En medio del traslado que este jueves 30 de abril realizó el gobierno nacional hacia las ciudades de origen de migrantes venezolanos en retorno, estos manifestaron no ser maltratados en los albergues, pero indicaron que recibían raciones pequeñas de comida
Este jueves 30 de abril un grupo de 1.576 migrantes venezolanos en retorno fueron trasladados desde los Puntos de Atención Social Integral (Pasi) de San Antonio, municipio Bolívar y Ureña, municipio Pedro María Ureña de la frontera tachirense, hacia sus ciudades de origen para culminar la cuarentena preventiva de coronavirus.
Mientras esperaban en los autobuses, algunos venezolanos conversaron con los medios de comunicación, manifestando su satisfacción por regresar a sus ciudades de origen. Aclararon que no fueron maltratados en los refugios, aunque recibieron poca comida.
Luis José Mejías es de Barquisimeto, estado Lara. Manifestó que en el Pasi donde se encontraba los atendieron bien, aunque recibían poca comida. Se siente contento de que volverá a su tierra después de tiempo sin ver a su familia, pues considera que es “mejor pasar roncha en su casa”.
Indicó que algunos colombianos le cerraban la puerta en la cara por las acciones negativas de otros venezolanos. “Hay venezolanos buenos y malos, por uno pagan todos. Cuando llegamos al refugio nos separaron por estados, al llegar daremos un abrazo a nuestros hijos, a nuestra familia, compartir con ellos porque tenemos tiempo sin verlos”, dijo.
Diego Antonio Moreno es del municipio Guásimos del estado Táchira. Tiene 17 años de edad y desde hace más de un año vivía en Valledupar – Colombia, trabajando en reciclaje de plástico. Se fue de Venezuela buscando mejor alimentación, pues estaba pasando hambre con su familia.
Indicó que algunos funcionarios policiales los tratan mal verbalmente, alegando que se escaparán de los Pasi. “Los policías nos están tratando muy mal y nos están amenazando con que nos queremos escapar, no nos queremos escapar nos queremos ir a nuestras casas. Nosotros nos cuidamos más que la gente que está aquí del coronavirus, porque no nos queremos morir afuera”, expresó.
Xiomari Jiménez tiene 20 años de edad, también es de Barquisimeto. En Colombia trabaja en una cantina, y ese dinero le permitía vivir y enviar a su familia, pero al quedarse sin trabajo por la cuarentena del coronavirus, no pudo seguir cancelando el alquiler de la vivienda y se tuvo que regresar.
“Me fui porque soy una madre soltera y me tocó para trabajar por mi hija, me fue bien gracias a Dios lo que pasa es que es difícil, hay personas bien y hay personas malas que le cerraban las puertas a uno como si fuera un perro. Trabajaba en una cantina y me alcanzaba”, destacó.
En los Puntos de Asistencia Social Integral de la frontera tachirense con Colombia aún quedan 1.100 venezolanos, según informó el enlace del gobierno nacional en la entidad, Freddy Bernal.