Valores democráticos | Pedro León Zapata | Por: Ramón Rivasáez

Dedicado a Raúl Díaz Castañeda

Este artista nació en la localidad andina de La Grita (Táchira) el 27 de febrero de 1927 y falleció  en Caracas el 6 de febrero  de 2015, luego de constituirse en uno de los caricaturistas más notables de Venezuela  en el siglo XX e icono de la expresión gráfica  de Hispanoamérica.

Un venezolano excepcional que terminó su bachillerato en el Liceo San José de Los Teques, estado Miranda e ingresó en 1945 a la Escuela de Artes Plásticas de Caracas; dos años después viajó a México donde cursó en el Instituto Universitario Politécnico y posteriormente es admitido en el taller de David Alfaro Siqueiros en Ciudad de México, y se relacionó  con el muralismo mejicano.

En 1958 retornó a su país e ingresó a la Facultad de Arquitectura de la UCV, como docente en la cátedra de Dibujo; antes de viajar a México Pedro León Zapata se estrenó en el arte de la caricatura en la publicación humorística Fantoches dirigida por el poeta y periodista Aquiles Nazoa, que le dio a conocer en los círculos intelectuales del país; en los años sesenta se integró al Grupo de artistas de La Barraca de Mariperez; no obstante, su consagración es en 1964 al ingresar al diario El Nacional que le convierte en su caricaturista estrella e institucionalizo la caricatura como el editorial del periódico   más influyente de Venezuela.

Ese editorial gráfico realizado por Zapata,  fue una especie de  radiografía del país político, cultural, social y económico que transmitía la sensibilidad de un artista que respiraba al ritmo poético de quienes perciben más allá de la mirada nerviosa y perdida del instante que observó Baudelaire, según Sartre.

Ser el caricaturista de El Nacional catapultó a Zapata  a ser la voz del peatón, de la Coromotico de los cerros de Caracas, del excluido, de los que estaban más lejos del poder,pero también a manejar el látigo de la ironía, mordacidad y la sátira política hacia aquellos que, con los votos de la comunidad, se han distanciado de ésta e hicieron mutis al momento de cumplir sus promesas electorales. Zapata fue feroz crítico de las impostura de los personajes públicos; un defensor de Venezuela y sus artistas; a propósito cuando nuestro Adriano González León, ganó en Barcelona, España, el premio internacional  de novela Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, Pedro León publicó su Zapatazo dedicado a resaltar el acontecimiento literario que enorgullece a las letras del continente americano.

Zapata,hijo de un viejo coronel andino, fue un artista múltiple,pintor, periodista, hizo radio, tv; pronunció conferencias, diseñó vestuarios y escenografías para el teatro, dirigió publicaciones humorísticas, escribió la pieza «Venezuela Heróica »  y hasta concejal en la cámara municipal de Caracas en representación de los artistas y de los olvidados de toda la vida.

Entre sus aportes a la cultura venezolana, Zapata nos legó un gigantesco mural de cerámica denominado «Conductores de Venezuela » de más de ciento cincuenta metros cuadrados de superficie,ciento cincuenta  metros de largo y once y medio metros de altura; utilizó 40 mil lozas, de 20 x20 centímetros y fue realizado en torno al perímetro del muro de contención  que cubre el límite Norte de la ciudad universitaria que la separa de la autopista Francisco Fajardo.

Zapata montó sus exposiciones de caricaturas, por ejemplo, Las Batacanas (1970); Revolucionarios, jijosdelapelona (1972); 80 dibujos taurinos (1974); Guerra es guerra (1974); Todo el Museo para Zapata (1975), en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber de Caracas.

Por su labor cultural, Zapata recibió en 1967 el premio Nacional de Periodismo, en 1974 y 1978 el premio municipal de Periodismo, en 1980 el premio Nacional de Artes Plásticas, entre otros reconocimientos a su amplia trayectoria artística.

Como ser humano sensible, fue un artista sencillo, sin alardes de divo; afectuoso,  profundamente enamorado de Venezuela, en donde amó su arte y sobre todo luchó porque la justicia social  dignificara a todos sus habitantes; la democracia no fuese letra muerta; un civilista de primera fila.

 

 

 

 

 

 

 

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