Yanara Vivas SNTP 6961 /CNP 16770
Las despedidas al cardenal Baltazar Porras Cardozo, desde la Arquidiócesis de Caracas, grupos pastorales y quizás el poco conocimiento sobre el Derecho Canónico, han despertado preocupación entre quienes le apreciamos y respetamos, ante el temor de un retiro de la vida púbica.
Nada más alejado de ello, por el contrario, ¡Venezuela tiene cardenal Porras para rato!
Resulta que en el canon (o artículo) 401.1 del Derecho Canónico “Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”.
Siendo la aplicación de esta norma canónica, lo sucedido con el cardenal Porras Cardozo, pasando de Arzobispo a Obispo Emérito de Caracas, como también lo es de la Arquidiócesis de Mérida, siendo como cardenal, junto al también cardenal Diego Padrón, la autoridad y representante del papa en el país, además de consejero de quien continua su legado como Arzobispo de Caracas, Monseñor Raúl Biord.
En cuanto al nombramiento como “Legado Pontifico para el Congreso Eucarístico Internacional de Quito”, debe entenderse como “Delegado o Representante del papa” para el encuentro católico, a la que debe acudir un cardenal reconocido tanto en Roma como en el continente donde se realice la actividad, y la verdad es que nuestro cardenal Porras cumple y supera ampliamente esos requisitos.
Por tanto, el cardenal Porras será el representante del papa Francisco en el Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024, en Ecuador del 8 al 15 de septiembre de este año, “en el 150° aniversario de la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús”; que cerrará con “la Statio Orbis” y en la cual se anunciará la sede del próximo evento, que tendrá lugar en cuatro años” según informó la Prensa del Vaticano.
El próximo viaje del cardenal y el paso del Báculo Pastoral, en medio de una situación sociopolítica del país, han sido “coincidencia”, oportuna o inoportuna según el lado del cristal desde donde se observe, pues para nadie es un secreto el respeto que el cardenal Porras recibe en los diferentes sectores del país, incluyendo los políticos.
Pero lo cierto es que el integrante del Sacro Colegio Cardenalicio, estará alejado, solo geográficamente, de Venezuela por unos días cumpliendo sus deberes y el alto honor concedido, pero pendiente de sus labores pastorales en el país, entre las que se encuentra la Canonización del Doctor José Gregorio Hernández, contando para ello con gente de Mérida, Caracas y todo el territorio nacional, porque el Legado Arzobispal del Cardenal Porras tiene arraigado a la fe, el tricolor patrio.
Fotos Cortesía
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