Isaías Márquez
Experimentamos a diario cómo una indigencia poblacional, que conlleva incluso acciones vandálicas, ostenta en nuestra Venezuela hasta en zonas otrora exclusivas: bolsas de basuras y desperdicios alimenticios rotas y esculcadas en busca de desechos para alimento o de alguna chatarra para negociarla en virtud de la megacrisis que ya por más de unos diez años ha generado el régimen castrochavomadurista a manos de don Nicolás Maduro Moros, quien pretende una autorreeleción/usurpación para los comicios 2024 venideros a cambio de oprimir al país con su actitud ruinosa de engaños y mitomanías mediante un porte mendaz y cínico sobremanera, apoyado en la tesis suprarrealista de un supuesto magnicidio, así como de conjuras exógenas en las que se hallarían involucrados sus desafectos. Actitud suya fundamentada en el principio de Göbbbels sobre “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, quien con el “Reich” en llamas y la “Wehrmacht” en retroceso evidente, lograba hacer creer a amplios sectores del pueblo alemán que la victoria era posible, es lo que el régimen opresor aplica mediante su ejercicio y promoción de farsas tan irónicas e intimidantes hacia los venezolanos.
Y, es así como tenemos a un país que ocupa el tercer lugar a escala mundial de inflación más alta, pues ha cerrado 2023 con la tercera tasa más alta del mundo, en cerca de un 192 por ciento; resultado que, junto a la de Argentina, la nuestra es la tercera más alta del planeta, aunque pareciera con respecto del año anterior (de un 305 por ciento en 2022), haberse desacelerado. Disminución sobre la que gravita: la contención del tipo de cambio (SMC), así como la estrategia BCV de mantenerlo fijo a fin de “contener las expectativas de variación de precios y frenar la escalada de estos”, según OVF.
Según Arthur Okun, “Venezuela está entre las economías más miserables del mundo para 2023”.