¿VIVIR CON ESPERANZAS O VIVIR SIN ESPERANZAS? | Por: Ernesto Rodríguez

 

El tema de la importancia de tener esperanzas en la vida es sumamente complejo y eminentes pensadores han asumido actitudes completamente opuestas.

En la antigua mitología griega se atribuye importancia a la esperanza. En la obra del poeta épico griego Hesíodo (siglo 8 A. de C.) titulada: ‘Trabajos y Días’ se trata el mito de Prometeo y Pandora y la famosa ‘Jarra de Pandora’. El Titán Prometeo, cuyo nombre significa ‘previsión’, robó el fuego en el Olimpo y lo dio a los humanos, lo cual irritó mucho a Zeus. Según la mitología los humanos vivían en una Época Dorada, sin males, fatigas ni enfermedades. Entonces Zeus ordenó a Hefesto que fabricara la hembra de la especie y Hefesto fabricó una mujer con arcilla que sería irresistible para los hombres y les causaría la desgracia. Así fue creada Pandora, cuyo nombre significa ‘toda regaladora’ y Zeus ordenó a Hermes que la llevara hasta donde estaba el hermano de Prometeo, llamado Epimeteo, cuyo nombre significa ‘percepción tardía o retrospectiva’. Prometeo ‘preveía’ que Zeus podía tramar alguna trampa y le había advertido a Epimeteo que no aceptara nada de Zeus, pero Epimeteo no hizo caso y Pandora llevaba una jarra que contenía todos los males que eran desconocidos por los hombres y sólo contenía la esperanza como algo bueno. Cuando Pandora destapó la jarra, salieron todos esos males y solamente quedó dentro la esperanza mientras Epimeteo cayó en la cuenta de su error cuando ya era muy tarde (el mito es descrito en ‘Trabajos y Días’, líneas 45-100).  En el mito hay un importante simbolismo respecto a la esperanza que permite a los humanos luchar contra los males.

En efecto, la esperanza quizá sea un factor que ayuda a seguir viviendo para conseguir objetivos, aunque las condiciones sean terriblemente adversas. Lo podemos ilustrar con el neurólogo y psiquiatra austríaco Viktor Frankl (1905-1997) que fue profesor en la Escuela Médica de la Universidad de Viena y fundó la escuela de la ‘Logoterapia’. Durante la Segunda Guerra Mundial, Frankl pasó 3 años en campos de concentración Nazis, inclusive el de Auschwitz. Toda su familia fue exterminada por los Nazis y esas experiencias tan terribles le sirvieron para reflexionar sobre la importancia de una vida con significado para el humano. El término griego ‘Logos’ tiene varios significados, entre ellos: ‘razón’, ‘idea’, ‘discurso’, y también ‘significado’. Entonces, según Víctor Frankl, la Logoterapia es la terapia psicológica basada en la idea de que los humanos necesitan un ‘significado’ o ‘sentido’ en sus vidas para poder funcionar.

En el año 1946 publicó su conocida obra: ‘La Búsqueda Humana del Significado’. En esta obra Frankl refiere que la mayoría de los presos en los campos de concentración se desplomaban psicológicamente en algún momento debido a las espantosas condiciones de vida. Cuando eso ocurría, el prisionero no se levantaba de la cama, se defecaba encima, y no se movía aunque lo azotaran duramente. Ese desmoronamiento era el preámbulo de la muerte. Pero algunos pocos presos se dedicaban con gran energía a consolar a los demás y a compartir el poco pan que tenían. Esos eran los que sobrevivían en los campos de concentración. Sobre tales personas Frankl dice en su obra: “Pueden haber sido pocos prisioneros pero ellos ofrecían una demostración suficiente de que a una persona le pueden quitar todo excepto una cosa: la última de las libertades humanas – escoger la actitud propia ante unas determinadas circunstancias” (1).

