Vida Universal / Más cerca de Dios en ti

La palabra del Cristo de Dios, dada a la humanidad en agosto del 2.005, a través de Su profetisa y mensajera Gabriele, para todos los seres humanos que tienen añoranza de Dios y de una vida plena, feliz y en libertad.

www.vida-universal.org

Pero Jesús, el Cristo, nos enseñó algo muy diferente hace ya 2.000 años. Él no fundó ni instituciones llamadas Iglesias, ni catedrales. Lo que Él ya dijo en aquel entonces lo ha estado manifestando nuevamente desde hace ya 30 años y también en estos días. Él nos dijo a través de la palabra profética: “Siendo Jesús de Nazaret, enseñé a las personas que querían seguirme a que fueran a un aposento tranquilo, es decir, que buscasen un lugar tranquilo, en el que pudieran estar a solas consigo mismas y con Dios, su Padre eterno. Este lugar tranquilo es más necesario que nunca, pues este mundo se ha vuelto cada vez más ruidoso, más agitado y más brutal. También la naturaleza ofrece sosiego e interiorización a las personas que quieren dirigirse hacia el interior, al Espíritu del Cristo de Dios, que Soy Yo en el Padre. En la naturaleza, lejos del barullo y del estrépito ruidoso del ego humano, para estar a solas con Dios, con Su Creación, quien se esfuerza por llegar a Dios experimenta la vida que palpita, el Espíritu del infinito”.

Jesús, el Cristo, siguió instruyéndonos en el breve camino que manifestó para alcanzar una vida superior: “Cuando reces, oh hombre, ya sea en un aposento tranquilo o en la naturaleza, recuerda Mis palabras: “Lo que quieres que otros te hagan a ti, hazlo primero tú a ellos” O dicho de otro modo: “Lo que no quieres que te hagan a ti, no se lo hagas tampoco tú a nadie”.

¿Tiene algún sentido el seguir el consejo de Jesús, el Cristo, de recogerse en un aposento tranquilo o de buscar la naturaleza, justamente en el tiempo actual, en el que desorden, ruido y disonancias fuertes y estridentes les hacen creer a muchos, y especialmente a la gente joven, que están “viviendo la vida” y disfrutando intensamente de ella, algo que para ellos es de gran significado? Aparentemente parece que no fuera así.

La juventud anhela, a menudo, aquellos sonidos que en el mundo equivalen a la “vida”. Uno siente un impulso por avanzar, porque se quiere alcanzar algo, se quiere vivir lo que a uno le ofrece el mundo. Y es muy normal que una persona joven sienta esta necesidad. No hay nada en contra de vivirlo en un cierto grado; pero a menudo la apariencia engaña, pues en un ser joven está también el anhelo por el sosiego. El nota muy pronto que el esmerarse por el mundo y por lo que se puede encontrar allí no lo es todo, sino que de su ser más profundo surge un anhelo por algo superior, por lo bueno. Si este ser joven escucha esta enseñanza dinámica y simple, dada por el Cristo de Dios mismo, a menudo reaccionará y pensará: “¡Vaya! Así que esto también existe. Esta sería, por cierto, una alternativa que se podría probar”. A propósito de recogerse en el silencio, respecto a esto hay dos posibilidades. Una de ellas, la que desgraciadamente practican los jóvenes muy a menudo, es refugiarse en un mundo de ensueño. Esto conduce a la irrealidad, y no a la vida. La otra sería, como nos lo ha mostrado Jesús, el Cristo, recogerse en el silencio para reflexionar sobre el propio comportamiento y para hacerse consciente de la existencia de Dios, de Su presencia. Esto último le resulta a uno, especialmente a la persona joven, mucho mejor en la naturaleza.

Salir de la versión móvil