Venezuela y su crisis moral-cultural

<Obviamente, el conocimiento público de que cada cual tiene un sentido de la justicia y de que puede confiarse en él como miembro de la sociedad plenamente cooperante constituye una gran ventaja para la concepción del bien de cada cual> . J. Rawls. Sobre las libertades. 1990. P. 61

La noción de crisis al igual que ideología suele nutrirse de ideas donde ángeles y demonios juegan con esos términos convirtiendo a los humanos en simples marionetas. En ellas bien y mal superan el libre albedrío. Los hechos registran crisis con algo cercano a criterio, desastre, punto de duda. Se sabe de esa palabra desde el padre de la medicina Hipócrates quien la utilizó como decidir o determinar la sanación partiendo de la descripción de 4 humores del cuerpo: flema, sangre, cólera, y bilis negra. Luego economistas, psicólogos, sociólogos y de otras profesiones la utilizarían como punto de decisión sobre lo que no debería perdurar. Siendo la idea básica de moral algo cercano a la conducta de los humanos pudiéramos indagar entre nuestra cultura venezolana sobre aquello o algo que nos defina constantes de la crisis moral que mostramos en este siglo como obstáculo para el bien común. Sobre manera desde el discurso político de quienes luego siendo gobierno aplican estrategias del mal como vía de control y reproducción del poder. No aparece en el ambiente otro término con mayor propiedad que crisis a los fines de poder decir con propiedad hacia dónde vamos o cuándo saldremos de este clima cultural del <sálvese quien pueda>, metáfora plenamente asociada con esa palabra. Dicho con más fuerza, aún no veo o percibo unos signos de cambio cultural en lo social para mejorar que permita decir “estamos superando la crisis”. Una idea clave para intentar resolver algo con seriedad pudiera ser responder esta interrogante: ¿Por qué no tenemos unidad de criterio y acciones puntuales en política como para sustituir todo aquello y a quienes nos hacen daño? Venimos de un proceso eleccionario de origen fraudulento y hubo quienes no lo vieron así, aún con datos explicativos desde el lado de lo que define o se presume es una cultura política correcta: su Constitución Nacional. Hubo indiferencia ante el llamado a votar salvo para quienes son tarifados o son débiles a los intercambios de votos por miseria, caso de los bonos presidenciales. Hay opiniones como la de J. Habermas en cuanto a sugerir que la percepción de un estado de cosas es un asunto teórico. Si aceptamos eso para Venezuela hablar de su crisis implicaría ponernos de acuerdo desde la ciencia social en distinguir cuál es la imagen de su situación problemática que mejor expresa su derrumbe institucional como para que sus habitantes acepten tal cosa pasivamente. En palabras más precisas, necesitamos una teoría por medio de la cual ubiquemos por qué y cuándo la arbitrariedad sustituye con fuerza toda regularidad democrática. Es decir por qué tipo de razones las acciones políticas o educativas no generan acciones rutinarias con resultados cercanos al bien común, pensemos por ejemplo en una unidad de criterios dentro de la diferencia y diversidad de opiniones de sus actores, lo que es común en cualquier sociedad democrática. Una teoría que nos invite a distinguir acciones sociales autónomas y libres de toda tutela militarista y autoritaria con miras a tener una mejor calidad de vida. Por supuesto, para ello primero tendría que existir una acción de resistencia activa y pacífica que le muestre a la sociedad que es posible vivir de otra manera y como seres civilizados. Por centrar algunas ideas: 1-Ante el abuso del comerciante o empresario inescrupuloso que se aprovecha de las ejecutorias autoritarias y pésimas políticas públicas abusando de los precios, por qué no aplicarle un bloqueo y no comprarle sus productos durante un mes. 2-Ante el gobernante parásito que solamente llega al cargo con la intención de medrar y robar, por qué no asistirle a sus escenas públicas o si se asiste abuchearlo y no legitimarlo en sus errores. 3-Cada vez que veamos un vehículo público con los familiares del gobernante haciendo uso indebido del mismo como cargando familiares del gobernante en asuntos personal es hacérselo saber a la gente cercana a nosotros en el lugar del evento. Recordemos que la crisis no vino de otro planeta, anidaba entre nosotros. Saque sus conclusiones.

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

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