Por: Luis A. Villarreal P.
«Todos los factores responsables, empezando por la Conferencia Episcopal Venezolana, plantean la necesidad de refundar a este país destruido y en ruinas […] Esto trasciende cualquier cálculo electoralista. Tampoco puede estar subordinado a la candidaturitis aguda en distintos medios jerárquicos de las estructuras político-partidistas».
Oswaldo Álvarez Paz
Evidentemente vivimos circunstancias difíciles de procesar. A Venezuela le llueven situaciones tan contradictorias y desconcertantes que nuestras ilusiones se esfuman como fuegos artificiales. No hemos terminado de darnos ánimo con una que otra ‘opción esperanzadora’ cuando esta resbala o rebota porque siempre aparece alguna carta inesperada en el tapete. Por parte del oficialismo hegemónico o de quienes han figurado en la ‘oposición’.
Las detenciones y persecuciones tienen a las elecciones y al diálogo en entredicho, y la confusión promueve desánimo y entreguismo
Lo acontecido en la 77° Asamblea Anual de Fedecámaras —organismo que es uno de los factores principales del país, una de las ‘fuerzas vivas’— ha dejado estela de decepción. Su presidente Ricardo Cusanno, al ‘corresponder’ la presencia de la representante oficialista en ese evento —del gremio empresarial vapuleado por quienes ostentan el poder—, le dio por hacerle una exaltación ‘histórica’; diciéndole con indulgentes palabras lo que podrían hacer por el país. Pero su nuevo presidente Carlos Fernández, ha comentado: «sin el sector privado no habrá recuperación económica». “Si no hay gasolina, gas ni luz privará el instinto primario del hombre: sobrevivir».
El obispo auxiliar de Caracas, Ricardo Barreto, cumpliendo con la determinación de la Iglesia Católica —factor importantísimo en la Oposición nacional, con su legítimo accionar político— expresó las palabras oportunas y coherentes —con valentía— y además leyó un mensaje epistolar de la Secretaría de Estado del Vaticano dirigido por el cardenal Pietro Parolin al gobierno cuestionado, reclamando bienestar y libertad para el pueblo venezolano con la realización de ‘una negociación seria, limitada en el tiempo’. Este esfuerzo del monseñor Barreto exasperó la actitud oficialista que ha reaccionado como de costumbre, despotricando de la misiva y rechazando la ‘intromisión’ de la Iglesia.
Delsa Solórzano, replicando lo dicho por la vicepresidenta en la asamblea de Fedecámaras —que le pedía a representantes de la Iglesia (allí representada) despojarse de las sotanas para que ‘hicieran política’—, en apartes declaraciones, solicitó a militares dejar su uniforme para que allanaran la política, pero no destacó la posición de la Iglesia en su minuto estelar.
Daniel Ceballos —’opositor’ que de alcalde pasó las de Caín con el régimen—, ahora le han visto deportivamente en convenimientos con el oficialismo, buscándose ‘afanosamente’ la gobernación del estado Táchira, sin la anuencia estatutaria de ‘su partido’ Voluntad Popular Activistas. Por tal razón —según Sergio Vergara, diputado— solicitan su expulsión del partido más perseguido.
«Me cuesta mucho entender a algunos compatriotas de buenas trayectorias en la vida democrática, aferrados a esquemas que los colocan del lado de la dictadura. Ya uno no sabe si es de buena fe o son calculadas operaciones para beneficios personales, materiales o políticos, pero siempre sospechosos. Lo cierto es que hacen daño y desnaturalizan la lucha necesaria en la hora actual.»
Oswaldo Álvarez Paz
María Corina Machado, sostiene que Borrell quiere usar a la UE para legitimar a Maduro, y que «Las elecciones no resuelven los problemas de la población».
Las maniobras del oficialismo —y de aquellos que le hacen el juego desde el sector opositor— destacan la característica de quienes no nacieron para hacer política sino todo lo contrario: causar frustración y miseria, el extravío del país.
El presidente Biden insiste en que ‘de las filas opositoras no debe quedar nadie por fuera’. Esto favorece la permanencia del G4 y, con ello, la sobrevivencia del ‘gobierno interino’, y de su reconocimiento internacional. No obstante, tendrán que demostrar —estos privilegiados partidos— cohesión y coherencia en su desempeño frente al diálogo y las elecciones pautadas para el 21/11.