El debate sobre la ciudadanía y el rol que desempeña dentro de las sociedades democráticas se ha planteado en la academia desde diferentes ángulos. Hay quienes basan el papel del ciudadano dentro del ejercicio primario de ejercer como elector; otros lo sitúan en una actividad participativa como pilar fundamental de la estabilidad y calidad de la democracia. Hay quienes – como el historiador colombiano Eduardo Posada Carbó – invitan a reflexionar, lejos de las pasiones, sobre los retos que enfrenta en el mundo globalizado la ciudadanía, vista desde una óptico de monitoreo y control del poder.
El viernes pasado, el presidente de la Red Humanista por Latinoamérica (RedHL), Juan Galíndez, participó en un foro desarrollado en la ciudad de Valera que llevó por nombre: “Tecnopolítica: herramientas para la acción política”. En el evento Galíndez reflexionó sobre un tema en particular, el rol del ciudadano en la acción política.
Crisis y afanisis
Entre sus comentarios, Galíndez dijo que la coyuntura política que atraviesa Venezuela es un hecho inédito, tomando en consideración que el país cuenta con una población mayoritariamente joven, que solo tiene referencias de lo que fue una dictadura en el país o en otras latitudes.
“La gente habla de muchas cosas, pero sobre todo habla de crisis, y es aquí donde entra en juego un concepto que debemos manejar, la afanisis, que no es otra cosa que exiliar el deseo, siempre tiene una connotación de ansiedad, de no corresponderse lo imaginado con lo obtenido. La afanisis es una medida extrema, una forma de protección que al mismo tiempo te vuelve un zombie”.
Individualidad y bien común
Galíndez se preguntó: “¿Acaso ustedes no se preguntaron por qué en 120 días de protestas continuas no se tradujeron en la caída del régimen? Bueno, allí – quizás – para mucha gente comenzó a aplicar la afanisis en muchas personas”. Pero añade que para superar la coyuntura no debe quedarse el discurso, en la crisis, debe evolucionar a la acción.
“¿A quién le corresponde hacer lo que queremos ver todos? Las personas podemos querer cosas distintas, pero lamentablemente no todas están dispuestas a hacer lo necesario porque se está imponiendo el argumento de la individualidad, y si no se suman estas, nunca se llegará al bien común”.
La ciudadanía
Por esta razón Galíndez considera imprescindible impulsar el ejercicio ciudadano, entendido como el reconocimiento de una serie de derechos políticos y sociales que les permiten a las personas intervenir en la política de su nación. “Insisto: ¿Qué debemos rescatar? La ciudadanía”, entonó.
Crítica a la gestión
El presidente de la RedHL también apuntó la crítica hacia los dirigentes políticos que han conquistado – en elecciones – espacios gubernamentales. Enjuició que no es suficiente la formación política, sino también la formación en gestión pública. “Nos pasa que muchas veces nos esforzamos en ganar elecciones y, aunque las ganamos, cuando nos toca gobernar en espacio geográfico, nos quedamos cortos en gestión pública”.
La resistencia y la antipolítica
Galíndez calificó a la llamada “resistencia” como un movimiento de lucha con un valor incalculable, sin embargo, señala que si la “resistencia” quiere hacer política, debe tener claro que el reto es construir nuevamente la República.
“Decir: ¡Yo soy de la resistencia porque los políticos no sirven! Que Ramos Allup y Julio Borges se vendieron… señores, eso no es política, es la antipolítica. Sabemos que los partidos políticos no han avanzado lo suficiente para satisfacer las necesidades de la gente. Perdieron la credibilidad. Pero nosotros como ciudadanos debemos dignificar la política, y ello pasa por generar confianza desde la verdad, no tenemos que tenerle miedo a la verdad”.
Prosiguió enjuiciando Galíndez: “hablar de organización, quién les dijo que organizarse es armar de la mejor manera una bomba molotov, que debe llevar unos clavos así en el fondo, que tiene que llevar no sé cuánto de este combustible y tanto del otro… Aquí se llegó a decir que la resistencia superó a la dirigencia política. ¡Tampoco así! (…) lamentablemente y de manera errada le apostamos a una salida rápida no democrática y por ende no pacífica. Señores, la República no existe si no existe el ciudadano, el ejercicio de ciudadanía”.
¿Qué puede hacer el ciudadano, más allá del voto?
Para el presidente de RedHL, la democracia no se agota con el voto. Insiste que toda forma de democracia tiene un principio electoral. “Pero en una democracia donde las elecciones están viciadas no se puede hablar de una democracia electoral; yo creo que nadie que defienda la democracia electoral está defendiendo una farsa electoral, así que ahí el papel del ciudadano debe ser precisamente monitorear las elecciones para que sean limpias, libres de fraudes, corrupción, y están esas funciones de informarse debidamente para procurar que la calidad de la representación sea buena”.
¿Qué rol juegan los partidos?
Galíndez cree que en términos generales, la real crisis de los partidos es un tema universal. Pero aún así, concebir una democracia sin los aglutinantes de intereses colectivos, que son los partidos, lo ve bastante difícil. “Tenemos que concretar una transformación de los sistemas de partidos, para que no colapsen y se transformen. Será la monitoría ciudadana la que velará por sus propios partidos (…) Insisto, los partidos políticos son la forma de representatividad de los ciudadanos (…) La forma de hacer política evolucionó, la comunicación es un elemento fundamental, hay que escuchar al ciudadano”.
PERFIL
Juan Galíndez, presidente de la Red Humanista por Latinoamérica – Venezuela
Licenciado en Administración de Empresas egresado de la Universidad Bicentenaria de Aragua. Forma parte del grupo de consultores políticos de la Fundación Konrad Adenauer para América Latina, con ponencias en Guatemala para Centro América (Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Costa Rica) con los temas: activismo, cómo hacer llegar el mensaje de la campaña y movilización, desde la estrategia nacional a lo local en campaña terrestre. Y en México para la campaña de Josefina Vásquez Mota del Partido Acción Nacional (PAN). Además de ser presidente de la Red Humanista por Latinoamérica, organización internacional dedicada a la defensa de la democracia, el humanismo y los derechos humanos en el continente.