Fueron muchas noches oscuras
de silencio, incertidumbre, dolor y llanto
para una noble afición andina
que transpira fútbol con su Trujillanos
y es que el «Guerrero de la Montaña» respira
y seguirá vivo por mucho rato
para alivio de toda la familia
la de nuestro fútbol venezolano.
No merecía este equipo morir
después de tanta historia propia
quien no recuerda en el paisaje andino
visitar el «Cementerio de los Grandes»
donde caían los llamados invencibles
cómo si fueran unos simples novatos
superados por una afición hostil
que apoyaba duro a sus muchachos
que los llenaba de mucha vibra
los contagiaban en el campo
para que libraran miles de batallas
dejando el alma, la piel y la camiseta sudando.
Baila fuerte el San Benito
en una tierra que tiene un Santo
el Doctor José Gregorio bendito
el que cura enfermos y es un beato
y quizás esa tierra de creyentes
ha recibido ahora su propio milagro
el de ver a su equipo salir del coma
para volver a brillar después del silbato
como un equipo de mucha garra
que con su fútbol abruma hasta al más bravo
volviendo las tardes mágicas
con el amarillo y marrón triunfando.
Aprietan duro los dientes los rivales
ahí viene de nuevo Trujillanos
el de los Edixon Cuevas de defensa infernales
el de los Leonardo González a los delanteros frenando
el de los Armua y Oliveira en el medio creando
el de los Rodrigo Soto a los porteros goleando
el de los Rafa Santana dirigiendo
el que por Libertadores ha pasado.
Vive siempre Guerrero de la Gran Montaña
que tu historia nunca se acabe
porque los Andinos te queremos
aunque en el campo seamos rivales.