Es inexcusable que los gobiernos de la República Civil no hayan terminado de construir la autopista que debe comunicar a Caracas con Barcelona. Para bautizar esa autopista se había propuesto, con sobrados méritos, el nombre de Rómulo Betancourt. Por respeto y en homenaje a la memoria de ese nombre tenían que haber concluido la autopista de Oriente. Una autopista con cuatro vías, dos para ir y dos para regresar. Con una hermosa jardinería en el medio y con hombrillos en ambos lados de la vía.
Esa autopista debía además tener en ambas direcciones estaciones de servicio bien dotadas, con facilidades para comer. Con baños limpios y bien mantenidos y con todo tipo de facilidades para los usuarios.
De Barcelona debía salir otra autopista con destino a El Tigre y a Ciudad Bolívar para conectar con la que va de Ciudad Bolívar hasta Ciudad Guayana. De Ciudad Guayana hacia el Sur, hasta la frontera con Brasil debería haber una carretera tipo A con todas las facilidades que hemos mencionado.
De Barcelona debe salir una carretera turística hacia Cumaná y prolongarse hacia Carúpano y seguir hacia Güiria. Esa sería una carretera llena de hoteles y de posadas. Una carretera bien iluminada y bien mantenida. Sin esos abominables policías acostados que dificultan la circulación y con atención policial eficiente para garantizar la seguridad de los viajeros.
Hacia occidente debería haber la manera de montarse en una autopista en Caracas que nos lleve hasta Maracaibo. Y desde Maracaibo bajar hasta San Cristóbal. Y tendría que haber una autopista de San Antonio del Táchira hasta San Cristóbal que sustituya a la vieja carreterita construida en tiempos del General Juan Vicente Gómez.
Desde San Cristóbal debe salir una autopista que conecte con la capital de la República y completar el tramo de autopista que va desde el Campo de Carabobo hasta San Carlos en el estado Cojedes.
Todo ese diseño vial se podría adelantar sin mayores compromisos fiscales para el Estado Venezolano. Gracias al sistema de concesiones, compañías especializadas se harían cargo de construir las autopistas y vías principales con el sistema de peajes y con el compromiso de mantener en óptimas condiciones a todas las carreteras y construir vías alternas para que puedan viajar los que no quieran o no puedan pagar peajes. Vías alternas en excelentes condiciones para la circulación.
Todo eso podemos hacerlo al servicio de Venezuela.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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