Por: Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez
El último informe de la Misión de Determinación de Hechos de las Naciones Unidas sobre Venezuela, no dejó dudas de aquello que no queríamos creer, tachando a quienes se anticiparon a esa realidad como de prejuiciosos y desconfiados crónicos. Lo cierto fue que la Bachelet llegó a un acuerdo con el oficialismo madurista para maquillar la situación de graves violaciones de Derechos Humanos que debe abochornar al más cínico. Y no lo dicen aquellos que injustamente tratamos de maliciosos, sino que es la propia Naciones Unidas la que lo afirma.
Los informes presentados por Bachelet, llenos de datos que horrorizaron a los venezolanos de buena voluntad, según este nuevo informe de la Misión, no fue sino un “saludo a la bandera”, por medio del cual aparentaba una grave denuncia, pero a sabiendas de la Alta Comisionada que nada se hacía para paliar o detener la gravísima situación de la comisión de crímenes de lesa humanidad que con clarísima evidencia se demostraron por cientos.
Hay que aclarar que una cosa es la Misión creada por mandato del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para la Determinación de Hechos en Venezuela y otra es la Oficina de la Alta Comisionada Bachelet. Esta Oficina podemos decir que se encarga del asunto político y la relación con el gobierno nacional, de la cual Maduro expresó que “…sostuve una productiva y amena reunión de trabajo con Michelle Bachelet…”. Claro, “productiva” para el oficialismo, pues la existencia de dicha Oficina ni siquiera ha sido formalizada en términos de que sea permanente y autónoma, sino que su existencia està sujeta a la decisión del oficialismo de dejarla en el territorio nacional, según la opinión de los expertos, que agregan que los esfuerzos que hizo Michelle Bachelet “fueron insuficientes para consolidar esa Oficina en el país”.
El otro órgano, la Misión creada no por Bachelet, sino por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, es el que debe encargarse de la función complementaria de la jurisdicción penal, función prevista en el artículo primero del Estatuto de Roma. La complementariedad permite que la Misión realice aquellas funciones que los tribunales penales venezolanos no puedan o no quieran efectuar. Lo anterior hace que los señalamientos que realice la Misión en relación con los crímenes perpetrados y a los responsables de ellos, puedan ser utilizados en la investigación sobre Venezuela que se procesa en la Corte Penal Internacional. Esta investigación de la Misión se ha tenido que realizar fuera de Venezuela pues el régimen usurpador no ha permitido el ingreso al país de sus integrantes, como lo manifiestan en su informe suscrito por el chileno Francisco Cox, la portuguesa Marta Valiñas y la argentina Patricia Tappatà.
Al contrario, la Oficina de la Alta Comisionada Bachelet, con todas sus falencias y su falta de autonomía, si logró la autorización del gobierno para instalarse en el país, lo cual según el memorándum de entendimiento, no pasó de la denuncia pública de los hechos, pero sin ninguna consecuencia que pudiera hacer temer al régimen la imposición de sanciones a sus cabecillas y ni siquiera la utilización de esos hechos reseñados por la Oficina de la Alta Comisionada en el proceso que lleva la Corte Penal Internacional, pues los recaudos que sì constituyen pruebas de los crímenes cometidos en Venezuela son los emanados de la Misiòn. Mientras esta situación se mantenía, veíamos y escuchábamos a la Bachelet denunciando y dando recomendaciones al gobierno para que cesara en su conducta criminal, lo cual cayó en oídos sordos pues el régimen ha continuado con su accionar delictivo.
En verdad “Es una decepción que la señora Bachelet haya obstaculizado el trabajo de la Misión”, como lo manifestó un experto. En el Informe de la Comisiòn creada por la ONU con independencia de la Oficina de la Alta Comisionada se lee: la capacidad de la Misiòn para llevar a cabo la investigación se vio limitada por problemas de personal y es urgente que se encuentre una solución que asegure que a la Misiòn se le permita el desarrollo pleno de su potencial de investigación, ruego que se le hace a Volker Türk, austríaco que sustituirá en su labor a la abstrusa faena de la chilena que nos encandiló y entusiasmó con sus pases de novillera experta en las arenas de la política. Consiguió de los venezolanos el aplauso ingenuo de quienes creímos en su integridad al realizar las denuncias y del gobierno criminal su complacencia al obstaculizar cualquier acción que pudiera ponerlos en riesgo.
¡¡¡Bravo Michelle!!!
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