Más adelante en su obra, Frankl también analiza la importancia de mantener una esperanza respecto a la vida futura y dice: “Es una peculiaridad del ser humano que solamente puede vivir mirando hacia el futuro (…) y esta es su salvación en los momentos más difíciles de su existencia (…) El prisionero que había perdido su fe en el futuro – su futuro – estaba perdido” (2). Frankl insiste una y otra vez en su obra en que lo más importante para una persona es encontrar un significado en su vida, aunque ese significado estribe en soportar exitosamente las peores condiciones de vida. De hecho hay autores como el filósofo español Julián Marías (1914-2005) que en su obra: ‘La Felicidad Humana’ (1987) dice: “Sin ilusión no es posible la felicidad; o yendo un poco más lejos: La felicidad consiste en ilusión” (Cap. 30).

Yo me atrevería a proponer una hipótesis: Durante la evolución biológica del humano hubo un proceso de Selección Natural darwiniana y fueron seleccionados favorablemente aquellos individuos que mantenían más esperanza a pesar de las condiciones más terribles, ya que esa esperanza les ayudaba a sobrevivir y reproducirse. Eso quizás explique que muchas personas vivan con la esperanza de que su vida mejorará aunque no haya motivos reales para pensarlo.

No obstante, el gran pensador neerlandés Baruch Spinoza (1632-1677) tenía una actitud completamente opuesta respecto a vivir con esperanzas. En su importante obra ‘Ética’ publicada de manera póstuma en 1677, Spinoza asevera: “no hay esperanza sin miedo ni miedo sin esperanza” (3). La explicación que da Spinoza es que cuando tenemos una esperanza tenemos el temor de decepcionarnos porque no se cumpla tal esperanza y cuando tenemos temor entonces tenemos la esperanza de ser tranquilizados. Por eso la esperanza y el temor siempre van unidos. Pero entonces, según Spinoza, el ideal de vivir con serenidad, es decir, el ideal de vivir con sabiduría, excluye tanto la esperanza como el temor. En realidad, eso ya lo plantearon mucho antes importantes filósofos de la antigüedad. Por ejemplo el filósofo estoico griego Hecatón de Rodas (aprox. 100 A. de C.) dijo: “Dejarás de temer si has dejado de esperar” (4) y el filósofo griego Demónax (70-170), que estuvo muy influenciado por los filósofos de la escuela cínica, dijo: “Sólo es libre quien no tiene esperanza ni temor” (5). Spinoza también dice: “Cuanto más nos esforzamos en vivir según la guía de la razón, también nos esforzamos más en no depender de la esperanza, librarnos del miedo, tener el mayor control posible sobre lo que nos depare la fortuna y dirigir nuestras acciones de acuerdo al seguro consejo de la razón” (6). Hay que aclarar que el término ‘fortuna’ no lo emplea en el sentido de riqueza material, sino en el sentido de lo que nos ocurra según la ‘suerte’ o ‘casualidades’ o ‘azares’ de la vida, que pueden ser acontecimientos buenos o malos.

Actualmente la humanidad confronta amenazas muy serias: destrucción de la biosfera, alteraciones climatológicas, escasez de agua, hambrunas, y hasta posibles epidemias nuevas.  Entonces hoy más que nunca adquiere pertinencia la interrogante: ¿Qué es preferible entre vivir con esperanzas y vivir sin esperanzas?….La respuesta no es nada sencilla. Yo me atrevería a sugerir que quizá podríamos lograr una síntesis dialéctica y vivir con ‘esperanzas muy realistas’ desechando falsas ilusiones y esforzándonos en guiarnos lo más posible por la razón para afrontar los problemas. NOTAS: (1) Cita de la obra: ‘The Human Search for Meaning’ en pag. 603 en ‘The Moral Life’. Edited by Louis Pojman. Oxford University Press (2000). (2) Ibid. pag. 605. (3) ‘Ética’, Parte III, Proposición 50, escolio. He utilizado la obra ‘Ethics’ de Spinoza. Edited and Translated by G.H.R. Parkinson. Oxford Univ. Press (2000). La cita la he tomado de la página 202 en esta edición que se considera muy confiable (4) Pag. 196 en André Comte-Sponville ‘Diccionario Filosófico’. Paidós (2003). (5) Ibid., en André Comte-Sponville (6) ‘Ética’, Parte IV, Proposición 47, escolio. Pag. 262 en la mencionada edición de ‘Ethics’ de Spinoza. Oxford Univ. Press.

 ernestorodri49@gmail.com

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