Vivimos el tango ‘Cambalache’ y la distopía ‘Fahrenheit 451’ | Por: Ernesto Rodríguez

 

Enrique Santos Discépolo (1901-1951) fue un compositor argentino autor de ‘Tangos fundamentales’, entre ellos uno titulado: ‘Cambalache’ en el año 1934. Ese tango era cantado por el famoso Carlos Gardel, de quien no se sabe con certeza si nació en Uruguay entre 1883 y 1887, o en Francia en 1890. Lo que sí se sabe es que falleció en 1935. Veamos unos fragmentos del tango: “El mundo fue y será una porquería, ya lo sé/ (…) Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor/ Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador/ Todo es igual, nada es mejor/ ¡Lo mismo un burro que un gran profesor!/ (,,,) ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!”.

Si ese tango se cumplía en 1934 ahora se cumple muchísimo más. En general se puede aseverar que en muchos países la juventud no tiene ni el más mínimo interés en ilustrarse en la cultura universal. En fecha 20/03/2021 publiqué un artículo en este diario titulado: ‘El internet puede causar mentes superficiales’ y vimos estudios realizados que evidencian cómo las nuevas tecnologías del internet y los celulares tienen su faceta positiva, pero también están contribuyendo a la pérdida de interés por la lectura y los libros y están ocasionando mentes superficiales. En efecto, vivimos la distopía: ‘Fahrenheit 451’.

La palabra distopía proviene del griego ‘dis’: malo y ‘topos’: lugar, y las obras distópicas se refieren a sociedades indeseables. El escritor estadounidense Ray Bradbury (1920-2012) se hizo famoso por su novela distópica: ‘Fahrenheit 451’ publicada en 1953.  El título se debe a que esa es la temperatura en grados Fahrenheit a la cual arde un libro. En la obra, Guy Montag es un bombero que pertenece a un escuadrón cuya misión en esa sociedad es quemar libros donde quiera que se encuentren, porque está terminantemente prohibido leer libros y cuando los bomberos reciben una denuncia, rápidamente se movilizan y los incineran. En una parte de la obra, el Capitán Beatty, que dirige el escuadrón de bomberos, explica el motivo para quemarlos: Los libros hacen que las personas piensen y eso hace que puedan angustiarse. Entonces en esa sociedad se busca que las personas no lean, ni tengan tiempo ocioso para pensar. Todo está diseñado para que las personas continuamente estén sometidas a diversiones muy excitantes y vacías, y Bradbury describe todos los recursos tecnológicos de los 1950s: Audífonos, las pantallas interactivas de T.V., etc., que se usan en su obra para tener a las personas todo el tiempo en diversiones frívolas y banales…¡Muchos autores piensan que fue profético porque actualmente vivimos en la sociedad del espectáculo banal!!!.

En el caso particular de nuestro país, cada vez se valora menos la cultura universal. Ahora muchos periódicos subestiman la publicación de artículos de divulgación cultural bien documentados y prefieren publicar chácharas sin pies ni cabeza. En nuestro país solamente se valora el dinero y el poder, vivimos el imperio del dólar en todo. Los profesores ya no somos nada respetados y cobramos unos sueldos miserables que no alcanzan ni para vivir.

Sobre la falta de respeto por la cultura es pertinente recordar el fusilamiento del eminente naturalista y científico colombiano Francisco José de Caldas (1768-1816). Veamos los detalles del caso. Desde su estancia en Popayán este autor se inclinó por el estudio de la astronomía y las matemáticas. Fue gran conocedor de la botánica y la geografía latinoamericana y en 1801 conoció al gran naturalista alemán Alejandro de Humboldt (1769-1859). En el año 1805 Caldas se incorporó a la ‘Expedición Botánica’ y entre sus principales obras podemos citar: ‘El estado de la geografía del virreinato con relación a la economía y el comercio’ (1807), y ‘El influjo del clima sobre los seres organizados’ (1808). Caldas luchó como general de brigada en la guerra de independencia y cuando las tropas del general español Pablo Morillo (1778-1837) lo apresaron en el año 1816, diversas personalidades de la sociedad colombiana trataron de interceder para solicitar clemencia con el argumento de que se trataba de un eminente científico, pero la respuesta del general Morillo fue: “España no necesita sabios”  y Caldas fue fusilado (1).

En general los gobiernos  totalitarios se han caracterizado por su hostilidad hacia la cultura universal y los intelectuales. Podemos recordar que los nazis en la Alemania gobernada por Adolfo Hitler (1889-1945) hacían hogueras con libros y reprimieron implacablemente a los intelectuales librepensadores. En una ocasión Hitler dijo: “Qué afortunado es para los gobernantes que las personas no puedan pensar” (2). También podemos recordar al militar fascista español José Millán Astray (1879-1954) que el día 12 de octubre de 1936 gritó en la Universidad de Salamanca: “¡Abajo la inteligencia!…¡Viva la muerte!” en medio de los estruendosos aplausos de sus seguidores fascistas. También podemos recordar el golpe de estado fascista del militar Augusto Pinochet (1915-2006) en Chile en septiembre de 1973, cuando el Almirante Arturo Troncoso organizó en Valparaíso fogatas con libros de política, filosofía, etc. Recordemos también al famoso fascista italiano Emilio Filippo Marinetti (1876-1944) que en el año 1909 publicó el ‘Manifiesto Futurista’, en el cual dice entre otras cosas: “Nosotros queremos glorificar el militarismo (…) queremos destruir los museos, las bibliotecas y todas las academias (…) liberar este país de la fétida gangrena de sus profesores” (3).

Por el contrario, Simón Bolívar (1783-1830), era un gran humanista y amante de la cultura universal. Recordemos dos de sus expresiones más hermosas y acertadas: “La esclavitud es hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” (4) y también: “La instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante que siempre está próximo a revolcarse en el lodo de la corrupción, se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre” (5). En fin, todo el mundo debería reflexionar sobre las citas contra la cultura y las citas de Bolívar.  NOTAS: (1) Pag. 212 en Victor W. Von Hagen (1957) ‘Grandes Naturalistas en América’. Edit. Grijalbo (2) Pag. 2 en Simon Blackburn (2001) ‘Being Good’. Oxford Univ. Press  (3) Pag. 351 en Zeev Sternhell (1976) ‘Fascist Ideology’. En Walter Laqueur (Ed.) ‘Fascism: A Reader’s Guide’. Penguin Books (4) Congreso Angostura febrero 15 de 1819 (5) A María Antonia Bolívar, abril de 1825.

ernestorodri49@gmail.com

 

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