Es cierto que actualmente el proceso de elecciones primarias para escoger el candidato unitario de la oposición democrática no está en la agenda de la sociedad en general, pero la plataforma unitaria dio un paso esencial y muy importante al entregar su manejo a dirigentes emblemáticos de la sociedad civil o sectores independientes como a nosotros nos gusta llamar al conjunto de personas con vocación al servicio público, pero sin militar en ningún partido político.
Muchos argumentan y atacan a las primarias por considerar que estas constituyen un evento meramente partidista y que por tanto son objeto del mismo rechazo que reflejan las encuestas sobre estas organizaciones, pero se equivocan de medio a medio, porque el pueblo venezolano no siente odio hacia los partidos sino desilusión por sus intentos fallidos en lograr un cambio político, fracaso que sabiamente lo atribuyen a la falta de unidad para enfrentar al régimen.
Ejemplo de este sentimiento es que en donde la oposición ha logrado unidad, el pueblo ha respondido con lealtad. La mejor muestra fue en el estado Barinas en la pasada elección de gobernador, en la cual ganó Freddy Superlano por 300 votos, habiendo sido declarado gobernador por el Consejo Nacional Electoral, sin embargo, el régimen le dio un arrebatón porque pensaba que con plata a montón en una segunda elección volvería polvo cósmico esta ventaja y valido de argucias y de ventajismo puso fecha a una nueva elección, a principios de enero cuando todavía reinaba el ambiente de las hallacas, los aguinaldos y la gaita. Pero la oposición se unió, Superlano de gobernador electo y robado se erigió en jefe de campaña de Sergio Garrido y mediante la unidad que allí se logró, la oposición ganó por 50 mil votos principalmente porque la participación subió de tal forma que quedò demostrado que la unidad es el gran incentivo que mueve la voluntad popular hacia el voto.
Por supuesto que toca demostrar a los partidos que integran la plataforma unitaria, que en verdad su decisión de dejar en manos de la sociedad civil el manejo y dirección de estas primarias es sincero y que no van a ejercer presiones para controlar este proceso desde mampuesto.
Esto parece ser así por el perfil de quienes constituyen la Junta Nacional de Primaria: honestos ciudadanos exitosos en las actividades que desarrollan en sus vidas profesionales, lo cual sin duda moverá al electorado para participar en el importante evento electoral. Hay que destacar el nombramiento del Presidente de la Junta por dos circunstancia que hablan muy bien del proceso.
En primer lugar, no fue un Presidente impuesto por fuerzas extrañas al desarrollo del proyecto, sino que fue designado en su seno por sus pares de la Junta, que por cierto su conformación fue realizada por un acuerdo entre los partidos políticos y la sociedad civil. Esto debe replicarse en las Juntas regionales: que se conformen tomando en consideración la opinión de la sociedad civil de la región y que su Presidente no sea impuesto por factores externos, sino designado por sus integrantes. La segunda circunstancia a destacar es quien preside la Junta: Jesús María Casal, graduado de abogado en la Universidad Católica Andrés Bello mención Summa Cum Laude, en donde actualmente es el Decano de la Facultad de Derecho, Doctorado en la Universidad Complutense de Madrid e Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Ese es el académico prestado por la sociedad civil a esta actividad electoral, de lo cual nos felicitamos pues es un elemento más que garantiza el decoro y la integridad en el desarrollo de las primarias.
De esta forma, comprobada la buena fe y voluntad de la plataforma unitaria, debe darse todo el apoyo ciudadano para que este proceso de las primarias se convierta en el gran depurador de las confrontaciones existentes en la oposición, mediante la participación amplia y plural de todo venezolano que se sienta opositor y tenga como objetivo claro salir por vía electoral del actual régimen que ha hundido al país destruyendo sus instituciones republicana y sumiéndolo en la bancarrota, lo cual ha producido una diáspora de millones de venezolanos que han huido de la crisis letal que padecemos.
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