos afectan a todos. Nuestro sueldo mensual es de 120.000 bolívares. Si hacemos la conversión al peso chileno estaríamos hablando de dos o tres lucas. Es casi inexplicable”, denuncia “Tigrito”, que cambiará Barinas por La Serena agradecido por “el apoyo incondicional” brindado por el pueblo de Chile.
“Nos dijeron que si salíamos campeones en los Bolivarianos nos darían apoyo, pero estamos aquí porque nuestro entrenador, Mauro Hernández, nos costeó la boletería”, dijo, por su parte, Peter, que comenzará a estudiar la carrera de Comunicación Social en Viña del Mar. Y que lejos de su Valencia natal, y sin querer mirar atrás, seguirá trabajando en Chile, mano a mano con Tigrito, para hacer realidad algún día su sueño compartido, llevar la bandera de Venezuela a unos Juegos Olímpicos: “Queremos estar entre las 15 mejores duplas del mundo. Y yo lo veo factible”