Lusail (Qatar), 7 oct (EFE).- Nadie dudaba de que lo conseguiría este fin de semana. Y la mayoría apostaba por una resolución este mismo sábado. Pero el neerlandés Max Verstappen (Red Bull) volvió a adelantarse a todo y a todos; y se proclamó matemáticamente campeón del mundo de F1, por tercer año consecutivo, antes de que acabase siquiera la nocturna carrera sprint disputada en el circuito de Lusail.
Al precoz e insaciable Verstappen, que hace una semana cumplió 26 años, le valía acabar sexto; o que su compañero de equipo, el mexicano Sergio Pérez no finalizase entre los primeros tres la prueba reducida. Y como quiera que ‘Checo’ tuvo que abandonar en la undécima de las 19 vueltas -después de que le sacaran de la carrera entre el francés Esteban Ocon (Alpine) y el alemán Nico Hülkenberg (Haas), que se habían tocado previamente- el astro neerlandés ya había certificado su tercer título seguido antes incluso de que concluyese la acción en pista.
Lo hubiese sido igual, porque le bastaba acabar sexto y fue segundo, por detrás del australiano Oscar Piastri, que fue quien ganó un sprint en el que el otro McLaren, el del inglés Lando Norris, acabó tercero. El español Carlos Sainz (Ferrari) fue sexto en una prueba reducida muy accidentada, que necesitó de tres entradas en pista del coche de seguridad; y su compatriota el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Aston Martin), que no pudo entrar inicialmente entre los ocho que puntuaron y se tuvo que conformar con el noveno puesto. Antes de que sancionasen con cinco segundos al monegasco Charles Leclerc (Ferrari), por lo que avanzó una plaza y sumó un punto.
Verstappen, que indicó a EFE en la rueda de prensa oficial de la FIA (Federación Internacional del Automóvil) que tuvo lugar este sábado en Lusail que «todo lo que» ha «conseguido supera con creces lo que hubiese imaginado» y que esto es algo «perfecto» para él, admitió, en la misma conferencia, que se enteró de la retirada de ‘Checo’ y de que ya era campeón del mundo mientras rodaba. Pero, al más puro estilo ‘Mad Max’, explicó que en esos momentos sólo pensaba en ganar el sprint.
A pesar de que admitió que, lógicamente, se tomará un par de copas, prometió que estará «de nuevo aquí» este domingo, cuando busque, desde la ‘pole’, su decimocuarta victoria de la temporada, que le dejaría a una sola de su propio récord de triunfos en un mismo curso. Talentoso y brillante; y pilotando el casi invencible coche diseñado por el estelar ingeniero inglés Adrian Newey, auténtico guru de la aerodinámica, ni él mismo sabe dónde tiene su propio techo.
Por si alguien tenía alguna duda, Verstappen ya había presentado su declaración de intenciones el viernes, cuando encabezó todas las tablas de tiempos, salvo la de la segunda ronda de la calificación; en la que hizo la única concesión de la jornada, al ceder una décima ante el inglés Lewis Hamilton (de Mercedes, quinto este sábado, por detrás de su compañero y compatriota George Russell).
Eso, antes de firmar, por la noche, la ‘pole’ para la carrera de este domingo -su trigésima desde que corre en la F1 y la décima de este curso-, y después de haber sido el más rápido, por la tarde, en el primer y único entrenamiento libre del cuarto de los seis fines de semana con formato sprint de la temporada.
En el ‘sprint shootout’, la calificación reducida, salió a asegurar, marcó el tercer tiempo y afrontó la prueba reducida, a un tercio de la distancia de la carrera dominical (es decir: 19 vueltas, para unos 103 kilómetros) por detrás de los dos McLaren, con Piastri arrancando primero y Norris, a su lado, en primera fila.
La calificación reducida había comenzado con veinte minutos de retraso, por un problema derivado del desgaste excesivo de algunos neumáticos durante el entrenamiento del viernes. Pirelli, el suministrador único, después de analizar los usados durante el citado ensayo, comprobó que aquellos que se emplearon durante más de 20 vueltas no reunían todos los parámetros de seguridad pertinentes, por lo que se decidió aumentar los límites de pista en dos de las 16 curvas del circuito de Lusail -la 12 y la 13-, en las que los ‘pianos’ que la bordean podrían ser demasiado corrosivos.
Por ese motivo, la dirección de carrera permitió que los pilotos saliesen previamente a pista durante diez minutos, con el fin de familiarizarse con el nuevo trazado. Y no se descarta que en la carrera de este domingo se obligue, de forma extraordinaria y como medida preventiva, a efectuar tres paradas para cambiar de neumáticos (normalmente, es obligatorio usar al menos dos compuestos diferentes, por lo que hay pruebas que se resuelven a una parada).
Alonso, cuyo compañero, el canadiense Lance Stroll -desquiciado el viernes-, quedó de nuevo eliminado en la primera ronda, había marcado el quinto tiempo. Pero se le anuló una vuelta, por sobrepasar los límites de la pista; y Fernando -tercero hace dos años, en el estreno de Qatar- afrontó el sprint desde la novena plaza.
El talentoso piloto madrileño -primer compañero que tuvo Verstappen, en 2015 (el año del debut de ambos) y en Toro Rosso, actual Alpha Tauri- lo hizo desde la quinta; y ‘Checo’ arrancó octavo.
Piastri salió bien; al igual que Sainz, que avanzó -asimismo con blandos- dos puestos, los que perdió Verstappen -con medios-, con el que el español intercambió tercer y quinto puesto justo antes de que se decretase coche de seguridad, a causa del accidente del neozelandés Liam Lawson (Alpha Tauri). Cuando Fernando también había avanzado dos plazas, de la novena a la séptima.
Poco después entró otro ‘safety car’, esta vez por la salida de pista del estadounidense Logan Sargeant (Williams) y en la tercera de las 19 vueltas; cuando ‘Checo’ era undécimo, por lo que no peligraba en exceso la fiesta de ‘Mad Max’, y Russell había tomado el liderato.
Luego llegó el accidente que le provocaron al bravo piloto tapatío entre Ocon y Hülkenberg.
Los neumáticos blandos comenzaron a resentirse y Piastri, con medios, había rebasado a un Russell que pedía entrar a cambiar las gomas y al que le quitaron la idea desde el puesto de control de su equipo -que le aseguraba que de hacer eso, no puntuaría-; por lo que, al menos, George salvó el cuarto puesto.
Verstappen, no satisfecho con saberse ya campeón del mundo, quería ganar. Fue segundo. No se puede tener todo en esta vida. Y en su caso, lo tiene casi todo.
Alonso, con los neumáticos blandos asimismo al ras, no pudo pasar del noveno puesto. Pero el domingo será otro día y el genio astur arranca cuarto en Lusail, en una carrera en la que los dos Mercedes de Russell y Hamilton saldrán segundo y tercero, con Sainz en la duodécima plaza de la parrilla y ‘Checo’ en la decimotercera.
Todos se agarrarán a la idea de que la fiesta de Max se prolongue hasta altas horas de la madrugada. Dará igual, porque la segunda edición del Gran Premio de Qatar arranca a las ocho de la tarde (las siete en horario centroeuropeo; las 18:00 horas GMT). Y, además, Verstappen puede ganar hasta con resaca.
Adrián R. Huber