La palabra del Cristo de Dios, dada a la humanidad en agosto del 2.005,a través de Su profetisa y mensajera Gabriele, para todos los seres humanos que tienen añoranza de Dios y de una vida plena, feliz y en libertad.
“¿Por qué digo una y otra vez las palabras de libertad: ´si quieres´? Has de saber que la regla para la vida contiene la libertad absoluta, que también encontrarás en los Mandamientos de Dios y en Mis enseñanzas, que Yo di hace dos mil años, siendo Jesús de Nazaret, y que igualmente encuentras en la actualidad en Mi Palabra, la palabra profética. El hombre es absolutamente libre de hacer o de dejar de hacer algo, como prefiera. El hombre recibió del poderoso Creador, como balance para sopesar su forma de pensar y obrar, una consciencia y el entendimiento, y adicionalmente unas pautas para medir y sopesar: los Mandamientos de Dios y las sabidurías divinas de vida que enseñé y sigo enseñando Yo, el Cristo de Dios. Estas muestran que el ser humano es responsable, por sí mismo, de sus actos y de lo que se abstiene de hacer.
En el camino de tu vida hacia Dios, nuestro Padre eterno, deberías saber que ninguna persona puede quitar los pros o los contras de otra persona. Tampoco ningún sacerdote ni pastor pueden quitarte lo que tú te has impuesto libremente, pues ellos mismos son igualmente pecadores y como pecadores únicamente pueden perdonar a quienes hayan pecado contra ellos.
Ahora regreso de nuevo a cómo concluir el día y también a la oración de la noche: te encuentras en tu aposento tranquilo, en un lugar tranquilo. Ahora deja que tu día pase ante ti. El te muestra en imágenes, una vez más, los sucesos y situaciones del día. Acuérdate de la regla para la vida. Utilízala, confrontándola con los sucesos del día. Si te resulta difícil aplicar la regla para la vida, que abarca los Mandamientos de Dios y Mis enseñanzas del Sermón de la Montaña, te aconsejo que tomes o bien los Mandamientos de Dios o bien el Sermón de la Montaña, lo que a ti te sea más cercano. Lee tranquilo e interiorizado las legitimidades divinas, pues estas han sido dadas para sopesar y medir lo que el día te ha reflejado o incluso traído. El cómo te decidas queda totalmente en tus manos.
Si quieres superar los sucesos y situaciones del día, según la regla para la vida, primeramente reza. Pide apoyo y ayuda. Pronto experimentarás que no estás solo, que Yo, el Espíritu del Cristo de Dios, obro en ti. Lo que hayas reconocido y que está por solucionar, resuélvelo ahora, es decir, hoy, en la medida en que te sea posible. Lo que tan solo pueda ser resuelto mañana o más tarde, anótalo y conserva tus notas en el lugar de oración de tu habitación, de modo que las veas cuando te acerques al espacio en que oras. Te recordarán que tienes que solucionarlo que está pendiente de ser purificado.
Muy pronto experimentarás cuán provechoso es concluir cada día con Mi ayuda. Entonces pasarás a las horas del anochecer con la certeza de que Yo estoy contigo. Antes de irte a dormir, da las gracias al Padre eterno todopoderoso por tu vida en la Tierra y hazte consciente de que tú eres Su hijo, Su hija, a quien Él ama, tal y como Él ama a todos Sus hijos, más aún, a toda Su creación, a todo el infinito, incluidos los reinos de la naturaleza con su numerosas especies de animales y formas de vida. Con esta conclusión del día, dejas la noche y tu sueño en manos de Dios”.