Venezuela se bifurca: persiste la decepción e intolerancia política | Por: Luis A. Villarreal P.

 

Nada ajeno a la imaginación del pueblo ha ocurrido. Las circunstancias en torno al 10E son, lamentablemente, la proyección antagónica de una realidad política desconcertante. Y esta cruda situación, de continuar, no es sino la prolongación de angustias y sufrimientos venezolanos; no solo por insatisfacción de necesidades básicas relacionadas con la alimentación encareciendo y servicios públicos deficientes, sino debido al estado de afectación moral y espiritual acumulada; ahora  mostrando un cuadro no menos severo debido al tiempo deslizándose en nuestras vidas sin garantía de poder alcanzar las soluciones en el plazo deseado.

Se habló en exceso de «una sorpresa», abriendo las compuertas a la elucubración envuelta en disímiles esperanzas sobre el 10E fecha considerada como definitiva, ahora causa de suspenso y decepción; sobre todo en quienes siempre han venido procediendo e interpretando en base a alegorías y quimeras, levitando en sus apreciaciones y corazonadas; siempre haciendo esbozos y pinceladas emotivas para conseguir una peculiar y cromática pintura, tendiente a reforzar creencias agradables tan solo, en un cuadro alegremente abstracto.

Quienes pusieron a rodar la matriz de pan comido o de acontecimientos nunca vistos en el continente —donde destacan políticos y funcionarios y también periodistas de calibre—, en relación al cumplimiento de la promesa de Edmundo González —reconocido como presidente en ámbitos oficiales y políticos externos— de venir a juramentarse y ser investido como Presidente Constitucional de Venezuela, supuestamente acompañado no solo por expresidentes con membresía en el IDEA sino también con reconocidos e influyentes personajes aún en funciones de gobierno o ya nombrados para ello; no tuvieron la debida precaución de ponderar las circunstancias posibles de los recientes eventos ya consumados en parte.

El pueblo, además de las fake news desparramadas en YouTube, y de la ingenuidad robustecida por quienes todo lo veían llano, no ha pasado de ser presa de una efímera decepción. Pero ya ha excusado a los campeones de la algarabía, y comprendido las razones de ‘estrategia’ y buena fe de los incursos en ese cúmulo de opiniones tendientes a levantar el ánimo —incluso de parte del propio Edmundo y sus colaboradores inmediatos—, cuyo resultado final ha sido, no el de un conglomerado nacional tirando la toalla, sino el de un colectivo enorme sintiendo bajo sus plantas una firmeza de confiable apoyo; o sea, la realidad y los retos para superarla.

María Corina ha demostrado ante los más altos funcionarios del oficialismo su preeminencia, y ganado soterrado respeto. Ella porque sigue asumiendo la responsabilidad de una lucha formidable, controversial y peligrosa, donde hay intereses muy contrarios y acérrimos; y ellos, por considerarla sin embargo una verdadera contrincante frente a la cual ser implacables, pero con suficientes apoyos internos y foráneos capaces de serles contraproducentes si se actuara en su contra de manera desmedida o con todo el peso y capacidad oficialista.

Entre contentos, reafirmando supremacía, pese a las adversas y duras circunstancias de desproporción en la opinión pública, se encuentra un oficialismo homogéneo con férreo control de su poder

Su capacidad no ha dejado de asombrar al mundo porque su osadía sin límites no tiene parangón, en un abierto desafío al statu quo internacional con su determinación irrevocable de seguir al frente del gobierno.

La oposición —con muy escasas excepciones— al parecer ha optado por actuar en anonimato o asomándose por la hendija; simplemente esperando, tal vez, en imperturbable silencio, la intervención divina. Casi toda la dirigencia ha perdido la voz, dándose a la sospecha de haber estado esperando escépticos el 10E.

Edmundo González, consideró más propicio; vistas las infranqueables posibilidades de pisar el territorio nacional, por cuanto su seguridad y la de sus acompañantes estaba en inminente riesgo; esperar por mejores momentos para cumplir —aunque a destiempo— su propósito anunciado como ‘sorpresa’

De todos modos, se sigue esperando en los predios venezolanos, sin extrema relevancia, el cumplimiento de esa promesa tendiente a aclarar lo ocurrido el 28/7, y la significación de los eventos sucesivos vinculantes para la democracia venezolana.

Venezolanos de vanguardia

Confiados veníamos

y así continuamos. Sin apartarnos

de todo desafío

al deseo de cambio,

manifiesto por los venezolanos.

 

Lo acontecido ofrece

un punto de inflexión para cumplir

ansiosos los deberes

con nuestro gran país

que nos sigue clamando otro perfil;

 

la confortable atmósfera

de libertad, quehacer ciudadano

y acción inspiradora

en eficaz trabajo

colectivo, demostrándonos paso

 

a paso, y sin engaños,

cómo ir de las palabras a los hechos:

sembrando, cultivando

y cuidando parejo

¡la democracia, el poder del pueblo!

                                             L A V P

Dejar de luchar por Venezuela no es opción; no creer en las mejores soluciones, por considerarlas utópicas o inútiles frente al enorme tamaño de las dificultades, tampoco; dejar a la democracia sin dolientes, sería lo peor. Tratar de reafirmar la participación en los asuntos colectivos, de interés local, estadal o nacional, es la única actitud necesaria para ejercer la ciudadanía en pro del pleno bienestar, el progreso y ensanchamiento del Estado de derecho.

 

 

 

 

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