Valores democráticos | Pedro Rincón Gutiérrez | Por: Ramón Rivasaez  

 

Dedico a Anuar Saldivia Najul.

Si alguien se preocupó y ocupó por el destino y preservación de la institución universitaria fue el doctor Pedro Rincón Gutiérrez (Cañada de Urdaneta 24 de julio de 1923-Merida 07 de julio 2004); este ilustre venezolano fue un paradigmático defensor de la universidad y su relevancia en el desarrollo holístico nacional.

Nacido en la zona metropolitana de la capital zuliana, Pedro Rincón Gutiérrez, muy pronto perdió a su padre, y su progenitora Vestalia Gutiérrez, le internó en la localidad tachirense de Táriba, de donde pasó a Mérida al cuidado de los Salesiano y después de los jesuitas; formado en el catolicismo ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes. De muy escasos recursos se vio obligado a dar clases a sus compañeros para poder sufragar los gastos de manutención en la capital andina, al tiempo que avanzaba en su carrera de medicina; ingresó a la ULA el 41 de octubre de 1941 y egresó en 1947, tras recibir el premio Rafael Rangel, otorgado por sus profesores.

La dictadura de Marcos Pérez Jiménez le sorprendió cuando apenas debuta en la docencia universitaria en la ULA, donde inició un periplo meteórico de realizaciones en pro de la ciencia; dio clases en varias cátedras de la carrera de medicina; fundó la cátedra de farmacología y semiología; creó la Maternidad de Mérida y la convirtió en instituto modelo de asistencia médica de gran calidad; reorganizó la cátedra de fisiopatología; dictó las cátedras de obstetricia y clínica ginecológica.

Tras la caída de la dictadura de MPJ, fue designado rector de la ULA el 4 de febrero de 1958. Entonces, comenzó una gestión memorable para la universidad venezolana, la dotó de un patrimonio esencial; propuso la ciudad universitaria, la creación de núcleos en Trujillo y Táchira; creó facultades, escuelas, centros de investigación, contrató eminentes docentes de diversas nacionalidades; se convirtió en un mecenas, llamó a los artistas a trabajar con él; modernizó la universidad e hizo de ella el reino de las luces, la libertad y el reencuentro para la paz, el afecto, la confraternidad y la convivencia, y, por supuesto, la democracia, fue el símbolo que brilló por siempre. Mérida se transformó en la ciudad universitaria de Venezuela.

Durante 22 años el doctor Pedro Rincón Gutiérrez, ejerció el rectorado de la ULA, luego de varios periodos fructíferos en que fue reelegido; a la par que la universidad fue sede de relevantes eventos internacionales y luego de haber aportado miles de profesionales al desarrollo y prosperidad de la Venezuela del futuro en el campo científico y humanístico.

La democracia venezolana se fortaleció con  el brillante desempeño del doctor Pedro Rincón Gutiérrez,  al frente del alma mater, que se erigió en la forjadora de un pensamiento democrático y universal, a la luz del pluralismo, el debate de las ideas, la discusión abierta, el derecho a disentir, el respeto a la dignidad humana, la defensa del estado de derecho, gracias a la autonomía universitaria de la que este zuliano fue un celoso guardián.

Al final de su notable carrera profesional fue nombrado por el presidente Caldera ministro de Sanidad, cargo que ocupó entre el 24 de noviembre de 1995 hasta el 19 de marzo de 1997.  Un valor democrático reconocido por todos, porque fue un hombre que amó entrañablemente a su país.

 

 

 

 

 

 

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