Valores democráticos | José Vicente Abreu | Por Ramón Rivasaez 

 

Nació José Vicente Abreu en la localidad de San Juan de Payará, estado Apure el 20 de junio de 1927 y falleció en Caracas el 3 de abril de 1999; fue periodista, escritor y demócrata hasta el final de sus días, luego de sobrevivir a Guasina y a la Seguridad Nacional de Marcos Pérez Jiménez en la década de los cincuenta del siglo XX.

Abreu hizo sus estudios primarios y parte de la secundaria en tierras llaneras y la  concluyó en Caracas, donde ingresó a la UCV para cursar periodismo y paralelamente en el antiguo Pedagógico, alli se inscribió en Castellano, Literatura y Latín; al mismo tiempo militaba en las filas de la juventud de AD.

Conoció de cerca a los  líderes Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevali y Antonio Pinto Salinas; eran los días del gobierno democrático del presidente Rómulo Gallegos; el golpe de estado le sorprendió  cuando concluía las carreras de periodismo y de castellano y literatura. De inmediato se suma a la clandestinidad en apoyo a Leonardo Ruiz Pineda, designado secretario general de AD en la resistencia; sin descuidar sus estudios en la UCV y en el Instituto Pedagógico Nacional, de los cuales egresó en 1949.

Un año después, Abreu  se destacó en  la lucha que libró la juventud de AD contra la dictadura de MPJ, pero  a los pocos meses cayó en manos de la policía política, la Seguridad Nacional (SN) y conducido a sus calabozos, donde sufrió abominables torturas.En 1951 es trasladado al campo de concentración de Guasina, en una lejana isla ubicada  en el Delta del Orinoco, lugar inhóspito y siniestro, poblado de serpientes venenosas y toda clase de insectos. Allí es nuevamente torturado; sometido a los peores vejamenes que puede soportar un ser humano; muchos no sobrevivieron a los maltratos. De su penosa experiencia allí nació su libro Manifiesto de Guasina (1959); en ese texto relató que fueron llevados 447 detenidos en el vapor Guarico de la Compañía Anónima Venezolana de Navegación; apretujados, les prohibieron los lápices; nadie podía escribir, estaban condenados a trabajos forzados y por ende a la muerte irremediable.

Abreu contó que las torturas «parecían fantasmas; nos embrutecian y los ojos danzando en las cuencas profundas, en el vacío, en un lugar remoto que nunca conocimos». «Nos enviaban a Guasina para morir», confesó.    Tras la inundación de la isla por una crecida del Orinoco, el penal fue clausurado y los presos políticos fueron reubicados en la cárcel de Ciudad Bolivar, donde permaneció hasta que fue liberado y expulsado del país en 1957. Se refugió en México, nación que le otorgó  asilo como perseguido político.

En 1958, caída la tiranía, Abreu retornó, pero su ideal político había cambiado; ahora militaba en el PCV, quizá su relación con el poeta venezolano Carlos Augusto León, también exiliado en México, su influjo, hizo que su pensamiento girara más hacia la izquierda;  entonces, comenzó su labor periodística al frente de Tribuna Popular, vocero de los comunistas. Su trabajo duró poco pues en 1960, el periódico fue clausurado, y su jefe de redacción procesado en 1962 por su participación en la sublevación del Carupanazo del 4 de mayo de ese año. Un tribunal militar le condenó y permaneció varios años en el cuartel San Carlos de Caracas; al cumplir su pena viajó al exterior y vivió en varios países, entre ellos, Rusia, la hoy República Checa y Bulgaria, en cuya capital, Sofía, ejerció la docencia universitaria en la enseñanza de la literatura venezolana.
Años después regresó a Venezuela, siendo designado director de la imprenta de la UCV y finalmente docente en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG).
Publicó 29 libros, de ellos, destacaron, el ya mencionado Se llamaba SN, Guasina, y las biografías de Rómulo Gallegos, y de sus amigos Leonardo Ruiz Pineda, Vicente Emilio Sojo, Alberto Carnevali, y Antonio Pinto Salinas. Pese a su controversial militancia partidista José Vicente Abreu, fue en la profundidad de su pensamiento un auténtico demócrata, y sus libros así lo confirmaron; además de una vida que dedicó a ser justo con los demás, a mostrar su solidaridad con la causa de la libertad.
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