Valores democráticos | Simón Alberto Consalvi | Por Ramón Rivasaez

 

Este ilustre merideño nació el 7 de julio de 1927 en la localidad de Santa Cruz de Mora y falleció en Caracas el 11 de marzo de 2013, luego de distinguirse como ciudadano defensor de la democracia y la libertad a través de altas responsabilidades al servicio del país.
Luchó en defensa de las libertades públicas, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y por sus ideales civilidad fue preso y torturado en la tenebrosa Seguridad Nacional, la policía política del régimen de facto que depuso al presidente constitucional Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948.                      Simón Alberto Consalvi, a raíz del golpe de estado contra Gallegos, se incorpora a la clandestinidad al lado de su mentor político, el poeta Leonardo Ruiz Pineda, que, seis años después, en 1952, fue vilmente asesinado por la SN en San Agustín del Norte, Caracas.
Ambos hechos resultaron terribles para el joven merideño que se había inscrito en la UCV, a fin de cumplir con su propósito, cursar periodismo. Sigue en la clandestinidad, pero la trágica muerte de su amigo, Ruiz Pineda, le marcó su vida, y, al poco tiempo, cae preso y es torturado por los esbirros de la SN.  Por gestiones de amigos, el futuro diplomático es obligado a salir de Venezuela;  viaja a La Habana, donde lucha igualmente por la democracia en contra de la dictadura de Fulgencio Batista. Desde allí viaja a Nueva York, donde realiza una maestría en periodismo en la universidad de Columbia.
Al enterarse de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, retorna a Venezuela a los seis días y milita nuevamente en su partido social demócrata -AD-, formación que se alista a participar en las elecciones que obtiene mayoritariamente el presidente Betancourt, quien le invita a participar en su gobierno.
Antes, funda junto al doctor Ramón J, Velásquez, el diario El Mundo; desempeña la dirección de las revistas Elite, Momento, Bohemia y es el jefe de la sección internacional de El Nacional.
Consalvi es designado luego presidente del Inciba, (Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes); crea la editorial Monte Ávila, de gran labor; la Biblioteca Biografica Venezolana, la revista Imagen, la biblioteca Ayacucho; su obra y política cultural trasciende los linderos nacionales, para ello cuenta con el apoyo de los poetas Juan Liscano Velutini y de Guillermo Sucre Figarella, que le garantizan su éxito.
En 1962 el presidente Betancourt le envía de embajador en Yugoslavia,  su misión es tan exitosa que el presidente Broz Tito, le condecora.
En 1965 y en 1974, ejerce la dirección de la OCI (Oficina Central de Información), al finalizar 1974 es el representante de Venezuela ante la ONU en Nueva York, y ministro de Relaciones Exteriores en dos ocasiones;  desempeña también el ministerio del Interior, durante el gobierno de Jaime Lusinchi. En el segundo mandato del presidente Pérez, en 1989, es embajador en USA.
Consalvi no solo fue periodista de gran vuelo, sino historiador; escribió sobre el presidente Rómulo Gallegos, Augusto Mijares, José Rafael Pocaterra, entre otros notables civilistas y demócratas venezolanos.
Un hombre cuya misión fue luchar sin pausa por la democracia, la civilidad y la libertad. Al morir en el 2013 ejercía la dirección editorial de El Nacional, con toda la sapiensa adquirida a lo largo   de una admirable trayectoria como demócrata sin par.
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